No todos los socialistas son acérrimos laicistas, hambrientos comecuras o furibundos arrojabelenes. El Ayuntamiento de mi pueblo, de inmemorial mayoría absoluta socialista (y lo que te rondaré, morena), ha instalado por primera vez este año un Nacimiento, en lugar destacado en la casa consistorial, y hasta hace propaganda para que se visite.
Y el alcalde, del que dicen los informados que es amicísimo de Zapatero, ha dictado un bando y lo ha repartido por las casas, que, más que bando administrativo, parece sermón navideño. Aunque no hable de caridad, sino de solidaridad. Y aunque atribuya lo entrañable de estas fechas a "alguna razón" sin determinar.
En fin, no todo el monte es orégano. Y justo es reconocerlo.
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