"A moro muerto, gran lanzada."
... Pero han tenido que pasar más de treinta años para que algunos se atrevieran a alancear al moro, no sin asegurarse de que estaba bien muerto y de que nadie protegía su tumba.
¡A eso se le llama valentía!
Y a borrar el nombre del primer director de la Academia se le llamará... memoria histórica.
Se ve que hasta muerto y remuerto, y convertido en frío bronce histórico, el moro les sigue inspirando cierta inquietud...
Esta es la guerra de las estatuas: ahora quitamos a Franco, ahora ponemos a Largo Caballero. Pues habrá que mirar en la Wikipedia, a ver quién era ese Franco, del que tanto se habla ahora, de nuevo.
Por favor, señores del gobierno, háganselo mirar (el cerebro, digo). Y por un buen psicoanalista.
1 comentario:
Ya casi habíamos olvidado a Franco después de tantos años y, ahora, estaremos recordando otros tantos: "Ahí, había una estatua de Franco"
¡qué gente!
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