LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

domingo, 14 de junio de 2009

Para la octava de San Antonio

San Antonio de Padua, que como todo el mundo no sabe, no era de Padua, sino de Lisboa, y que tampoco se llamaba en realidad Antonio sino Fernando, es un santo muy machadiano, nada menos que tres sucesivos, el padre, el hijo, el nieto, lo que confirmaría la tesis del origen marrano de la familia, según Juaristi.

Antonio Machado y Álvarez recogió varias versiones de la oración a San Antonio, a la que se refería (Juan) Antonio González Romano, pero sólo publicó esta de Carmona, naturalmente tratando de trasladar lo más fielmente posible la versión oral:

"San Antonio de Pauda, que en Pauda, nasiste, en Portugal te criaste, en er púrpito de Dios pericaste, estando pericando er sermón, te vino un ange, con la embajá, que a tu padre lo iban a ajustisiá, er caminito tomaste, er berebiario te se perdió, la Birgen se lo encontró, tres boses te dio, ¡Antonio, Antonio, Antonio!, buerbe atrás, lo orviao será jallao, Santo mío, por tu ramito e flores, que paresca lo perdío."

(Véase Antonio Machado y Álvarez, Obras completas, Sevilla, 2005, t. II, p. 1941)

Pues eso, que vuelva a aparecer lo que perdimos. Y si no aparece pronto, habrá que peeregrinar a Padua... o a Lisboa.

Ah, y esa lección de la Virgen, de que para hallar las cosas, hay que volver atrás...

5 comentarios:

Joaquín dijo...

Esta oración a San Antonio es tan genial y disparatada como todo lo auténtico. Me la voy a copiar...

Saludos Enrique.

Juan Antonio González Romano dijo...

Muchas gracias por esta versión, Enrique. Me la enlazo en la entrada de ayer, para que quede constancia.
Un abrazo.

Javier de Navascués dijo...

Esta oración, palabra por palabra, es la que invocaba una tía mía, sólo que con la dicción de Despeñaperros para arriba.

Terzio dijo...

Aprovecho para pedir información sobre otro romancillo del que solo encarrilo el comienzo:

"Antonio, divino Antonio,
alfiler de mi pechera,
cinta de mi escapulario,
cadena que al cielo lleva..."


y ya no sé/no recuerdo más.

Mi padre cantaba una versión "de campamento", con la misma musiquilla, sobre unas habas que se comían de lunes a sábado, una especie de retahila que se re-encabalgaba y volvía a empezar lo mismo.

¡Qué cosas!

¿Alguna idea sobre lo susodicho?

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Javier Sánchez Menéndez dijo...

Muchas oraciones comienzan igual. Me apasiona la de San Onofre Bendito.