Querido Juan Marinello: salí de España en guerra porque quería conservarme libre y comprendí que no podía (*). Yo no voy atado ni empujado adonde me quieran llevar. Soy tan libre como usted o un poco más, ya que no soy político y no adquiero compromisos. No he querido nunca, ni en mi España ni en su Cuba, ni en ninguna parte, levantar el puño, esclavo, a los esclavos que lo levantan, ni estender la mano, esclava, a los esclavos que la tienden. Usted verá, ya que es más joven que yo y vivirá mucho más, por su suerte o su desgracia, cómo muero, cómo salgo de la vida, como salí de España, libre.
Juan Ramón Jiménez, Guerra en España, edición de Ángel Crespo revisada y ampliada por Soledad González Ródenas, Granada, Point de Lunettes, 2009.
(*) El relato pormenorizado de las circunstancias que rodearon su salida de España, el 22 de agosto de 1936, se encontrará también en otros lugares de este mismo libro.
10 comentarios:
Al final murió de amor. Es decir, de lo que había vivido.
Es curioso (aunque quizá no raro, vista la orientación ideológica que el titular del blog no oculta) que se destaque, y con el título que se hace, un fragmento de texto de JRJ que no deja claro el apoyo explícito que tantas veces manifestó a la República y su gobierno. Parecería que se quiere dar a entender, sin decirlo, que los condenaba. Vaya aquí un ejemplo de lo que él verdaderamente dijo al respecto (y podrían aportarse fácilmente docenas de ejemplos más), para que quede claro y sin ambigüedades lo que verdaderamente debiera explicar, si pretendiese ser objetiva, una entrada con el título que ésta lleva:
"Pido aquí, y en todas partes, simpatía y justicia, es decir, comprensión moral para el Gobierno Español, que representa a la República democrática ayudada por todo el Frente Popular, por la mayoría de los intelectuales y por muchos de los mismos elementos conservadores. Si el Gobierno Español se sintiera alentado por esta justicia y esta simpatía universales, podría acelerar la verdadera victoria, en la que los amigos del mejor destino de España confiamos, y a la que esta España tiene pleno derecho. Y pensad bien que esta victoria no sólo sería de España, sino del mundo. Esta victoria pondría a España en condiciones de desenvolver pacífica, ejemplar y concientemente su lógica evolución social, con arreglo a su propio jenio y carácter, sin dependencia política de otros países; y evitaría, quizás, con su ejemplo, la guerra del mundo, que en estos momentos está ya aguzando sus filos más espantosos".
Son palabras suyas en Nueva York, 1936. Ahora compárelas quien lea con lo que en la entrada se recoge, y con el título (nada inocente, en mi opinión) que lleva la propia entrada, y saque cada uno sus conclusiones.
En efecto, el título de la entrada está puesto con toda la intención. Pretende llamar la atención sobre la contradictoria postura de JRJ ante la II REpública. Por un lado, la defiende; por otro, le resulta imposible vivir en ella. Quizás la contradicción se explica si pensamos que JRJ defendía una República que jamás existió, o si existió, dejó de exisitr el 18 de julio del 36.
La postura de JRJ acerca de la 2ª República nunca fue "contradictoria", sino perfectamente clara. No creo que el texto que ya he aducido suscite ninguna duda. Ahí va otro, éste de su "Tiempo", escrito en 1941 aunque no publicado hasta 1986:
"Qué bello el heroísmo del hombre cultivado y sereno, qué feo el del hombre bruto y revuelto. Bruto revuelto que deja morir del cárcel a Julián Besteiro, el ecuánime, que caza al hombre honrado y sensitivo que se refujia por necesidad en otro país y lo ahorca o lo fusila, como los dictadores de España, los vengativos, a este bueno y honrado Cipriano Rivas Cherif, entre otros que no conocí personalmente. Qué bien se portó Rivas con nosotros en aquel agosto de 1936. Gracias a su buen ánimo jeneroso y a la libre comprensión y noble dilijencia de Manuel Azaña, pudimos salir al aire más libre, entonces, del mundo, ya que en el de España (...), nos ahogábamos. No olvidaré nunca aquel salón amarillo con vistas a Guadarrama humeante donde Azaña, sereno y sonriente, no parecía un preso; y con qué pena dejé a algunos de los que dejé en Madrid, que hubiera querido llevarme conmigo. Aquí tenéis, casticistas, la tan cacareada “reciedumbre” de España; Azaña muerto de tristeza, Besteiro de ingratitud, Rivas de venganza, en nombre de lo castizo.
