LA FRASE
Sir Arthur Conan Doyle
martes, 29 de octubre de 2013
LA MÁS HEROICA TAREA
El último libro de Juan Peña es una antología de su propia poesía. La misma monotonía se titula, y recoge su producción desde 1989 hasta 2011. El título parecerá poco acertado a primera vista, quizá por su posible efecto disuasorio. Pero se justifica plenamente por la cita de Chejov que abre el conjunto: "...el mar... así se oye ahora, y se oirá con la misma monotonía cuando ya no vivamos."
Le gustaría a uno detenerse más despacio en este libro, en este poeta, pero por ahora me ciño y me limito a copiar aquí uno de sus poemas, el titulado "Nostalgia de otros siglos":
No conocer jamás la esquizofrenia
de querer estar siempre en otro sitio,
y no buscar cambiar, ni imaginarlo.
Ser un soldado, un príncipe, un mendigo,
desdichado, tal vez, y que no importe.
Saber que tu lugar ya fue dispuesto,
y que hay un dios que rige tu destino.
Vivir sin otro sueño ni otro afán
que la serenidad de estar conforme.
viernes, 4 de octubre de 2013
TEORÍA DE LA EFABILIDAD O LA OCTAVA DE SAN JERÓNIMO
David Bellos, Un pez en la higuera. Una historia fabulosa de la traducción,* trad. de Vicente Campos, Barcelona, Ariel, 2012.
*El título original es Is That a Fish in Your Ear?
viernes, 25 de enero de 2013
UNA NOVELA QUE ENGANCHA
Decir que una novela te ha enganchado desde la primera página, ¿constituye acaso su mayor elogio? Es por supuesto, un elogio, pero ¿el mayor? Porque hay muchas novelas que te atrapan en su trama, aunque te ofrezcan sólo un entretenido pasatiempo, unas horas de evasión de la prosaica realidad. Algo que nunca debió pasar, de Juan M. Velázquez, posee muchos más ingredientes que la simple atracción, apasionante desde luego, de su intriga. Personajes perfectamente delineados y creíbles, tanto protagonistas como secundarios, la constante alusión a un tiempo aciago como fue el de los años de plomo del terrorismo, un espacio urbano, del de la ciudad de San Sebastián, agobiante y cerrado a pesar de sus bellezas naturales y arquitectónicas.
Novela policiaca porque en ella intervienen policías y delincuentes, no es tampoco una novela de buenos y malos. Es, sí, una novela testimonio (pero me gustaría que quedase claro que es antes que todo eso, novela, es decir, obra artística) sobre unos años en que la policía no sabía o no podía reprimir el delito como no fuese con torturas, y eso hace mella, no sólo en el torturado, sino en el torturador. No hay tesis en esta novela, sólo verdad desnuda, terrible y desgraciada.
No vamos a desvelar su trama ni por asomo. Yo sólo les recomiendo vivamente que la lean. Y aquí, por ejemplo, pueden comprarla.
sábado, 19 de mayo de 2012
LLENANDO EL VACÍO CENTRAL
Esta luminosa intuición de George Steiner (en Nostaglia del Absoluto, Madrid, Siruela, 2004, 7ª ed., p. 15) no deja de ser menos luminosa porque las conclusiones no estén a la altura.
Después de tres capítulos deslumbrantes, dedicados, respectivamente, al marxismo, al psicoanálisis y a la antropología estructural de Lévi-Strauss, tres ideologías de origen judío, por cierto, no importa demasiado que se pierda por otros derroteros en los dos capítulos finales. Sobre todo en el último, ¿Tiene futuro la verdad?, algo desconcertante.
