"En mi casa no entran libros, no me gustan los libros, prefiero leer en el libro abierto que es el corazón del hombre", dice el cantante Julio Iglesias, e inmediatamente se han lanzado contra él todo tipo de vejámenes y descalificaciones. Para Francisco Umbral, por ejemplo, ésta es "toda una declaración de analfabetismo visceral con orza de embutido de la tripa cular". Lo cual no sé muy bien lo que quiere decir.
Yo podría afirmar lo contrario de Julio Iglesias. No concibo una vida sin libros, no podría habitar una casa que no estuviese atestada de estantes rebosantes de libros.
Pero no seré yo quien lance ni la primera, ni la última piedra. Ni ninguna. Todo lo que hay que saber, todo lo que de verdad importa (ser buen padre, buen esposo, ser buen hijo, buen vecino, buena persona...) se aprende sin necesidad de libros. Durante siglos, la mayoría de la población ha sido analfabeta, pero nunca le ha faltado su refranero, su cancionero, su romancero... El saber (y el sentir) no se transmite sólo a través de los libros.
Sospecho a veces que estas campañas oficiales de promoción de la lectura son en realidad promoción de la compra de libros: publicidad mercantil para un sector económico como otro cualquiera. Y a mí me parece de perlas que se compren libros, porque a mí me interesa que se vendan (sobre todo los míos, ay, ay).
Pero una cosa es la cultura, y otra los libros. Las relaciones entre la una y los otros son más complejas de lo que a simple vista parece.
Siempre habrá un Quijote (el lector empedernido) y un Sancho (el analfabeto del sentido común). Lo bueno es que dialoguen. Ambos comparten el mundo. Ninguno lo comprende del todo. La verdad humana los comprende a los dos.
Hay libros que nos han revelado misterios, que nos han enriquecido con sus certezas, con sus afirmaciones, que nos han modelado o construido. Pero por más que leamos, al final no encontraremos más que lo que estaba al principio: el libro abierto del corazón del hombre.
Julio Iglesias es rico, famoso. Yo no creo que sea tonto.
1 comentario:
¿Por qué no escribir la historia de un Quijote que no lee libros porque prefiere leer directamente en el corazón de los hombres, aparte de ver televisión y escuchar la radio y de un Sancho Panza que lee libros por puro sentido común, porque es mucho más facil leer un libro que el corazón de nadie.
Muchos son como un libro abierto, lo malo es que, a menudo, la mayoría de las páginas están en blanco, pasadas la portada y los créditos.
Por último, que julio Iglesias haya tenido inteligencia para enriquecerse no nos autoriza a pensar que tenga inteligencia para nada más. Después de todo la inteligencia es casi como una erramienta, algo que sirve para algo, pero no algo que sirva para todo. Nadie es para todo inteligente.
Publicar un comentario