LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

lunes, 13 de abril de 2009

¡No es la economía, estúpidos!

Se extrañan algunos de que, habiéndose convertido la crisis económica en un agujero sin fondo, el partido de Zapatero no caiga abismalmente en las encuestas. Vamos, que no caiga al suelo como una fruta pocha.

Pero ninguna crisis económica, ni siquiera la peor hambruna, ha derribado o siquiera hecho tambalear un gobierno. Lo que mueve la opinión, y lo que transforma la opinión en acción, no es el estómago, sino el discurso. La crisis no es nada, la interpretación es todo. Los hechos no valen sino por la interpretación que se les da en la cabeza, no en el estómago.

Y ante la crisis económica, Zapatero tiene un discurso; Rajoy, no. El gallego insiste en los hechos, en las cifras, en las estadísticas... Zapatero nos ofrece una interpretación más sencilla, menos técnica, como una película de buenos y malos. La crisis viene de fuera y es un fenómeno mundial; sus causas son la avaricia, la codicia, la ambición, o sea, el capitalismo marrullero y selvático. Y la única manera de atajarla, de sobrellevarla al menos, consiste en la vieja receta socialista, que parece ahora recién descubierta: más gasto público, impuestos "a los ricos" (o sea, a los que trabajan), medidas y subvenciones para "los pobres". Aplicamos las mismas medidas, se nos dice, que se están aplicando en todo el mundo: estamos en sintonía con Obama.

Ni Elena Salgado, ni José Blanco, ni Trinidad Jiménez... salvarán la economía. No son técnicos, son políticos. Este, o sea, es un gobierno de agitación y propaganda. Diseñado para ganar las elecciones, que ya se ven a la vuelta de la esquina.

Mientras tanto, el partido de Rajoy se pierde en anécdotas como que Chaves está mayor, que Blanco no ha acabado la carrera o que a la Sinde le pagan los servicios prestados...

Es probable que Rajoy sea mejor administrador que Zapatero, pero unas elecciones generales no son una reunión de la comunidad para nombrar al nuevo administrador de fincas.

O Rajoy no tiene discurso, o no se atreve a enseñarlo. Y no sé qué es peor.

[Redactada esta nota, leo en la prensa que según las últimas encuestas, el PP aventaja al PSOE en más de 4 puntos. Si se lee la letra pequeña de esas encuestas, se verá que en realidad se trata de un empate]

3 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Te tengo que felicitar por tu entrada de hoy, Enrique. Ya el título habla por sí solo.

Un solo apunte: Hoover es uno de los presidentes más denostados de los Estados Unidos, seguramente porque tuvo la mala fortuna de gobernar entre 1929 y 1933. Roosevelt, que asumió el poder ese año, es de los más aclamados; con él y su new deal se salió de la crisis. ¿No puede ser que se hubiera salido de todos modos? Mira estas palabras de Roosevelt en su discurso inaugural:

" [I would use] broad executive power to wage a war against the emergency, as great as the power that would be given to me if we were in fact invaded by a foreign foe." Vamos, poca ideología, poca economía y mucho mensaje; tocando la fibra sensible de la gente, como hacen los buenos políticos, y no los presidentes de comunidades de vecinos, como tú bien dices.

Oye, ¿no es un poco raro que yo escriba sonetos y tú artículos de economía?

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Rajoy no tiene discurso, ni nunca lo tendrá.

Hace pensar tu entrada.

Un abrazo Enrique.

Anónimo dijo...

“La política se hace con el lenguaje, y la política democrática mediante razones. Desde hace algunos años, sin embargo, parece haberse perdido el gusto por argumentar. Se afirma o niega algo, y como mucho se añade un adjetivo que califica o descalifica a alguien, pero apenas se ofrecen razones de ello. En su lugar hay una sobrecarga retórica hecha de principios genéricos y obviedades. En ocasiones, la argumentación se desplaza a la entonación. Se puede observar en las sesiones de control. Las frases más vacías son pronunciadas como si fueran parlamentos de Cicerón, acompañadas de gestos que pretenden subrayar la evidencia.”
(PATXO UNZUETA, en El País, 9-04-2009)