Dios es inaccesible al instrumento
científico, al crisol, a la retorta...
Pero es siempre accesible para el alma.
Nunca despejarán su inmenso enigma
la suficiencia y el orgullo humanos,
cual si fuese ecuación. El telescopio
no habrá de sorprenderle entre los orbes,
ni la lente del ultramicroscopio
le encontrará en las células.
Él dio su ley al universo, y calla,
recatando su faz en lo absoluto.
Pero que el triste y conturbado espíritu
le busque como el súmun de los bienes,
y allá en lo más profundo de sí mismo,
la voz maravillosa del Abismo
le dirá con amor: ¡Aquí me tienes!
Amado Nervo, Elevación (1917)
3 comentarios:
Amado Nervo, mexicano, claro (voy a recordárselo a "Compostela").
Gracias por el maravilloso poema.
Me quedo boquiabierto ante la sencillez con que este poema mexicano logra intuir en verso, lo que los patanes del cientificismo (Dawkins & Co.) no logran resolver en su mala prosa. Y eso, a pocos años de la Teoría de la Relatividad de Einstein (1905).
La sencillez, serenidad y claridad de los poemas de Amado Nervo.
También dijo:
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
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