Qué diferencia entre estos hombres de alma pequeña y oscura que hoy pisan fuerte y hueco a España y el General Mannerheim de los finlandeses (...)"
Está muy claro quiénes son, en 1941, esos "hombres de alma pequeña y oscura que hoy pisan fuerte y hueco a España", como lo está que antes de la guerra, durante ella y después de ella, JRJ apoyó a la República y sus dirigentes (aunque ahí cometa el error de suponer muerto a Rivas, que había sido realmente detenido por la Gestapo y entregado a la España de Franco, pero que sólo fue encarcelado, no fusilado, como entonces se dijo y JRJ creía). Y su crítica a la situación de guerra (que es lo que le hizo imposible vivir en España, donde corría, como dijo, un "peligro estúpido y constante", como tantos otros), y a quienes la habían provocado.
Reconozco, eso sí, que me hace cierta melancólica gracia ver los esfuerzos del titular del blog para convencernos de que la nieve es negra y el carbón inmaculadamente blanco. No es el único: hay a quien le he leído, y criticado, burradas tan asombrosas como que el nazismo es cosa de la izquierda. El mejor día leeré que Cernuda, quien explicó claramente que atribuía las atrocidades cometidas en la guerra, por cualquiera de las partes, a quienes, con su golpe de estado de 1936 contra un gobierno que siempre consideró legítimo, habían creado las condiciones para que fueran posibles, y todavía habló en su último libro de "esa España obscena y deprimente / en la que regentea hoy la canalla"; el mejor día, repito, leeré que Cernuda era "nacional" de toda la vida. (Con Lorca se intentó, incluso fabricando un poema apócrifo, sólo que no hubo manera de colar la trola: era demasiado gorda). Y es que cuando se tiene una visión de la realidad dividida en "buenos" (los propios) y "malos" (los otros), ¡hay que tragarse tantos sapos, e inventar tanto, para que la realidad encaje, aunque sea a martillazos, en nuestros prejuicios! En fin, compadezco a quien se ve en el caso; debe ser incomodísimo.
Usted sabrá mejor que nadie, sr. gatoflauta, si es o no incómodo -que parece que no, al menos usted se lo pasa bomba, se ve que le simplifica mucho la tarea de entender- no tener más que dos categoría en las que encajar personas, palabras y actos: los de la buena gente de izquierdas, y los de ese otro gran saco de infames, la mala gente de derechas –ese invento de las izquierdas para des-calificar a todo el que simplemente no es de los suyos.
Boquiabierta me deja su ataque de rabia, porque no puede llamársele de otro modo, tan lleno de salidas de pata de banco que no sé ni por dónde empezar. Se supera usted cada día.
No sé si empezar, por la "orientación ideológica que no oculta" del titular del blog (no es la primera vez que le veo censurar lo que no le gusta atribuyéndolo a "ideologías" se supone que vergonzantes. Es un recurso muy viejo y muy sucio. Mire que llevo años leyendo al Sr.Baltanás y yo sólo veo a un señor que piensa y que comenta. Ideología, esa cosa tan fea, aquí sólo la tiene usted, que desde luego sí que no la oculta), o si ir directamente a "lo que verdaderamente dijo JRJ" (ahora resulta que lo que no le simpatiza no se ha dicho "verdaderamente"; si eso, censurar al propio JRJ, no son prejuicios y encajar a martillazos, no sé qué lo será), o si meterle el diente al adoctrinamiento que, parapetado en Cernuda, nos cuela de rondón sobre la responsabilidad de las atrocidades cometidas por ambas partes (qué gran concesión) en "quienes crearon las condiciones para que fueran posibles" (supongo que recordarle el asesinato con toda impunidad de Calvo Sotelo, o la incapacidad de garantizar el orden y la seguridad por parte de un Gobierno del Frente Popular que , en manos de su ala radical y del sindicalismo revolucionario ni era gobierno ni era nada, la quema de iglesias y asaltos a conventos igualmente impunes, la prohibición de la enseñanza religiosa y el cierre de sus colegios por orden gubernamental, o el terror de buena parte de la población –no de usted, por supuesto, que aplaudiría encantado- ante desmadres y matonismos como el de las manifestaciones del primero de mayo de ese 36, en el que se vio quiénes mandaban y de quiénes eran la calle y la no-calle, no sirve de nada. Pues mire, lo mismo que usted y Cernuda piensan lo que piensan, yo podría decirle que la bandera de la libertad, personal y nacional ( a eso se refiere JRJ en una de las citas que usted trae, por si no se ha dado cuenta), y la de la pura autodefensa, estaba en manos de los que se levantaron. Me concederá usted que por lo menos es asunto discutible, nada de carbones inmaculados).
