LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle
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domingo, 31 de marzo de 2013

PASCUA DE RESURRECCIÓN

Cristo muere porque rehusa someterse a la ley de la violencia, la denuncia en todas sus declaraciones, y los hombres, rechazando su Revelación, vuelven forzosamente su violencia contra él. Esgrimen contra él la ley del mimetismo violento. Hacen de él un chivo expiatorio más.

Ese es el fundamento antropológico de la Pasión, y nada más. Si no hubiera más que lo humano en la Pasión, la voz de Cristo habría sido sofocada, o se habría convertido en una divinidad pagana como las otras, un chivo expiatorio sacralizado. Su palabra verdadera no habría llegado hasta nosotros.

Si su voz fue escuchada, si los discípulos fueron recobrados, y si, en lugar de juntarse con los perseguidores, como comenzaban a hacer en el transcurso de la Pasión, finalmente proclamaron la inocencia de Jesús, es gracias a la resurrección, y al Paráclito que les enseñó la verdad. 

Réné GIRARD, Cuando empiecen a suceder estas cosas..., Madrid, Encuentro, 1996, p. 109.

lunes, 21 de mayo de 2012

LA VERDAD, UN PROBLEMA

Antier dijimos que la noción de verdad era harto desconcertante en el caso de George Steiner. Explicaremos hoy por qué.

Comenzaré por donde termina esta quinta conferencia  - titulada "¿Tiene futuro la verdad?"-, allí dónde dice:


La verdad, creo, tiene futuro; que lo tenga también el hombre está mucho menos claro. Pero no puedo evitar un presentimiento en cuanto a cuál de los dos es más importante.


Y es que "somos huépedes en un universo vastísimo e incomprensiblemente poderoso cuyos hechos, cuyas relaciones, no fueron cortadas a nuestro tamaño o a la medida de nuestras necesidades. Sin embargo, pertenece a la dignidad de nuestra especie ir tras la verdad de forma desinteresada. Y no hay desinterés mayor que el que arriesga y quizás sacrifica la supervivencia humana."

Existe, pues, en el sentir de Steiner, una oposición, una contradicción entre los intereses de la verdad y los intereses del hombre..

Y uno, francamente, no entiende por qué.

sábado, 19 de mayo de 2012

LLENANDO EL VACÍO CENTRAL

"La historia política y filosófica de Occidente durante los últimos 150 años puede ser entendida como una serie de intentos -más o menos conscientes, más o menos sistemáticos, más o menos violentos- de llenar el vacío central dejado por la erosión de la teología."

Esta luminosa intuición de George Steiner (en Nostaglia del Absoluto, Madrid, Siruela, 2004, 7ª ed., p. 15) no deja de ser menos luminosa porque las conclusiones no estén a la altura.

Después de tres capítulos deslumbrantes, dedicados, respectivamente, al marxismo, al psicoanálisis y a la antropología estructural de Lévi-Strauss, tres ideologías de origen judío, por cierto, no importa demasiado que se pierda por otros derroteros en los dos capítulos finales. Sobre todo en el último, ¿Tiene futuro la verdad?, algo desconcertante.


No importa, digo, porque la intuición ya estaba allí.

domingo, 8 de abril de 2012

ÚLTIMA HORA

Crucifíxus etiam pro nobis sub Pontio Pilato; passus et sepultus est, et resurrexit tertia die, secundum Scripturas, et ascendit in cælum, sedet ad dexteram Patris.

sábado, 28 de enero de 2012

LAS RAZONES DE LA FE

Que la vida no tenga dirección ni término, que el hombre no tenga destino, esto es lo que soy incapaz de creer, como lo soy también de rechazar el testimonio del pensamiento, de la palabra, del rostro, tomados en sí mismos, y más aún, tal vez, de su expresión en el arte humano. El arte sería para mí el testigo irrecusable del Dios que es Amor, si no hubiera este otro testigo en mi interior, esta conciencia que me juzga, a la que interrogo y que me responde, y de la que depende el pensamiento más oculto. Esto puede parecer muy lamentable al filósofo: no pretendo aquí deslumbrar con aduladoras razones a los que me lean, sino darles las razones verdaderas de mi Fe.