No importa, digo, porque la intuición ya estaba allí.
martes, 15 de mayo de 2012
AFORISMOS, SOFISMAS Y BUÑUELOS DE VIENTO
En fin... Es verdad, nunca he sido mucho de Pessoa. Ahora, algo menos. Lástima.
martes, 10 de abril de 2012
ANTONIO MORENO: NOTAS DE ADONDEQUIERA
Afortunadamente, todas las cosas acaban, las mejores y las peores, las que anhelamos y las que aborrecemos, y en su alternante finitud estriba lo que ellas son para nosotros. Por eso resulta poco juicioso desear que nada dure indefinidamente, inluidos nuestro nombre o nuestra vida. Hay algo de pueril en el ansia de alcanzar una existencia eterna. Es este afán una enfermedad romántica, o bien una religiosidad engañada. ¿Qué se pretende que sea inmortal? ¿El cuerpo? ¿La devanadera consciente del pensamiento? La eternidad no puede iniciarse después de nuestra hora última; la eternidad no está por delante o por detrás de nuestros pasos, cuando cesa definitivamente el flujo temporal que se inició en el momento de nuestro nacimiento. Vivimos en el seno de lo eterno, respiramos eternidad cada mañana, mientras transcurre la jornada de trabajo o nos asomamos para ver desde él las palmeras o las buganvillas. Y hay momentos que son una cresta clara porque la percibimos, nos sabemos expresión pasajera e integrante de ella. Conviene tener confianza y dejarse llevar, como el niño se deja conducir por la mano de la madre o del padre. Vinimos; un día nos marcharemos con voluntad placentera.
lunes, 10 de octubre de 2011
JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ
Su poesía nos habla casi siempre en tono coloquial, desparramado y suelto, con toques de surrealismo, ma non troppo, pero su verso adquiere a veces un aire confesional, como sucede en este AHORA APREMIA EL CALOR, donde el poeta parece ajustar cuentas consigo mismo o, más bien, con un ego del pasado:
viernes, 7 de octubre de 2011
CARLOS SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
domingo, 2 de octubre de 2011
RODRIGO OLAY
¿Que se trata de un primer libro, o que una primera golondrina aún no trae el verano? Bien, tiempo al tiempo. Y la poesía de Rodrigo Olay, ahora quizás demasiado pegada a modelos y maestros, a interxtualidades y erudiciones, se irá descubriendo a sí misma en lo más personal e intransferible. En versos como, por ejemplo, estos:
jueves, 25 de agosto de 2011
GENERACIONES Y SEMBLANZAS
"La excelente poeta María Victoria Atencia (Málaga, 1931) pertenece por méritos propios a la denominada Generación del 50".Ejem. Un momento, ¿por méritos propios? Uno creía que a una generación se pertenecía de modo inexorable, por biología. Ahora, ¿por méritos propios?
sábado, 22 de mayo de 2010
DIRECCIÓN BROOKLYN
Pero lo leo también como un libro de memorias, las de la infancia en una Toledo de posguerra, el recuerdo estremecido y verdadero de su madre...
Y no sé por qué, estas páginas referidas al pasado me suenan más vivas, más actuales que todo lo demás.
Y es que todo lo que tenemos que contar está en nuestra infancia. Lo demás... ya lo contarán nuestros hijos...
lunes, 3 de mayo de 2010
NOMBRES DEL ÁRBOL
A quienes conozcan la trayectoria poética de Antonio Moreno, reunida en Intervalo (La Veleta, 2007), no les sorprenderá, no puede sorprenderles, la alta calidad de este su último y reciente libro, Nombres del árbol (Tusquets, 2010).
Lo que sorprende es que, sin variar de voz o de tono, sin trasvestismos ni giros novedosos, Antonio Moreno llegue a lo más alto por la vía de lo más hondo. Que se supere a sí mismo en la contención, en la desnudez, en la sencilla complejidad de lo perfecto.
Es la poesía de Antonio Moreno una poesía de raíz metafísica, es decir, una poesía de grandes preguntas sobre los interrogantes fundamentales de la vida humana. Pero no lo es por vía de grandilocuencia o de retórica, de discurso metódico o afirmaciones discursivas. Sino por la vía, más poética, de la sugerencia y del símbolo, del detalle expresivo, de realidades concretas que remiten a otras realidades que sólo pueden percibirse por insinuación o por metáfora:
Sí, voz, acaso vengas con la lluvia,
pero tú ya eras lluvia en mi interior,
lluvia que ve a su hermana en esta lluvia,
agua feraz que da conocimiento
y tanta fe que es clarividencia.
