[Sobre una entrada anterior en la que usted corrige a un joven poeta]
Una reflexión de UNAMUNO:
"Todo esto de las cacofonías y las asonancias y demás bobadas no son más que eso: bobadas. ¿De dónde has sacado que el repetir una misma sílaba en pocas palabras es cacofónico? Tonterías de preceptivos que, no teniendo nada que decir, inventan dificultades técnicas artificiosas para atribuirse el mérito de vencerlas. La mayor parte de esas reglas que se dice fundadas en principios intrínsecos de buen gusto, no son tales. Se han hecho un oído preceptivo, artificioso, y están sordos por dentro. Y no quiero decir sordos a la idea, al pensamiento desnudo de lenguaje –si es que tal cabe–, sino sordos a la música íntima, a la entrañada armonía, y armonía acústica, por supuesto. Porque hasta como música, esa prosa de ebanistería es insoportable. Y monótona. Se oye en ella el chirrido de la muñequilla, que da dentera. ¡Que se te quite la manía de la perfección, hombre! Sin andas con eso de la perfección, acabarás por no hacer nada vivo. Y lo que no es vivo, ni se tiene en pie ni dura¨.
No es más que una opinión más, pero como es una autoridad, me pareció conveniente traerla aquí.
Completamente de acuerdo con Unamuno. Lo que no se me alcanza es la aplicación que pueda tener al caso... No confundamos esa manía, la del perfeccionismo, con el "da igual ocho que ochenta" y con el "todo vale". Saludos cordiales y (muy) calurosos.
4 comentarios:
Me parece un momento lúcido e intenso y un poco pesimista también.
Ahora creo que está un poco menos pesimista. Por cierto, Lara, tienes un blog bien bonito.
[Sobre una entrada anterior en la que usted corrige a un joven poeta]
Una reflexión de UNAMUNO:
"Todo esto de las cacofonías y las asonancias y demás bobadas no son más que eso: bobadas. ¿De dónde has sacado que el repetir una misma sílaba en pocas palabras es cacofónico? Tonterías de preceptivos que, no teniendo nada que decir, inventan dificultades técnicas artificiosas para atribuirse el mérito de vencerlas. La mayor parte de esas reglas que se dice fundadas en principios intrínsecos de buen gusto, no son tales. Se han hecho un oído preceptivo, artificioso, y están sordos por dentro. Y no quiero decir sordos a la idea, al pensamiento desnudo de lenguaje –si es que tal cabe–, sino sordos a la música íntima, a la entrañada armonía, y armonía acústica, por supuesto. Porque hasta como música, esa prosa de ebanistería es insoportable. Y monótona. Se oye en ella el chirrido de la muñequilla, que da dentera. ¡Que se te quite la manía de la perfección, hombre! Sin andas con eso de la perfección, acabarás por no hacer nada vivo. Y lo que no es vivo, ni se tiene en pie ni dura¨.
No es más que una opinión más, pero como es una autoridad, me pareció conveniente traerla aquí.
Perdone el retraso
Completamente de acuerdo con Unamuno. Lo que no se me alcanza es la aplicación que pueda tener al caso... No confundamos esa manía, la del perfeccionismo, con el "da igual ocho que ochenta" y con el "todo vale". Saludos cordiales y (muy) calurosos.
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