Días grises, fríos, plomizos, aunque luzca el sol.
Días últimos del año.
Días de meditación, en medio de la vorágine consumista, del frenesí mercantil.
Días de Aviento en que ya no sabemos bien quién o qué esperamos.
Días tristes, aunque debieran ser alegres.
Ojalá, le da a uno por pensar a veces, se apagaran todas esas luces. Ojalá sólo ardiera una candelilla en la oscuridad y brillara una sola estrella en lo alto.
Pero habrá que guiarse a través de este desierto iluminado. Abrirse paso entre las montañas de baratijas multicolores.
Si nos fijamos bien, y a pesar de tanto estorbo y tanto muro alzado, veremos la luz, la única luz con que contamos.
Pero habrá que alejarse algo del bullicio y mirar hacia lo alto.
6 comentarios:
Venga Enrique, hombre. Alegra esa cara que es Navidad. Felicidades
Cierto, me ha salido un apunte un tanto deprimente, o deprimido. Es que a veces... Pero, en fin, me como un mazapán a la salud de canalsu y de todos los que entran en esta casa.
Ah, y el mazapán de Toledo irá acompañado por una copita de vino de Málaga.
Post tenebras spero lucem (Job 17, 12). Era el conocido emblema de Juan de la Cuesta, impresor de las obras de Miguel de Cervantes.
...y siempre escampa. (En el alma del hombre confío que también...) Feliz Navidad.
Estas divagaciones me parecen brillantes como una estrella. Con mazapán en la boca: ¡feliz Navidad!
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