François Mauriac, Lo que yo creo, Madrid, Taurus, 1963.

lunes, 19 de diciembre de 2011

SERVILLETA TEOLÓGICA


Pecado no es el delito,
ni la falta, ni el error,
ni la injusticia siquiera.
El pecado es contra Dios.

lunes, 31 de octubre de 2011

CLEMENCIA

"- No hablemos de religión, Clemencia.", le dice sir George Percy a la protagonista de la novela homónima de Fernán Caballero.
"-¿Y por qué? -le pregunta la joven- Aguardo con viva curiosidad la respuesta."
Clemencia es la representación de algo así como la perfecta católica, al paso que sir George es el ejemplo consumado del perfecto libertino. Al fin responde éste:
"-Porque la religión es el secreto más exclusivamente suyo que tiene la conciencia del hombre, señora."

Sir George cree, en efecto, que la religión es asunto privado y exclusivo de la conciencias, que se trata de algo personal, sin repercusión alguna en la vida social, de algo que no debe exteriorizarse, por ser de mal gusto.
Clemencia, que está secretamente enamorada de sir George, el cual simplemente la corteja como a tantas, responde con prontitud y viveza a las razones de su pretendiente:
"- Yo pensaba al contrario, que no era su secreto, sino su galardón, el que más alto llevaba, el que más recio proclamaba.Sólo concibo dos móviles a esa punible pretensión al misterio o a la reserva: el uno, malo, que es tener en poco sus creencias; el otro peor, que es el no tener ningunas, y ser de esta suerte el silencio, como dice La Rochefoucauld de la hipocresía, un homenaje que la impiedad rinde a la religión. Sabéis que el Dios del universo, cuando a salvar y a enseñarnos vino, dijo entre sus sobrias y santas sentencias que alcanzaban todos los desbarros presentes y futuros del espíritu humano: El que no está por mí, está contra mí."
Clemencia, por esta y otras razones, terminará renunciando al amor de sir George, y casándose con su primo Pablo, con quien comparte creencias y costumbres. Y, por descontado, será este un matrimonio feliz.
Lo que uno se pregunta ahora es si este conflicto novelesco sigue teniendo vigencia ahora, en nuestros días.  
Clemencia se publicó por primera vez en 1852.

martes, 5 de julio de 2011

HERMANOS EN CRISTO

Cuando yo era joven y ateo, o juvenilmente ateo, digamos, porque el ateísmo es o al menos parece ser siempre una enfermedad irremediablemente juvenil, una cosa que reprochaba a los cristianos era que no amasen al prójimo por sí mismo, sino "en Cristo". Me parecía de una hipocresía difícilmente exagerable. Porque lo amaban por una idea, no por los valores que ese prójimo pudiera albergar en sí mismo. Un afán de proselitismo apenas disimulado.

Pero en cierto momento de mi vida, y no quiero ahora hacer valer el valor del Espíritu Santo, que abre las conciencias, para no indignar más de lo necesario a mis amigos ateos, senilmente ateos, digamos, digo que en cierto momento de mi vida me di cuenta de que quien estaba equivocado era yo.
¿Se puede amar a alguien por su belleza -sí, quizás no por mucho tiempo-, por su inteligencia -sí, pero...(la inteligencia siempre tiene un pero)-, por su cultura -desde luego, pero eso es admiración, no amor-, por...?

Y, ¿qué pasa con esos seres vagabundos, alcohólicos, retrasados, deformes, inválidos, tullidos del alma o del cuerpo, o de ambas cosas a la vez? ¿Nos entregaremos a la eutanasia, o al aborto, sin remilgos?


De siempre se ha dicho que la cruz del matrimonio es tan pesada que es preciso llevarla entre tres.

Y, sí, el amor humano o es triangular o no es nada. Yo, el Otro, Dios. Y, desde luego, aquí el orden de los factores no altera el producto.

martes, 7 de junio de 2011

PARA UNA EPISTEMOLOGÍA DE LA FE (y 2)


Pero sin duda el terreno más resbaladizo es el que más se adentra en el sentido último de la vida. La ética, la economía y las ciencias sociales, la filosofía, la teología... Imposible para la mayoría de los mortales hacerse experto en todas estas disciplinas. Se perdería en ese bosque frondoso y umbrío. Tal vez se volvería loco, entre argumentos y contra argumentos, entre tesis y refutaciones.


