Las hormigas emulan
el tráfico rodado,
las filas de automóviles
que recorren las calles.
Pero se saben sabias
y jamás del atasco
padecen los fastidios.
Su empresa de transportes,
aunque lenta, no falla.
Ellas van por su senda
pequeña y marginal
en que nadie se fija,
como no sea un niño,
que el niño es el amigo
de la hormiga pequeña
tal vez sólo por eso,
porque es también pequeña.
Las hormigas emulan
el pasar de las gentes
en hileras nutridas
por las calles repletas
de la ciudad que bulle
en día laborable.
Nadie sabe qué piensan
las hormigas del hombre.
Lo verán como extraño
gigante peligroso,
pensarán que es hormiga
rebelde a su destino,
crecida y monstruosa.
Por grietas y rendijas,
sosteniendo su carga
de briznas y de migas,
ellas van a lo suyo,
que es también lo de siempre,
en hileras, sensatas,
formales, laboriosas,
sin salir de la senda
que Dios les ha marcado.
Campestres y rurales,
en la ciudad parecen
vivir en el destierro.
Que el infierno comparten
-pero ellas, a lo suyo-
del hombre el hormiguero
gigantesco y caótico.
Un ejemplo nos dan,
una lección callada.
La fila de la hormiga
embobado contemplo.
Y no logro saber
lo que quiere decirme.
5 comentarios:
Yo rememoro a las hormigas,cuando veo a los japoneses en los aeropuertos.
Esas filas de turistas nipones obedientes,en grupo,atentos a la voz del guía,de cualquier gesto,para seguir con paso firme,militar, a su autobus de destino.
Y los ves allí, con sus bultos y maletas,como esas hormigas que portan alimentos,pero estos además sonrientes,felices,cámara en ristre,inmortalizandolo todo.
Lo mismo les da,como a las hormigas,que llueva o que luzca el sol.
Ahí estan.
Que cabrones,estos nipones.
Extraordinaria reflexión en bella clave poética.
:)
Qué gran poema. Tienes un magnífico blog. He llegado siguiendo las huellas de Almena.
Saludos!
Tu poema me ha recordado mi niñez, cuando yo filosofaba animada por el entorno familiar. Me recuerdo con ocho años, en el patio de mi colegio, pensando en que, para las hormigas, yo era un gigante inmisericorde.
Verdaderamente, el entorno familiar es decisivo para que a tan tierna edad se alcancen tamañas reflexiones.
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