LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

miércoles, 30 de agosto de 2006

Un lector agobiado...



Los libros, mi mujer y yo (Juan Luis Calbarro vía El Bibliómano)

"Añoro el tiempo en que pasaba tardes enteras en las librerías y volvía a casa cargado con un par de bolsas pletóricas de hermosos hallazgos y una congestión descomunal, debida a mi alergia a cierta proteína que se encuentra en el excremento de los ácaros que viven en el polvo que con tanta eficacia acumulan los libros en sus estanterías. Qué tiempos. Hoy, para gran alivio de mis vías respiratorias y debido a mis obligaciones familiares y laborales y a mi mujer, que me tiene casi prohibido comprar libros, aquello se acabó. Gracias a su admirable sentido pragmático de la vida, ella detectó mucho antes que yo el riesgo de que un día tengamos que repartir a los niños entre los vecinos e instalar el dormitorio en el rellano para poder seguir ampliando la biblioteca. Pese a que hace años que me castigo no comprando más que los libros inmediatamente imprescindibles, interesantísimos ejemplares que no tengo tiempo de leer se amontonan sobre mi escritorio y me confirman el acierto de aquella boutade de Gabriel Zaid: si leemos un libro al día nuestra incultura aumenta diariamente diez mil veces más que nuestra cultura, ya que diez mil son los libros que se editan a diario en el mundo y que, por tanto, dejaríamos de leer aun sin cesar de leer… Lleonard Muntaner, que no se cansa de editar bellezas, me pasa sus últimas publicaciones; Tomás, Ulises, Eduardo, Mirta, Vicenç me mandan sus poemarios, sus libros de historia, sus catálogos de exposición... Seguir describiendo el caos de mi despacho me causa apetito y desazón por igual; mejor voy a ponerme a buscar un hueco para colgar una estantería. Ahora que mi mujer no mira."

Los inmigrantes y el PIB


Es curioso, sí, muy curioso, cómo se componen los titulares, cómo se sacan conclusiones sesgadas de datos en principio ciertos. Cómo se confunde a la opinión, o se la quiere orientar en determinado sentido ofreciéndole pistas falsas.
"LOS INMIGRANTES IMPULSAN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA", titulan. Y aclaran: "Según un estudio elaborado por la Caixa Catalunya, la llegada de inmigrantes aportó 3,2 puntos porcentuales al crecimiento por habitante de la economía española en la última década." Según ABC, "España debe a la inmigración el crecimiento económico de los últimos diez años." El Diario de Sevilla llega incluso a editorializar: "La inmigración, motor económico".
Pero vámonos poco a poco, señor hidalgo.
Si el PIB ha crecido es porque ha habido un aumento de población. Ésta es la verdadera causa, el verdadero motor. El aumento de población.
Un aumento paradójico porque, según Red Aragón, "España, uno de los países con menor tasa de natalidad del mundo desarrollado, ha tenido, sin embargo, el crecimiento poblacional más elevado de la Unión Europea en los últimos años. Entre 1995 y el 2005, la cifra de residentes ha aumentado en 4,17 millones (el 10,7%), desde los 38,9 millones de 1995, mientras que la población de la UE de 15 países avanzó en 14,7 millones (el 4%)."
Y es que, efectivamente, hay datos que apuntan que el 78,6 % de los nacimientos producidos en España son de madre extranjera.
O sea, crece el PIB porque crece la población, pero este aumento lo aportan los inmigrantes, no los españoles. Las españolas siguen alumbrando 1,07 hijos como promedio. Habría que preguntarse cuánto crecería el PIB si las españolas se decidieran (o les fuera permitido decidir) por una tasa de natalidad algo mayor.
Con todo, además, este crecimiento del PIB no es un dato enteramente positivo porque, como apunta Luis Ignacio Parada en "El arte de crecer hacia abajo", nos aleja de la convergencia con Europa, al tener que dividir la cifra entre más gente.
Así que eso de que la inmigración es un "motor" económico... vamos a dejarlo en menos, en bastante menos. Sin contar con su influjo en la bajada de salarios o en los costes sociales (pensiones, sanidad, servicios...) que impondrá en un futuro no muy lejano. O los conflictos de convivencia.
Y una pregunta: ¿se puede crecer sin inmigración? Sí, el caso, por ejemplo, de Irlanda (cuya tasa de natalidad es muy superior a la nuestra) así lo confirma.
Pero nuestros periodistas nos dicen que nuestro (pobre) crecimiento se debe a la inmigración. Habrá quien se lo crea. Porque es cierto. Pero es falso.

lunes, 28 de agosto de 2006

Libros y autores olvidados

[Fotografía: Libros muy viejos, de Sebastián Vicencio Núñez]