De ahí que el hombre necesite creer, es decir, confiar, tanto en sus actos más cotidianos (¿cómo sé que este amable dependiente de unos grandes almacenes no es en realidad un asesino en serie que me asestará varias cuchilladas en cuanto le pregunte por una olla rápida?), como en los más trascendentes. Es verdad que hay cosas que creemos por nosotros mismos, por indicios o suposiciones que parten de la propia experiencia, pero en las cuestiones menos evidentes, es decir, más trascendentes, necesitamos de otro, el guía, el maestro, ese alguien en que ponemos nuestra confianza y le concedemos autoridad, así sea el periódico o la radio que seguimos.

Ahora bien, el concepto de autoridad parece estar en franca retirada. Hubo un tiempo en que el principio de autoridad era sagrado. Hoy ya no gozan de autoridad, o cada vez menos, ni los padres, ni los maestros, ni los médicos, ni los políticos... Hoy la autoridad es sinónimo de mera coerción, y se ha dejado de ver como protección, garantía, seguridad, confianza... Sólo por coerción detenta su autoridad la autoridad. Fue la Ilustración la que empezó a poner en cuestión el argumento de autoridad. El sapere aude de Kant no quería decir otra cosa que “no te creas nada, averígualo todo por ti mismo”. Pero, como hemos visto, esto es imposible. Ciertas cosas podemos discernirlas por nosotros mismos, pero en la mayoría de los casos, necesitamos depositar nuestra confianza en alguien o en algo.

Sin un cuadro claro de autoridades, sin un horizonte de creencias firmes y comunes, el hombre moderno se ve abocado a creer sólo en sí mismo, por sí mismo y para sí mismo. O no cree en nada (nihilismo) o cree en todo (relativismo), pero lo más frecuente es que crea sólo en sí mismo, y por tanto en lo que le interese o le convenga (egoísmo, consumismo, filosofía del éxito). El hombre moderno, que ha renunciado a la autoridad, ha renunciado también a la comunidad. Nos hemos quedado solos. Pero la conocida frase “creer en uno mismo” no es más que una bobería propia de psicólogos de baratillo. Creer es siempre confiar en el otro y en lo otro.


¿Es posible, hoy, creer en algo? Por supuesto. De hecho, la gente cree hoy muchas cosas: como ocurría en tiempos pasados, aunque las creencias sean ahora otras, y los tópicos, distintos. Si creer es algo antropológicamente indispensable (“Porque todo es creer, amigos, y tan creencia es el como el no. Nada importante se refuta ni se demuestra, aunque se pase de creer lo uno a creer lo otro”, Antonio Machado dixit), no basta con “estar en la creencias”, pasivamente, como decía Ortega, sino en “tenerlas”, y tenerlas y obtenerlas de modo activo y consciente. Hoy la fe, cualquiera que esta sea, necesita, más que nunca, de la razón. Pero no olvidemos que la fe no está sólo al final del camino de la razón, sino también en el principio. ¿Un círculo vicioso? No, una ayuda mutua. La Razón, divinizada, nos había cerrado las puertas de la fe; la razón rehumanizada, puede que nos las vuelva a abrir. Sólo es precisa una condición: abrir nuestros corazones y nuestras mentes a la pregunta, a la búsqueda, al diálogo. Al otro y a lo otro. Es decir, re-pensar lo que creemos. Tener creencias, sí, pero no conformarse, a merced de la corriente, con estar en ellas. En definitiva, creer en la razón para creer de nuevo.

lunes, 6 de junio de 2011

PARA UNA EPISTEMOLOGÍA DE LA FE (1)


La mayoría de la gente se muestra convencida de que tiene ideas, cuando, en realidad, sólo tiene creencias. No es nada extraño. La fe nos resulta indispensable. El edificio en el que ahora estoy, y en cuya biblioteca leo y escribo, data del siglo XVII. ¿Cómo sé que tan vetusta fábrica, aunque haya sido restaurada varias veces, no se va a venir abajo inesperadamente? ¿Cómo sé que el suelo no se hundirá bajo mis pies o la techumbre no se desplomará sobre mi cabeza? No he visto los planos, desconozco el nombre del arquitecto, la fecha de su restauración, no sé si los papeles están en regla o si el mantenimiento es el adecuado. Sencillamente, confío: creo. No ciegamente, claro está, sino a través de indicios y suposiciones (que no he comprobado): confío en las autoridades administrativas de las que el edificio depende, supongo que los técnicos (cuyos nombres, aunque los conociera, no me sonarían de nada) serán competentes y honrados, que la estadística (que no he calculado, sólo a ojo de buen cubero) indica que estos casos son muy poco frecuentes, y que es más fácil que se agriete o se arruine una vivienda de protección oficial de hace veinte años que un edificio catalogado del siglo XVII. En definitiva, estar aquí y ahora leyendo y escribiendo, bajo estas bóvedas, es ya en sí un acto de fe. 



