LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

viernes, 29 de julio de 2005

Memento mori

Nos vamos a morir todos. Como se han muerto todos los que vivieron. Nos vamos a morir, y es ésta la única certeza de que disponemos. Menos en eso, en todo lo demás hay opinión. Aunque sea ésta una certeza ciega, que nos nos dice nada más allá de eso, que nos moriremos sin remedio. Luego, sobre el sentido de la muerte, los filósofos, los moralistas, los teólogos, dicuten y discrepan. Vale, que filosofen, pero la muerte está ahí, agazapada, aguardándonos. Sin certeza del plazo ni del modo, pero con la seguridad del hecho duro y frío como el hueso descarnado.
No creo estar enfermo, no sufro depresión, ni siquiera siento el gusto -que lo hay- de lo fúnebre y tenebrario. No estoy más cerca de la muerte de lo que lo está un niño de tres años: todos, y en todo momento, estamos al alcance de su filo acerado e implacable. Pero pienso en la muerte. No quizás, por miedo, sino por higiene. Pensar en la muerte, cuando se hace en dosis adecuadas, resulta casi medicinal. Hace que veamos las cosas como más relativas y, sin embargo, como más esenciales. Los hombres no son ricos ni pobres, ni jóvenes ni viejos, ni blancos ni negros, ni de izquierdas ni de derechas. Los hombres, todos los hombres, son mortales, como propone el viejo silogismo.
Cuando los monjes trapenses se cruzaban por el claustro silencioso se recordaban su condición de mortales con sólo dos palabras, memento mori.
Yo, lectores que cruzáis por este claustro sin bóveda ni hábitos, he querido recordaros hoy vuestra muerte inevitable, tan inevitable al menos como la mía. Pensar en la muerte es pensar en la vida. Tratar de encontrar su sentido. Buscarlo, por lo menos. Y amar la vida con un amor más tierno y exigente. Viva la vida, sí: memento mori.

1 comentario:

scape95 dijo...

¡Qué curioso! Hay un blog que se llama así:

http://ireneu.blogspot.com/

Un saludo.