Entregado estos días a la lectura (en algunos casos, relectura) de la obra no sólo poética sino ensayística (Nietzsche, de filólogo a Anticristo, Vida y muerte de las ideas...) de José María Valverde (1926-1996), me encuentro con este poema. Sólo me permito comentar lo que se indica en el título de esta entrada. Por lo demás, me limito a copiar este
AGRADECIMIENTO A CUBA
En una isla donde nunca he estado,
hace unos años, hombres de mi lengua
se echaron a cambiar su triste mundo;
lucharon con sus déspotas, vencieron
y al ir a poner manos al trabajo,
vieron que eso se llama socialismo
y es asunto de mucho madrugar
y de muchos papeles y fatigas,
y que tiene remotos compañeros
como en otros planetas -unos, fríos
tecnólogos armados; otros, pobres
guerrilleros en selvas incendiadas-.
Y hoy en su isla sitiada, año tras año,
cercados por océanos hostiles,
trabajan con paciencia y acrecientan
su poco haber de náufragos y el don
de barcos milagrosos, arribados
como desde otro mundo. Y su aventura,
a la vez que les llena de firmeza,
les agita de dudas e inquietudes:
incluso de valientes se equivocan
en los planes, creyendo a todos héroes
desdeñosos de sueldos y de fiestas,
y el jefe, haciendo números, se para,
sacude la cabeza y dice en alto:
"Cometemos errores: yo el primero".
Debo decirlo: yo no lo vi claro
por algún tiempo. Había muchas nieblas
occidentales, y aun más, el temor
a que cambiara el mundo en que ya había
armado mi modesto agujerito;
y traté de mirarlo desde arriba,
europeo, au dessus de la mêlé,
-cosas del Tercer Mundo, un episodio
de una lucha de antítesis abstractas-.
Pero hoy, solo y remoto, me lo digo,
y en mi vacío, sé que era lo justo,
lo que había que hacer por el mañana
y el prójimo, aunque fuera a tropezones,
y que si al escribir hay en mi lengua
sabor de más futuro, es que en su luz
está el fervor que en esos hombres arde.
¿Qué hacer yo, español solo en lo extraño,
viviendo por correo y de memoria?
Y pienso: Por lo menos, ya lo veo
de frente, y firmo así esta enorme deuda
aunque nunca la pague; y hasta acaso,
además de políticas y cuentas,
yo, marginal, desanimado y triste,
de ellos puedo aprender algo que habríamos
de hacer los que decimos ser cristianos.
3 comentarios:
Otro poema "marxista" de José María Valverde:
DIALÉCTICA HISTÓRICA
Este amigo marxista se preocupa
mucho porque su niña tiene tos.
Transcendental, severo, descendiendo
de su esfera de planes y de ideas,
esconde su ternura y analiza
a la niña y su tos, como si fuese
un caso de dialéctica en la historia.
Y es verdad: esa tos suena a otras toses
de mis niñas y me entra por el pecho.
Claro, no será nada. Crecerá,
tendrá también sus niñas, con sus toses
y su amor, y un marido que, tal vez,
luchará por la historia y su esperanza.
¿Y hasta cuándo, después?¿Hasta el gran salto
hacia la libertad, sin tos, sin deudas,
sin negritos hambrientos en el mapa,
y “a cada cual, conforme necesite”,
y cultura y reposo? ¿Y nada más?
Este amigo marxista, tierno padre,
¿no ha de querer la clara alienación
de amar y ser amado aun tras la muerte?
El poema está fechado en 1970. El "amigo marxista" era Manuel Sacristán.
¿El amigo marxista de 1970 no fue antes camarada falangista?
Por lo demás, lo que dice Valverde lo dijo con más gracia -o con más veneno- antes Bergamín: "Con los comunistas, hasta la muerte; pero ni un paso más".
¡Pobre Valverde! También Sacristán pasó de azul a rojo, como diría Belmonte, "degenerando".
Publicar un comentario