Pero este ejemplo banal de la vida cotidiana revela el mecanismo que aplicamos en otras esferas: nuestra concepción del mundo y de la sociedad, el sentido que damos a nuestra propia vida. La gente ha oído hablar del big-bang, de la evolución de las especies, del cambio climático, del teísmo y del ateísmo... Pero, ¿quién puede pararse a comprobarlo todo, y a comprobarlo por sí mismo? Si quisiera poner en claro si el origen del Universo está probadamente en ese famoso bing-bang, o si es sólo por el momento una hipótesis científica, o qué consecuencias tendría en una nueva cosmología... se vería obligado a consultar varios libros cuyo entendimiento no está al alcance de cualquiera, incluso si esos libros son de mera divulgación. No digamos si se enfrenta al calentamiento global, que unos afirman rotundamente y otros niegan con no menor convicción. O las diversas teorías sobre evolucionismo... Todo es muy complejo.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA DECADENCIA DE LA UNIVERSIDAD

En 1852 el Gobierno español, reinado de Isabel II, decretó la desaparición de las facultades de Teología de las Universidades, relegando su enseñanza exclusivamente al ámbito de los Seminarios diocesanos.


Si alguien me preguntase cuándo se jodió la Universidad, yo diría que entonces, que a partir de entonces comenzó la decadencia de la Universidad, que sigue imparable hasta hoy. La Universidad se desentendió del Todo para dedicarse en exclusiva a las Partes, aisladas además entre sí. Aunque se siguió llamando Universidad, ya no era más que una utilitaria escuela de alta formación profesional.


Con ello no sufrió la Teología, que ha seguido siendo hasta hoy mismo una ciencia viva. Baste recordar los nombres Edith Stein, de Guardini, de Von Balthasar, de Danielou, de Lubac, de Küng, de Moltmann... de tantos nombres cuya enumeración sería interminable.

La que sufrió fue la Universidad. Se entiende que la estatal y estatalizada. Porque otro efecto de aquel decreto fue la creación de Universidades católicas. 


Sin Teología no hay Universidad. Sin la reina de las ciencias, las criadas, desorientadas y huérfanas, se desmandan, se repiten, holgazanean, se dedican a sisar del cajón de la expulsada.

Algunos dirán que exagero; otros, directamente, soltarán la carcajada. Bueno. 

Yo lo que compruebo es que la Teología no ha envejecido: ahí está si no el fresquisímo ensayo de Fabrice Hadjad, La fe de los demonios, que va ya por su segunda edición, y que recomiendo vivamente a todos, ateos, creyentes y mediopensionistas. En cambio, compruebo que la Universidad ha envejecido, o se ha infantilizado, que para el caso viene a ser lo mismo. Ahora juega a los créditos, los licenciados serán graduados, la movilidad de profesores y alumnos (de la que tanto se cacarea) es imposible de facto, y ella, el alma mater, se dedica a darse baños de bolonia (que no huele, ni mucho menos, como la colonia). En fin.

domingo, 15 de agosto de 2010

A LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN (PEDRO ESPINOSA)

Tiziano
En turquesadas nubes y celajes
están en los alcázares empirios,
con blancas hachas y con blancos cirios,
del sacro Dios los soberanos pajes.


Humean de mil suertes y linajes,
entre amaranto y plateados lirios,
inciensos indios y pebetes sirios
entre alfombras de lazos y follajes.


Por manto el Sol, la Luna por chapines,
llegó la Virgen a la empiria sala:
visita que esperaba el Cielo tanto.


Echáronse a sus pies los serafines,
cantáronle los ángeles la gala,
y sentóla a su lado el Verbo santo.


