A Carlos Colón no le gusta que la plantilla del Betis haya acudido a la basílica del Gran Poder a presentar la recién obtenida copa futbolera. Lo considera muestra de paganismo y se extraña por eso de que las autoridades eclesiásticas no sólo no se opongan sino que sancionen con su presencia dicho acto.
"Esta costumbre pagana -escribe el columnista de Diario de Sevilla- de que los deportistas vayan a agradecer sus triunfos a las imágenes sagradas como si se tratara de gladiadores postrándose ante Marte debería ser cortada por aquellos que tienen autoridad para hacerlo: los obispos y los clérigos. Sin embargo, parece encantarles este rito pagano."
Pero el mismo periódico, además de la opinión de su articulista, ofrece la información del acto, y las palabras de los clérigos: en sus páginas de la sección de deportes.
Como suele suceder, el intelectual nunca entiende lo que el pueblo entiende espontéamente y sin mayor esfuerzo.
Uno, que también peca de intelectualismo, tiene que hacer el esfuerzo para comprender que:
1.- Cristo no es Marte, y eso lo sabían todos los congregados en la basílica.
2.- Era, sí, un legítimo agradecimiento a Dios por el triunfo deportivo obtenido (en la medida de que todo lo que obtenemos lo obtenemos con la ayuda de Dios).
3.- Se trataba, además del agradecimiento dicho, de una ofrenda: la copa, en efecto, no estaba vacía, sino llena de ilusiones, esfuerzo, derrotas, tanto del equipo como de su afición. Se trataba de dar un sentido al deporte, más allá del espectáculo y del negocio. Un sentido cristiano. De la sana alegría que produce el futbol en tantos corazones (y pienso en niños, ancianos, impedidos...).
Al contrario que Carlos Colón, erasmista y cofradiero (y él sabrá cómo sobrelleva esta contradicción), creo que actos como éste son los que alejan al fútbol del paganismo circense.
3 comentarios:
Creo que el señor Lopera
cuando comienza un partido
para no verlo perdido
echa mano a la cartera
donde lleva al parecer
una imagen de Jesús;
de Jesús del Gran Poder.
Me parece que Lopera
no es un hombre religioso
quizás un supersticioso
que de la misma manera
me tocaría la chepa
si a mano bien le viniera
¿Me sabrá decir usted
si en países protestantes
-cristianos después o antes-
se practica esta memez?
¿O con vuelta en autobús
se contentarán tal vez?
Si en mi templo fuera Cristo
con un rayo fulminara
a quien con la copa entrara,
por populista y por listo
¡Vamos ya, don Enrique!
Que el asunto está muy visto.
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