Discreto y poco mediático, Antonio Moreno es ya un nombre imprescindible de la poesía española de esta hora.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Péguy y los sacramentos
Marcel, el hijo primogénito de Charles Péguy, escribió varios libros sobre su padre. Uno de ellos es éste, El destino de Charles Péguy, y en él escribe que la conversión de su padre no supuso un retorno a la Iglesia y a sus normas y prácticas, sino un cambio desde la metafísica platónica a la filosofía de Cristo. Marcel afirma y defiende una distinción entre cristiandad e Iglesia:
"Aquellos que creen en la metafísica cristiana pertenecen a la cristiandad. Aquellos que, además, se someten a la Iglesia, pertenecen a esta Iglesia. Desde la época en que escribía su Juana de Arco, mi padre había establecido esta distinción. Había observado que si los jueces de Ruán podían muy bien excluir a Juana de la Iglesia (negándole la comunión, rechazando incluso oírla en confesión), ningún poder humano podía excluirla de la cristiandad. Es cada hombre por sí mismo quien decide de su pertenencia o de su exclusión de la cristiandad."El asunto tiene sin duda un largo recorrido teórico, pero, en el caso de Péguy, tiene una base práctica, una raíz biográfica.
Socialista y ateo, Péguy se casó con una mujer socialista y atea como él, si no más, Charlotte Baudouin. Una vez "convertido", se le planteó un problema práctico: su matrimonio civil no tenía ninguna validez canónica y, canónicamente, no era más que un amancebamiento. Sus hijos tampoco estaban bautizados.
Un día Jacques Maritain, sabiendo perfectamente que Péguy no estaba en ese momento, se presentó en su casa para convencer a su mujer de que se bautizara y se casara por la Iglesia. Cuando se enteró, Péguy rompió definitivamente su amistad con Maritain. También hubo (no recuerdo ahora quién) quien propuso a Péguy que se separase de su esposa, posibilidad sobre la que el poeta no quiso ni oír hablar.
Un año después de la muerte de Péguy en el campo de batalla, su esposa y sus hijos solicitaron el bautismo.
sábado, 8 de noviembre de 2008
Las maldades de Jacinto Benavente
Como los explosivos que parecen un juguete, las verdades más peligrosas son las que parecen mentira.
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Conviene dejar al morir algunas deudas incobrables, para que alguien nos llore con sinceridad.
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La cultura puede improvisarse; la educación no se improvisa.
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Podéis dar al pueblo toda clase de libertades; él se encargará de perderlas.
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El que sólo es notable en un rincón del mundo, quisiera que aquél rincón fuera todo el mundo. ¿No es verdad, oh regionalista?
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Si la historia de la literatura española se escribiera a gusto de don Miguel de Unamuno sería lo más fácil de aprender: antes de él, nadie; después de él, nada.
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No hay nada que se parezca a un hombre tonto como una mujer sabia.
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La mujer es superior al hombre, considerada por sí misma; pero inferior al perro, considerada como compañera del hombre.
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¿Llegaste a la cumbre? Estás solo y tienes frío.
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Para hacernos amar no preguntemos nunca: ¿Eres feliz? Digamos siempre: ¡Qué feliz soy!
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Aun más difícil que un cariño es encontrar un odio desinteresado.
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Si queréis engañar a vuestra mujer sin disgustarla, procurad que sea con alguna amiga suya que tenga fama de virtuosa.
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No incurráis nunca en la tontería de decir a vuestra mujer que estimáis en más su virtud que su belleza, porque os exponéis a que ella os demuestre que hay todavía quien estima en más su belleza que su virtud.