(Sigo y acabo)
Por último, que esto ya es muy largo, tan largo que Blogger me obligga a enviarlo en dos, estoy completamente de acuerdo con esa relación entre el nazismo y la mentalidad de izquierdas, tanto que me parece que esa burrada que tanto le escandaliza es mía, aunque usted, como siempre, tergiverse y lo cuente mal. En la conversación que yo recuerdo, tras comentarle la historia de mi padre, semejante a la de otros muchos que se opusieron a Hitler y vieron en el nazismo el horror de los horrores, unos asesinados y otros que, avisados de su inclusión en las listas de oponentes a liquidar, consiguieron huir, como fue su caso, pasando a Suiza escondido bajo una carga de heno, fue usted quien con sus burdos y simplones esquemas izquierda-buenos/derecha-malos, me soltó sin pensárselo dos veces “entonces tu padre no estaría de acuerdo con tu manera de pensar”. De lo que intenté explicarle sobre la imposibilidad de aplicar el esquema izquierda-derechas a los totalitarismos, que ni son de izquierdas ni de derechas, sino totalitarismos, y sobre que la oposición al nazismo en Alemania fueron principalmente los católicos, no desde luego los socialistas, y menos aún los comunistas, siempre la voz de su amo (y aquí creo que hasta le hablé del pacto Hitler-Stalin o Ribbentrop-Molotov) quienes la sostuvieron, veo que no le ha quedado nada. Como tampoco servirá de nada este testamento, suponiendo que vuelva usted por aquí, porque entre lo que se le dice y usted escucha, o lo que se escribe y usted lee, siempre hay un abismo. Cosas del filtro ideológico, que aunque sea muy cómodo, tiene razón en que es para compadecerse.
Algunos detalles:
1) Respecto a lo que digo de la "orientación ideológica", hay una entrada en este mismo blog, de fecha 24 de Agosto de 2009 y título "Las dos mitades de la misma naranja", en la que puede CB, si lo desea, leer el texto que sigue:
"Me he pasado media vida siendo un izquierdista serio y aburrido. Creo tener, pues, ganado el derecho a pasarme la otra media siendo un divertido y gamberro reaccionario".
En ella pensaba al decir lo que dije.
2) Respecto a la identificación del nazismo con la izquierda, tenía presentes en la memoria, y en ese momento, dos referencias. En un artículo del Diario de Cádiz, de fecha 11 de Abril de 2012 y al que remite una entrada de la misma fecha de su blog "Trampolínk", dice Enrique García-Máiquez:
"Entre un conservador y un fascista hay más diferencias (y una guerra mundial, la segunda) que entre un fascista y un socialista, a los que unen, con perdón, la fe en el Estado y en el Partido y las raíces hegelianas".
Y, más específicamente, en una entrada del suyo "Y yo que me la llevé al río" de fecha 26 de Enero de 2011 y de título "Generosidad", Jesús Sanz Rioja incluye el texto siguiente:
"según la filosofía de uno de los socialistas más célebres del pasado siglo".
Sobre estas palabras hay un enlace, que remite a una biografía de Goebbels.
Lamento haber inducido a error a CB, aunque yo decía claramente en mi texto que había LEÍDO lo que decía.
No comentaré el resto de su larga entrada, aunque lamento su contenido. Yo, ciertamente, tengo mis ideas, aunque CB prefiera atribuirme también las de Cernuda, que en ningún momento cito como propias, sino como suyas. Pero tengo amigos, para mi fortuna, de muy diversas creencias políticas, o religiosas (entre estos últimos los hay, que ahora mismo recuerde, cristianos, tanto católicos como protestantes, musulmanes, budistas, agnósticos y ateos). Y sí, le concedo (cómo no) que pueda discutirse sobre quiénes tenían más razón en la guerra civil, como sobre cualquier otra cosa: creo de veras en la discusión razonable y pacífica, y eso es lo que he intentado hacer aquí. Lamento, ya digo, que ella no lo vea así, y lamento más todavía el profundo disgusto que al parecer todo ello le ha causado. De veras que no era mi intención. Lo siento.
