Y no, mire usted, eso no es un aforismo ni es nada. En todo caso será un sofisma. Sin demasiada gracia, además.
Para empezar, el amor propio no siempre es un sentimiento negativo o malo. Puede serlo también bueno. Tan malo es un excesivo amor propio como una absoluta carencia de él.
El DRAE da dos acepciones, distintas y divergentes, de amor propio:
1. m. El que alguien se profesa a sí mismo, y especialmente a su prestigio.
Queda claro que la primera tiene sentido peyorativo y positivo, en cambio, la segunda.
Pero es que además eso de que no exista o no pueda existir el divorcio es falso. Cualquiera puede superar el amor propio, en cualquiera de las dos acepciones. Y hay mucha gente que lo hace.
Un aforismo, para serlo, ha de ser infalible: ha de dar en la diana. De lo contrario es... pues lo contrario de la pura lógica. No es un aforismo, es un aforicio (que rima con estropicio).
Y, hombre, cualquiera puede decir una tontería, incluso dos o tres, pero es que lo de este prestigiosísimo escritor ya raya en fenómeno.
Así que no vamos a perder más tiempo deconstruyéndolo. Para muestra, con un botón basta. Y sobra.