[hoy, 15 de agosto, en el Calendario de la Poesía Española]

domingo, 2 de mayo de 2010

EL MUNDO DE LOS SUEÑOS

[Con mi padre, entonces... siempre]


Volvía de enterrar a mi padre, porque de entierro se trató y no de incineración, y mi madre, que aún no sabía nada, porque habíamos decidido no decirle nada por el momento, hasta prepararla adecuadamente y ver el modo de transmitirle la triste nueva, me preguntó por él. Sigue en el hospital y sigue bien, fue lo único que supe decirle. Me contó entonces que la otra noche había tenido un sueño, y que veía en él a mi padre en medio de una tertulia, y que ella se decía a sí misma: Andando, mira el malo dónde está.

Esa noche había sido la noche en que mi padre falleció en el hospital.

¿Casualidad? ¿Caprichosas corrientes de los sueños? ¿Premonición? ¿Visión acaso?

Que cada cual crea lo que quiera. Yo prefiero quedarme con mi propia interpretación. Que sí, que efectivamente a esa hora mi padre estaba ya de tertulia con María Auxiliadora y san Juan Bosco, de los que tan devoto fue en vida.

jueves, 21 de enero de 2010

Gómez Dávila sobre Haiti

"El cristianismo es religión del que vive todo instante
como el de un posible terremoto."


[Nicolás Gómez Dávila, Escolios a un texto implícito, Gerona, Atalanta, 2009, pág. 1132.]

jueves, 7 de enero de 2010

Sed libera nos a Malo

El Padrenuestro que rezamos, ¿es realmente el Padrenuestro que Cristo enseñó o, por lo menos, el que fue recogido por los evangelistas Lucas (11, 1) y, sobre todo, Mateo (6, 9)?

Uno pertenece a esa generación que todavía lo rezó en latín, y aún en esa lengua sabe rezarlo y lo reza, bien que en privado, ya que en público pocas ocasiones se ofrecen.

Luego vino la versión postconciliar, que es la que se reza en Misa, y que no deja de causarme serias dudas.

Sobre todo, el final. Ese " y líbranos de mal", ¿es una buena traducción del "sed liberanos a Malo"? ¿Es una traducción inocente? Porque una cosa es el mal y otra el Malo. Y ya se sabe que quien deja de creer en el Demonio no tarda mucho en dejar de creer en Dios.

Lo que en Mateo se lee efectivamente no es el mal sino el malo: ἀλλὰ ῥῦσαι ἡμᾶς ἀπὸ τοῦ πονηροῦ.

Pero no sólo el final: ese panem nostrum quotidianum da nobis hodie es la versión latina del original griego:
τὸν ἄρτον ἡμῶν τὸν ἐπιούσιον δὸς ἡμῖν σήμερον·

Sí, ya que todo viene de Dios, también nuestro alimento cotidiano. Pero, ¿no es bastante pedestre y alicorta esta petición puramente alimenticia? ¿Acaso no nos ganamos ya nuestro pan con nuestro sudor? ¿Es ésta una petición de verdadero alcance universal y supratemporal?

He aquí cómo traducen este versículo Juan Mateos y Luis Alonso Schökel: nuestro pan del mañana dánoslo hoy, (o "danos hoy el pan del mañana", en la versión en solitario de Schökel) explicándose en nota que pan del mañana es el verdadero sentido de
ἐπιούσιον (epiousion): "Se pide que la unión y alegría propias de la comunidad final (banquete mesiánico, 8, 11) sean un hecho en la comunidad presente."

Esto, desde luego, es menos ramplón, menos sanchopancesco, y tiene más enjundia escatológica, más significado eucarístico.

Dios mío, ¿qué Padrenuestro estaremos rezando?




is délmais délivre-nous du malivre-nous du mal

sábado, 25 de abril de 2009

¡Por fin el bus ateo!

Como era de esperar, tras la Semana Santa, el bus ateo llegará a Sevilla. Sea bienvenido. La única pega que yo le pondría es la más que dudosa legalidad del asunto. Como explica la información de EL CORREO DE ANDALUCÍA, esa publicidad contravenía las normas fijadas por Clear Channel, la empresa concesionaria de la publicidad de los autobuses. El pliego de condiciones del contrato entre Tussam y la empresa sólo permite publicidad con fines comerciales y mercantiles –a excepción de las bebidas alcohólicas y el tabaco– y la publicidad institucional del propio Consistorio. Pero hete aquí que el gobierno social-comunista que rige la ciudad ha decidido saltarse sus propias normas y hacer una excepción. Bien, nada fuera de lo habitual en este gobierno.