Temo que aquí se ha producido un malentendido que me habría gustado evitar. Acabo de leer un "chat", o conversación por internet, sostenida por Andrés Trapiello con los lectores del diario "Público" el 28-5-2010, con motivo de la aparición de la nueva versión de "Las armas y las letras". Copio aquí algunas respuestas con las que me siento plenamente identificado, y que creo pueden ayudar a aclarar en algo mi posición.
1) (Habla AT de) "Chaves, Juan Ramón o Clara Campoamor, que siguieron siendo republicanos a pesar de la república". Creo efectivamente que así fue: todos ellos eran conscientes de los aspectos menos favorables de los sucesivos gobiernos republicanos, antes de la guerra o durante ella, no obstante lo cual persistieron en su fidelidad republicana, nunca negada por ninguno de ellos a pesar de sus discrepancias. Ése fue el motivo de mi intervención original.
2) "Acaba de publicarse un libro asombroso que había permanecido inédito: Alfredo Muñiz, periodista republicano. "días de horca y cuchillo". El diario de cinco meses del frente popular. De febrero a julio del 36, el relato de todos los asesinatos políticos sociales y políticos [sic] de ese tiempo en toda España. Muy recomendable para los que siguen queriendo ver las cosas en blanco y negro".
Es exactamente mi opinión: las atrocidades, por desgracia, no se limitaron a un solo bando. Contaminaron a las dos. (Es lo que suele ocurrir, por lo demás, en las guerras civiles, que, si toda guerra es atroz, lo son de modo especialmente trágico).
3) [Pregunta un lector]: ¿Se puede leer "más allá de cualquier prejuicio ideológico o pasión política"? Más aún, ¿debe leerse así?
[Respuesta de AT]: Se puede y se debe.
Así quisiera yo que se leyera, en efecto. Y no sólo que se leyera: que se pudiera razonar sobre cualquier tema.
Respecto al que nos ocupa, yo creo, como AT, que JRJ nunca abandonó su fidelidad a la República, aunque fuera, repito, consciente de toda una serie de aspectos de ella que no podían gustarle (ni a nadie razonable). Por parecerme que esto era un hecho, y que EB lo distorsionaba en sus intervenciones, dije yo lo que dije. No hay en lo que decía animosidad contra nadie, como no la hay en mi carácter. Vuelvo a pedir perdón si ha podido parecer en algún momento otra cosa; no era mi intención.
Pero nadie dijo aquí que JRJ hubiese dejado de ser republicano. Eso nadie lo discute. Lo que importaba resaltar es que lo fue, como muy acertadamente señala AT, "a pesar de la república".
Espero, pues, que el malentendido se haya disipado. Y ruego una vez más a CB, si leyera estas líneas, que perdone lo que en las mías anteriores haya podido desagradarle, y crea sinceramente que mis ideas (que no son más que mías, y sujetas por tanto, con toda legitimidad, a cualquier crítica) no incluyen la condena sin paliativos ni matices de un bando y la exaltación igualmente acrítica del otro, sino la tristeza porque ideas distintas, pero legítimas, acerca de España, no hubiesen podido convivir pacíficamente, sino que se llegara al enfrentamiento fratricida que conocemos, y que ojalá no vuelva a repetirse nunca. Quiero recordar aquí, y con ello termino, la postura de Ramón Gaya, cuya primera mujer, Fe Sanz, murió en un bombardeo por parte de la aviación nacional al final de la guerra (en Figueras), a pesar de lo cual, y de otras tragedias personales igualmente determinadas por la guerra, RG se refiere a ella como "la guerra de España contra ella misma" en una nota introductoria a su excepcional "Velázquez, pájaro solitario". Una mirada serena y sin inútiles rencores (a pesar de los motivos personales que hubieran justificado una actitud muy distinta; como él mismo dijo, "Es verdad que lo pasamos muy mal, algunos hemos sufrido cosas muy dolorosas -como en el caso mío-") que yo quisiera no sólo para mí, sino para todos.
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