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Ilustrar a las clases populares es como barnizar la madera de pino. La madera no gana gran cosa, pero sí los expendedores de barnices.
martes, 23 de septiembre de 2008
Zubiri y los idiomas: dos anécdotas
Otra anécdota. En 1921 tuvo que examinarse de griego en la Universidad Central. Relata CC:
"Y lo grave era que ese Xavier, que yo conocí diez años más tarde leyendo griego para su deleite personal, apenas si lo sabía entonces. Pero X siempre tenía suerte. Todavía resultó que un compañero suyo de exámenes todavía sabía menos griego que él. Ese compañero se llamaba Antonio Machado, y por aprobarle no tuvo el tribunal más remedio que aprobar a X."
[Carmen Castro, Biografía de Xavier Zubiri, Málaga, Edinford, 1992, p. 76]
sábado, 20 de septiembre de 2008
Desde fuera
Ya sé que la unanimidad es sospechosa, pero toda regla tiene su excepción.
sábado, 13 de septiembre de 2008
Arturo Serrano Plaja, entre el Soviet y el Cristo
El caso de Arturo Serrano Plaja (San Lorenzo de El Escorial, 1909-Santa Bárbara, California, 1979) es el de un poeta que consiguió una proeza que son dos. Durante la guerra civil publicó el mejor poema marxista de la literatura española, El hombre y el trabajo (1938) y, años después, en 1965, con La mano de Dios pasa por este perro, el poema cristiano menos empalagoso de una época y de un país en que la poesía religiosa estaba tan confitada de almíbares, por no decir que de agua bendita y olores a alcanfor de sacristía.
Si El hombre y el trabajo lo rescató en 1978 Francisco Caudet en una edición facsímil —con los dibujos de Ramón Gaya—, no sucedía lo mismo con el resto de la producción de Serrano Plaja. Ahora, Serge Salaün y José Ramón López García —este último se encarga además del estudio introductorio— nos ofrecen una cuidada edición de la producción poética de Serrano Plaja desde 1939 hasta 1970, incluyendo no sólo los libros publicados (Versos de guerra y paz, Galope de la suerte, La mano de Dios…, Los álamos oscuros) sino una abundante addenda de poemas sueltos e incluso inéditos.
Si el conjunto de esta poesía no es, en absoluto, desdeñable, no es, con todo, más que la constelación de los dos libros centrales de Serrano Plaja, El hombre y el trabajo y La mano de Dios pasa por este perro.
De El hombre y el trabajo hablaron elogiosamente Octavio Paz, Antonio Machado, Rafael Alberti o María Zambrano. El prestigio del libro sigue intacto, aunque quizás no sea muy leído hoy en día, y Víctor García de
Terminada la guerra, Serrano Plaja comenzó un largo exilio por Francia, Chile, Argentina… hasta recalar finalmente en Estados Unidos, donde alcanzaría el puesto de catedrático en
Serrano Plaja se había ido por estos años alejando paulatinamente del comunismo, tal vez impresionado por el discurso de Kruschov ante el XX congreso del PCUS o la posterior represión soviética en Hungría, tal vez, también, cabe apuntar, por la prosperidad del american way of life que tenía ante sus ojos. Su ruptura teórica y definitiva con el comunismo la plasmaría en su ensayo “Arte comprometido y compromiso del arte” (1960). Ya, por otra parte, colaboraba regularmente en España con Papeles de Son Armadans, Cuadernos Hispanoamericanos, Ínsula, Poesía Española…
¿Fue su desengaño político lo que le llevó a abrazar el cristianismo? Aunque alguna parte pudo tomar tal decepción, el salto es demasiado grande y además innecesario. Se puede cambiar de punto de vista político sin que ello entrañe mayores consecuencias de tejas para arriba. La conversión, creo que podemos llamarla así, de Arturo Serrano Plaja, tenía raíces algo más hondas que la política, y se situaba en un plano existencial y vivencial. Se trataba, en definitiva, del sentido de la vida y de la muerte, esa pareja extraña que nunca se separa. Era el mismo problema que le había preocupado en El hombre y el trabajo. El poeta lo expresará en unos versos de La mano de Dios…, su segunda proeza poética: “morir es la derrota/ si no hay Dios/ da vergüenza morir y más de noche/ morir sólo de pena de noche da vergüenza/ da pena de morir solo de noche/ sólo morir de pena/ de morir da vergüenza/ de cosa indecorosa/ de vida ya indecente/ si no hay Dios/ da vergüenza morir sólo de muerte.”
