LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

lunes, 27 de noviembre de 2006

Una deuda pendiente: el teatro de los Machado


El reparo mayor que puede hacerse a mi libro sobre los Machado es que, precisamente en una obra que se propone abordar lo común de los Machado —aunque también, claro, lo específico e individual de cada uno— no se trate sino de pasada el teatro de Manuel y Antonio, escrito a cuatro manos, en colaboración estrecha e indiscernible.

Durante mucho tiempo, el jueguecito de los críticos consistió en adivinar lo que era de uno y lo que era de otro. Pasaba ya en los tiempos suyos. Y ellos mismos se reían: “nunca aciertan, siempre se equivocan”.

La moda, sobre todo, ya después, consistió en descubrir la mano de Antonio, que dignificaba un teatro que, en el fondo, se creía de poco interés, siendo así que el verdadero astro del teatro español era Valle-Inclán.

Y con esto ya se dice casi todo.

Pero el teatro de los Machado está a años luz, y la luz viene de arriba, del de Valle-Inclán e incluso del de Lorca.

Es más profundo, más humano, aunque es cierto que es más tradicional.

Lo que los Machado se proponían en su teatro era una renovación, no una revolución adánica. Se inspiraron en el teatro más popular que hemos tenido, que era el teatro del Siglo de Oro. Pero con otras inquietudes y decorados. Los de su siglo.

Podría escribir un artículo erudito para una revista, pero no, para qué, más valen unas notas dispersas y libres, unas notas de estrategia guerrillera, con operaciones a la descubierta y ataques por sorpresa.

Por hoy basta decir que a su teatro le ha perjudicado el éxito de su obrilla más endeble, La Lola se va a los puertos, llevada dos veces al cine, con desigual fortuna. Es una andaluzada de cierta dignidad. Pero no está ahí, desde luego, el meollo de su teatro.

1 comentario:

E. G-Máiquez dijo...

Yo seguiré tus notas guerrilleras con el mayor interés.