Siento que estoy clavado, atado a las vías de hierro y que un tren se aproxima hacia mí a toda velocidad.
No veo las cuerdas ni las cadenas ni los clavos, pero no puedo moverme y el tren avanza.
Cuando ya está a punto de arrollarme, me despierto.
No sé el final.
Lo peor de todo es que este sueño no lo sueño dormido, por las noches.
Es que me cruza, una y otra vez, por la vigilia.
A cualquier hora, cuando más desprevenido o relajado estoy.
Y siempre sueño que me despierto del sueño, aunque no estoy dormido.
Y esto, despertarse sin saber el final, estando ya despierto, es todavía peor.
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