Cervantes, cuando vivía, nunca llegó a darse cuenta de que era Cervantes. En sus momentos más optimistas, y ya al final de su vida, creyó que por fin se había convertido... en el autor de un best-seller.
Aunque algo se sospechaba... tal vez. No estoy seguro.
3 comentarios:
Es curioso el paralelismo con el bestsellero contemporáneo Stieg Larsson, que parece ser que murió de un ataque al corazón sin sospechar que vendería millones de copias. Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio, pero que le quiten lo bailao a los herederos del tal Larsson.
De hecho, él se firmaba Cerbantes, por lo que, efectivamente, no se dio cuenta. Para eso, luego, los académicos.
O a John Kennedy Toole, el autor de "La conjura de los necios", que se suicidó por que no era capaz de encontrar un editor que publicara su obra, y ganó el Pulitzer post mortem.
Insuperable.
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