López García insiste machaconamente en la “temática religiosa heterodoxa e irreverente” de este libro, aunque ni una sola vez da algún detalle de dónde encuentra lo heterodoxo o dónde lo irreverente. Extraño sería que una editorial como Rialp (en cuya colección Adonáis se publicó el poemario) consintiese en publicar un libro no ya heterodoxo sino, además, irreverente.
La mano de Dios pasa por este perro parte de un conocido pasaje del evangelio de Marcos (VII, 24-30) en el que una mujer fenicia pide a Jesús la curación de su hija. Jesús, al principio se niega, porque es extranjera y “no está bien echarles a los perros el pan de los hijos”, pero al argüirle la mujer que “también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los hijos”, accede. El poeta se siente aquí ese perro vagabundo, “ese perro pulguiento”, “lleno de mataduras y miseria/ mas al fin aquí estoy.”
Queda, para el lector, quizás, el dilema de qué Serrano Plaja escoger, si el marxista o el converso. Dilema que no se le presentará al verdadero lector de poesía: el valor de estos dos libros, de los dos, y no sólo de esos dos, sitúa a Serrano Plaja en la primera fila de la poesía española de nuestro pasado siglo XX. Lo paradójico, o quizás no tanto, dada la pereza de nuestra cultura, o nuestra cultura de la pereza, es que aún carezcamos de una biografía suya digna de tal nombre.
De momento, aunque no se comprenda muy bien por qué no se ha aprovechado la ocasión para publicar su poesía completa, aquí está, puesta en limpio, la que escribió durante el exilio, desde 1939. No es poco.
[Publicado en Clarín. Revista de nueva literatura, núm. 73 (2008)]
domingo, 7 de septiembre de 2008
El extraño episodio de Emaús
Francisco Morales Padrón, catedrático de Historia de América, ha publicado recientemente un libro titulado Jesús de Nazaret. Realidad y fabulación (Sevilla, Renacimiento, 2008), sugerente y bien escrito, pero del que, por momentos, no sabemos muy bien qué pensar.
Veamos, por ejemplo, el capítulo "El extraño episodio de Emaús".
"El relato -comienza por decir nuestro autor- es tan bello como el de la Samaritana. Si el episodio del pozo únicamente lo relata Juan, el de los discípulos de Emaús sólo lo refiere Marcos cuyas líneas encierran pruebas convincentes de la Resurrección de Cristo."Pasemos por alto que no es Marcos, sino Lucas el que refiere este episodio: puede ser una errata o un despiste (porque luego, en efecto, cita a Lucas). Vayamos al meollo, que es la Resurrección de Cristo. ¿Se trató de una Resurrección física o de una Resurrección simbólica? Dice Morales Padrón:
"¿Acaso cuando los discípulos decían que Jesús había resucitado de entre los muertos querían dar a entender que, del mismo modo que Elías había retornado a la vida al ser heredados su espíritu y su misión por Juan el Bautista, también entre ellos mismos habían cobrado nueva vida el espíritu y la fe de Jesús? Desde nuestra ignorancia estamos incapacitados para responder a estas preguntas."Y aquí es donde el lector da un respingo y dice: "Oiga usted, maestro, y si no sabe, ¿pa qué escribe un libro?"
Sobre la Resurrección de Jesús de Nazareth existe una abundantísima literatura, histórica, filológica, teológica... Porque no es cuestión baladí, sino la piedra angular del Cristianismo. Por lo menos, es lo que dice Pablo en la primera carta a los corintios: "y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo."
¿Acaso no se dice en Lucas: "Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo."? ¿Y qué tocó Tomás el incrédulo, símbolo o carne?