Pero, salvo esto (las normas deberían ser para todos), no acabo de entender la contrariedad de algunos a que esa propaganda funcione. Y, menos aún, de los creyentes, que deberían dar saltos de alegría y dar gracias a Dios, que escribe derecho en renglones torcidos.

Porque esta publicidad es de las que casi convencen... de lo contrario.

"Probablemente..." ¿Qué tanto por ciento de probabilidad? ¿25, 80 ó 50? O sea, y en definitiva, que quizás. No se atreven a darnos seguridades. Pero ya sobre esto razonó, y muy bien, Pascal, que de cálculo de probabilidades y de apuestas, si se trata de apostar, entendía algo (inventó la primera calculadora de la historia).

La segunda parte del mensaje es aun más indigente intelectualmente hablando: "disfruta de la vida..."

Claro que habría primero que ver qué es lo que se entiende por "disfrutar de la vida". Pero, sea lo que sea, es lo único en positivo que propone el ateísmo. Uno ha leído el Tratado de ateología de Michel Onfray y la solución por la que apuesta es el hedonismo.

Puede que el hedonismo sea algo bueno y viable (aunque tengo mis dudas) cuando se disfruta de juventud y buena salud y se tiene la cartera repleta de billetes. Pero son cosas que o duran poco (las dos primeras sobre todo) o no se suelen dar al mismo tiempo.

Bienaventurados los ateos, porque ellos nos ayudan a entender algo mejor a Dios.

sábado, 11 de abril de 2009

Lo que San Pablo dijo a los corintios

12 Si autem Christus praedicatur quod suscitatus est a mortuis, quomodo quidam dicunt in vobis quoniam resurrectio mortuorum non est?
13 Si autem resurrectio mortuorum non est, neque Christus suscitatus est!

14 Si autem Christus non suscitatus est, inanis est ergo praedicatio nostra, inanis est et fides vestra;
15 invenimur autem et falsi testes Dei, quoniam testimonium diximus adversus Deum quod suscitaverit Christum, quem non suscitavit, si revera mortui non resurgunt.
16 Nam si mortui non resurgunt, neque Christus resurrexit;
17 quod si Christus non resurrexit, stulta est fides vestra; adhuc estis in peccatis vestris.
18 Ergo et, qui dormierunt in Christo, perierunt.
19 Si in hac vita tantum in Christo sperantes sumus, miserabiliores sumus omnibus hominibus.

[Cor., I, 15, 12-19]

jueves, 2 de abril de 2009

Sentido y sinsentido (2 de 3)

Arguye Jean Paul Sartre:

"Existir es estar ahí simplemente. La existencia es la contingencia, y nada puede explicar la contingencia: todo es gratuito. Y todo es absurdo: no hay razón ninguna para que exista, y sin embargo existe. Esto es lo que causa la náusea ante la existencia."

Pero le redarguye -o le hago yo redargüir, enfrentando los textos- C. S. Lewis:

"Si todo el universo carece de significado, jamás nos habríamos dado cuenta de que carece de significado, del mismo modo que, si no hubiera luz en el universo, y por lo tanto ninguna criatura tuviese ojos, jamás habríamos sabido que el universo estaba a oscuras. La palabra oscuridad no tendría significado."

miércoles, 1 de abril de 2009

Sentido y sinsentido (1 de 3)

¿Tiene la vida humana algún sentido? ¿O es sólo el resultado de alguna evolución ciega, de un caprichoso y tragicómico azar?

Una pregunta clave, que a menudo se han hecho los filósofos, que cada día se hacen millones de hombres, incluso aunque no lo sepan o no se den cuenta.

¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué hacemos aquí?

Pero hay otra pregunta previa a ésta, una pregunta más terrible todavía, una pregunta que es, sin embargo, ya una respuesta:

¿Por qué el hombre es el único ser sobre la tierra que se pregunta por el sentido? ¿Por qué al hombre no le basta con comer, beber, reproducirse...? ¿Por qué, a veces angustiosamente, se pregunta acerca del sentido? ¿Por qué no le basta con el azar, con el instinto, con la resignación callada ante la muerte? ¿Por qué?

jueves, 1 de enero de 2009

Para empezar el Año

Y pongo Año, con mayúscula, porque al que me refiero es al Año Paulino, que culminará el 29 de junio.

Aquí les dejo un didáctico y prometedor enlace del blog de Majao Público a esta su entrada de hoy: Invitación a la lectura de San Pablo.