LA FRASE
"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."
Sir Arthur Conan Doyle
Sir Arthur Conan Doyle
viernes, 10 de junio de 2005
Don Miguel y don Juan
Nada nuevo se puede decir ya del Quijote, quizás tampoco de su autor. Nada nuevo, en todo caso, se está diciendo en este centenario, cansino, reiterativo, protocolario. En cambio, casi todo está por decir de don Juan Valera, de su figura enigmática y aparentemente contradictoria. Se me dirá que don Juan no llega a la genialidad de don Miguel, que no son magnitudes comparables. No es mi intención comparar. Pero mucho más fresca, mucho más viva, más cercana a nosotros está la obra de don Juan que la de don Miguel, porque no en vano pasa el tiempo, y no es lo mismo un siglo que cuatro. En cierto sentido, Valera es más moderno que Galdós, tan atenido el canario al documento de época, a la moda del momento, llámese naturalismo o socialismo. Yo releo dos preciosas novelitas de don Juan, Pepita Jiménez y Juanita la Larga, y las encuentro vívidas y lozanas, más vivas aún que cuando se escribieron. En ellas no habla Valera de luchas sociales, ni sus personajes simbolizan corrientes políticas. Nos habla de la vida. Delicioso es el epistolario de Valera, pero no menos atractiva es su obra ensayística, tan olvidada, tan necesitada de una buena antología. Pero Valera no tiene mucha suerte. El libro de Lombardero parece haberse escrito de broma, y desde luego con muy poca simpatía por el autor andaluz. El de Andrés Amorós, La obra literaria de don Juan Valera: la "música de la vida", que comienzo a leer ahora, parece interesante, aunque la primera impresión es que Amorós nos pinta un Valera demasiado contradictorio y demasiado ambiguo. Y contradicciones hay en Valera, como en cualquier hijo de vecino, y más si se llega a una edad provecta, pero, ¿no hay, con todo, un hilo conductor? La respuesta, en breve. Por el momento, una convicción personal: don Juan no es una figura menor, por debajo de Galdós o de Clarín, ni por su pensamiento, ni por su obra.
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