Cada vez estoy más convencido de que las ideas son eternas, que mudan sus formas o sus encarnaciones pero que, en rigor, el mundo está ya inventado, o dígase creado, desde el principio, y sólo hace caminar en el tiempo, cambiando y renovándose, a veces para mejor, a veces para peor, pero sin dejar de ser siempre sustancialmente el mismo.
Ahora que se conmemora el 150 aniversario del doctor-que-nunca-curó-a-nadie, digo, Sigmund Freud, vuelvo a pensar en esto. ¿Los sueños présagos, los sueños proféticos? ¿Acaso no están ya en la historia de José en Egipto? ¿No están ya en nuestro romancero? ¿No era cosa sabida por todos?
Y la represión de los instintos sexuales como fuente de complejos, histerias, neurosis… como casi causante de todos los males. Wilhelm Reich llevó luego esta idea hasta el ridículo y hasta el absurdo: ¡afirmaba que la represión sexual producía cáncer! O, mejor dicho, que el cáncer, todo cáncer, provenía de esa represión. Y lo malo es que esta estupidez se la creyeron muchos. La idea se popularizó en el slogan hippy de los 70, “la virginidad produce cáncer”.
Ahora descubro un adagio latino que no conocía: semen retentum, venenum est. (Aunque ignoro la procedencia, no sé si es clásico o medieval).
O sea, que Freud no descubrió nada que no estuviese ya descubierto.
2 comentarios:
El adagio tiene tanta gracia que parece talmente medieval. Sería una paradoja chestertoniana, porque la Edad Media también amaba la virginidad.
CREO QUE UNA VEZ LEI QUE ERA UNA FRASE ROMANA, PUES ANTES DE LA BATALLA EVITABAN RELACIONES SEXUALES PARA APROVECHAR EL EFECTO DEL SEMEN RETENTUM
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