Hubo un tiempo en que todo el mundo sabía lo que era la enseñanza primaria. Hoy tal cosa no está ni mucho menos clara. En su manía por rebautizar las cosas y desnaturalizar las palabras, los pedagogos de la progresía crearon la llamada Educación Secundaria Obligatoria, un oxímoron de no te menees. ¿Secundaria y obligatoria? En realidad, lo que hicieron fue crear una Enseñanza Primaria Prolongada en el tiempo y Desnaturalizada en su concepto.
Se planteaba Valera qué debía entenderse por enseñanza primaria, o básica, o fundamental. La pregunta, ayer como hoy, es ésta: ¿qué es lo que cualquiera debería saber?
Valera arroja algunas propuestas que como mínimo pueden calificarse de campanudas y estupendas. Dice, por ejemplo, que la educación general, fundamental o común (estos son los adjetivos que emplea), es “la que tiene por objeto hacer de cada ser humano una persona, tal como debe ser la persona en el más alto grado de civilización a que hemos llegado”. ¿Algo ambiciosillo, no? Y también algo vago e inconcreto. Y también, también, contradictorio: al ser humano no hace falta hacerlo persona, ya lo es, desde su concepción o desde su nacimiento (que ahora no vamos a discutir esa cuestión). El hombre más inculto, el más ignorante, el más intelectualmente desvalido, es una persona.
Y la segunda parte de la proposición, “el más alto grado de la civilización a que hemos llegado”… ¿Vaya, le exigiremos a cualquiera que conozca la teoría de la relatividad, la física cuántica, el lenguaje de programación o el código genético? Iluso propósito: mis alumnos de la Facultad (bien es cierto que son de letras) no saben explicar lo que es un algoritmo, ni una proteína, ni una célula procariota… Por Einstein ni les preguntes…
Luego, paradójicamente, Valera baja bastante el listón, y desde las alturas del más alto grado de civilización desciende a las llanuras domésticas de la realidad visible y afirma impertérrito que “lo primero que hay que saber y lo primero que hay que ser es hombre o mujer de su casa.” ¡Pues acabáramos!
Pero hay un pasaje de su ensayo en que Valera se muestra muy concreto y señala cuatro principales objetos de la primera enseñanza. Estas son las palabras de Valera, señalando “lo que es menester que todos sepan”:
“Hablar, leer y escribir la propia lengua con corrección y propiedad; algunos rudimentos de geografía y de historia, aritmética práctica para los usos diarios de la vida, y principios de moral sostenidos en una base sólida, que se apoye, no en razonamientos filosóficos, para los que la mocedad temprana carece aún de madurez suficiente, sino en la creencia tradicional, cuyo valer legítimo la razón del adulto podrá examinar y hasta contradecir más tarde.”
Esto sí que parece realista. En contraste con la sencillez de este programa, véase lo que propone como objetivos para la ESO la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía:
§ Conocer y comprender los aspectos básicos del funcionamiento del propio cuerpo y la incidencia que tienen los diversos actos y decisiones personales, tanto en la salud individual como en la colectiva.(Vamos, que fumar es malo, drogarse no digamos, y que hay que hacer gimnasia... ¿cuatro años de eso para eso?)
§ Formarse una imagen ajustada de sí mismo, de sus características y posibilidades y actuar de forma autónoma valorando el esfuerzo y la superación de dificultades. (Uno puede llevarse cuarenta años procurando obtener una imagen ajustada de sí mismo…)
§ Relacionarse con otras personas e integrarse de forma participativa en actividades de grupo con actitudes solidarias y tolerantes, libres de inhibiciones y prejuicios. (Sobre todo, libres de inhibiciones).
§ Analizar los mecanismos y valores que rigen el funcionamiento de las sociedades (¿se han puesto ya de acuerdo los sociólogos sobre esto?), especialmente los relativos a los derechos y deberes de los ciudadanos.
§ Analizar los mecanismos básicos que rigen el funcionamiento del medio físico y natural, valorar las repercusiones que sobre él tienen las actividades humanas y contribuir activamente a la defensa, conservación y mejora del mismo como elemento determinante de la calidad de vida. (Y que se apunten a Greenpeace).
§ Conocer y apreciar el patrimonio natural, cultural, e histórico de Andalucía y analizar los elementos y rasgos básicos del mismo, así como su inserción en la diversidad de Comunidades del Estado. (Ah, pero ¿esto hacía falta enseñarlo?)
§ Conocer y valorar el desarrollo científico y tecnológico, sus aplicaciones e incidencia en el medio físico, natural y social.
§ Conocer y valorar el patrimonio cultural y contribuir activamente a su conservación y mejora, entender la diversidad lingüística y cultural como un derecho de los pueblos y de los individuos, y desarrollar una actitud de interés y respeto hacia el ejercicio de este derecho.
§ Comprender y producir mensajes orales y escritos en castellano, atendiendo a las peculiaridades del habla andaluza, con propiedad, autonomía y creatividad, utilizándolos para comunicarse y organizar el pensamiento. (Escribir “con propiedad, autonomía y creatividad” le ha costado a uno, si es que lo ha conseguido, lo menos treinta años… Valera era mucho más modesto, sólo pedía corrección y propiedad. Pero nótese que aquí la palabra propiedad desaparece).
§ Comprender y expresar mensajes orales y escritos contextualizados, en una lengua extranjera. (¿Y por qué precisamente contextualizados?)
§ Interpretar y producir con propiedad, autonomía y creatividad mensajes que utilicen códigos artísticos, científicos y técnicos. (Jo, pues esto no sé lo que significa).
§ Elaborar estrategias de identificación y resolución de problemas en los diversos campos del conocimiento y la experiencia, contrastándolas y reflexionando sobre el proceso seguido. (Anda… ¡y eso a los 16 añitos!)
§ Obtener y seleccionar información, tratarla de forma autónoma y crítica y transmitirla a los demás de manera organizada e inteligible. (Los graduados en ESO, ¿deberán ser todos periodistas, o conferenciantes, o escritores, o líderes de opinión?)
§ Conocer las creencias, actitudes y valores básicos de nuestra tradición y patrimonio cultural, valorarlos críticamente y elegir aquellas opciones que mejor favorezcan su desarrollo integral como persona. (¡El programa de toda una vida!)
Bueno, acabo para no cansar(me). En resumen, yo acuso a la LOGSE de pretenciosa, de carente de realismo, de ignorar la naturaleza humana (o de negarla), además de intervencionista, ideológicamente sesgada e innecesariamente cara. Si sus objetivos se pudieran cumplir, los graduados saldrían con saberes enciclopédicos. Pero, sencillamente, no se pueden cumplir. Y por eso hay fracaso escolar. Es que es inherente y consustancial con el sistema, tal y como está concebido.
¿Qué tal si pidiéramos a todos —o a casi todos— menos cosas pero mejor aprendidas? ¿Y si no confundiéramos la enseñanza primaria con la secundaria?
Pues con estas preguntas lo dejamos.
1 comentario:
José Julio Cabanillas dice que su único propósito con sus alumnos es que se responsabilicen de sus acciones.
Y no está descontento. El año pasado toda la clase acabó aprendiendo el lema: ¡A lo hecho, pecho!, que decían, orgullosos, si se los sorprendía en una trastada.
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