Bien está que cada cual adopte la postura que crea más honesta y más conforme a la verdad. Pero antes hay que estudiar bien el tema, y no dar por despachado un asunto sin documentarse, argumentar, razonar, rebatir, defender... que es lo que, a pesar de manejar bibliografía, no hace aquí Morales Padrón.
En fin, el libro del profesor está muy bien escrito, y es interesante y recomendable, se lee bien... pero... no se puede despachar de un plumazo, en párrafo y medio, una cuestión tan crítica.
Por lo menos habría que considerar estos dos puntos.
1º.- En los Evangelios se habla siempre de una Resurrección física de Jesús. Y el episodio de Emaús no lo contradice.
2º.- Jesús ha muerto como un fracasado. Sus discípulos (salvo Juan) huyen, se esconden, reniegan... ¿Qué ha tenido que ocurrir para que vuelvan a su misión, para que incluso estén ahora dispuestos a arrostrar el martirio? Sólo la Resurrección puede explicarlo.
(Los judíos dieron otra interpretación: que los discípulos habían robado el cadáver para luego decir que había resucitado... Y otra, los musulmanes: que Cristo realmente no murió en la Cruz, sino que fue llevado por ángeles al Cielo).
Hubiera sido conveniente detenerse algo más en esta cuestiones en un libro que, por lo demás, resulta de muy agradable lectura.
sábado, 16 de agosto de 2008
Tópicos, fórmulas y mentiras
"Los años veinte y treinta significaron, entre otras cosas, la incorporación de las mujeres a la vida cultural e intelectual española, un proceso truncado, como tantos otros, por la Guerra Civil, y que luego, durante el franquismo, sufrió una tremenda inversión o retroceso." Así comienza la reseña de Luis García Jambrina en ABCD a la Poesía esencial de Ernestina de Champourcin, antologada y prologada por Jaime Siles (Fundación Banco Santander, 2008). Un tópico obligatorio, una fórmula manida, pero, sobre todo, una falsedad irritante.
¿No había mujeres en la vida cultural española antes de los años veinte y treinta del siglo XX? ¿Acaso nunca existieron María de Zayas, sor Juana Inés de la Cruz, Ana Caro, Rosa Gálvez, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán, Concha Espina... en fin, tantas y tantas como podrían citarse? (Que no vamos a hablar ahora de las segundonas, como Antonia Díaz, Mercedes de Velilla, Blanca de los Ríos o Isabel Cheix).
¿Un proceso truncado? ¿Una tremenda inversión o retroceso en el franquismo (sea eso lo que sea, que aún no lo sabemos bien)? Entonces, ¿cuándo escribieron Gloria Fuertes o Carmen Laforet, Eulalia Galvarriato, María Victoria Atencia o Pilar Paz Pasamar? ¿Y Elena Quiroga, Ana María Matute o Dolores Medio? ¿Y Carmen Martín Gaite o Mercedes Salisachs? ¿Y Paulina Crusat, María Moliner o Elena Soriano...?
Luego resulta que, según confiesa el propio García Jambrina, las únicas mujeres que Gerardo Diego recogió en su famosa antología eran Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcin. O sea, que tampoco era para tanto eso de los años veinte y treinta... Por lo menos, en cuanto a la poesía.
Y otra perla de la reseña: que la llamada generación del 27 fue "la que trajo a España la modernidad". Vamos, que ni Juan Ramón Jiménez, ni Unamuno, ni Azorín...
Luis García Jambrina, habitualmente inteligente en sus reseñas, ha debido de escribir ésta en la playa, a la hora de la modorra, o con el piloto automático de las rutas más previsibles.
Por cierto, en el próximo número de Clarín saldrá mi propia reseña de la antología de la Champourcin. ¿Diré yo también alguna tontería? Todo el que tiene boca...
lunes, 4 de agosto de 2008
La filosofía de Quimo
"Quimo era incapaz de rencor; estaba acostumbrado a renunciar; sabía que en amor lo que más vale es el deseo o la memoria, que la dicha, para serlo, ha de ser pasajera, que hay que sufrir sin resentimiento, que el tiempo lo allana todo."