Constantemente, machaconamente, los tesinandos, los eruditos, los profesores (que no necesariamente son siempre lo anterior), los editores... cualquier becario... hablan del injusto olvido de un libro, de un autor. Naturalmente, siempre se proponen reivindicarlo. Sacarlo del olvido. Encajarlo en el canon, encaramarlo en la cucaña, de la que un día desgraciadamente, silenciosamente, el autor se cayó.
Porque hay millones de libros olvidados. Y ahora Google se propone rescatarlos.
¡Que va a rescatar! Vamos, anda. Lo que se podrá hacer es trasladarlos. Trasladarlos desde los anaqueles polvorientos a los anaqueles electrónicos. Y que allí sigan durmiendo, con ligeros sobresaltos en forma de clic.
Es un gran paso, no puede caber duda. Porque permitirá que un lector acceda a un libro sin tener que viajar a un lejano monasterio benedictino o a una rara biblioteca capitular ni llenarse de polvo mugriento en un archivo.
Está bien, muy bien.
Pero, ojo: que no se nos olvide que el olvido existe, y nadie va a terminar con él. Porque si no existiera el olvido, tampoco existiría la memoria.
La misión de los profesores, de los críticos, de los escritores, de los editores, es levantar de vez en cuando la pesada alfombra del olvido. Pero la alfombra volverá a caer sin remisión sobre las frías losas del pavimento.
En una página perdida por entre sus obras completas, Azorín nos habla de un autor, fray Jerónimo Saona, agustino, y de un libro suyo, Hierarchia celestial, publicado en Barcelona en 1599. Este libro, como cabe deducir del título, trata de los ángeles, asunto interesantísimo y de trascendental importancia (lo digo sin ironía). Azorín lo califica de "admirable libro, de tan fina prosa". No se duda, no lo dudo yo al menos, pero, aparte de Azorín, ¿alguien más ha leido este libro? ¿Dónde se custodiarán los ejemplares que queden del libro de Saona? ¿Lo volverá a rescatar alguien dentro de unos años? ¿Quién lee hoy a Camilo Bargiela, a Ángel María Dacarrete, a José Antonio Zunzunegui... y la lista aun podría tener nombres más raros? Aun más, ¿quién lee hoy a Azorín, rescatador de tantos libros viejos y olvidados?
A mí me consuela creer, sin embargo, que existe un Lector insaciable cuya memoria es infinita, y que ya ha leido todos los libros, y que los ha entendido a la perfección, y hasta entre líneas. Siempre abiertos, y siempre entendidos. Todos. Borges acaso lo decía mejor:
Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
Dios, que salva el metal, salva la escoria.
Y cifra en su profética memoria
las lunas que serán y las que han sido.

Todo el mundo, todos los libros, desde el modesto tratado de ebanistería al opúsculo científico, pasando por el blog y por el drama, por el poema y por la novela, desde el poeta excelso hasta el poetastro voluntarioso y torpón, gozan de un Lector infatigable, al mismo tiempo riguroso y misericordioso, exigente y comprensivo. Un Lector que no se ha dejado, que no se dejará sin leer ningún libro.
Y, ahora, yo me pregunto, ¿para quién escribimos?

viernes, 25 de agosto de 2006

Probemos a hacer una encuesta



Esto de los blogs tiene más posibilidades de lo que parece. Una de ellas es hacer encuestas. Sin valor estadístico, of course. A través de Poll Host se pueden crear fácilmente.
Yo me he decidido a colgar ésta para revisar el 27.
Hay que decidirse por uno y sólo por uno. Aquí no valen matices ni circunloquios. ¡Es una encuesta, no un artículo de crítica! Votar por uno no quiere decir que se desprecie a los demás. Sólo que puestos a elegir...
La votación es completamente anónima. Aunque yo sí hago público mi voto: Foxá, cuya poesía he releido recientemente en la edición de Renacimiento (en la foto). Puede que haya alguien que a Foxá no lo considere del 27, pero yo no me refiero a la nómina oficial, sino a algo más amplio.
Por supuesto, no es más que un juego. Un pasatiempo para letraheridos.
(También en Surtido de invenciones se puede ahora votar los relatos).
Si esto de las encuestas gusta y furula, en lo sucesivo intentaremos idear encuestas algo más ingeniosas. Se admiten sugerencias.

El refrán de hoy

"A moro muerto, gran lanzada."


[Foto: Francisco Franco junto al presidente norteamericano Eisenhower]


... Pero han tenido que pasar más de treinta años para que algunos se atrevieran a alancear al moro, no sin asegurarse de que estaba bien muerto y de que nadie protegía su tumba.
¡A eso se le llama valentía!
Y a borrar el nombre del primer director de la Academia se le llamará... memoria histórica.
Se ve que hasta muerto y remuerto, y convertido en frío bronce histórico, el moro les sigue inspirando cierta inquietud...
Esta es la guerra de las estatuas: ahora quitamos a Franco, ahora ponemos a Largo Caballero. Pues habrá que mirar en la Wikipedia, a ver quién era ese Franco, del que tanto se habla ahora, de nuevo.
Por favor, señores del gobierno, háganselo mirar (el cerebro, digo). Y por un buen psicoanalista.

jueves, 24 de agosto de 2006

Don Álvaro, revisitado


Desde 1983, en que publiqué mi edición de Don Álvaro en la colección Arbolí de la editorial Tarraco, hasta 2006, en que aparece mi nueva edición en la colección de bolsillo de Alianza Editorial, mucha agua ha corrido bajo los puentes.
He modificado la Introducción, actualizado la bibliografía, ampliado las notas...
Pero esto, para mí, no es lo esencial.
Veo las continuidades y las diferencias. Lo que persiste y lo que cambia. Lo que se añade y lo que se suprime. Quien firma esta edición que sale ahora a la plaza es el mismo, pero no es el mismo. Sí, cuánta agua ha corrido bajo los puentes. Hasta llevarse alguno.
Pero esto importará poco al lector.
Pero me importa a mí.

miércoles, 23 de agosto de 2006

Tres

Uno.- Pero Vicente Luis Mora se olvidó de citar el más reciente de los libros de Rosa María Rodríguez Magda: La España convertida al Islam. Lo ha prologado Jon Juaristi.

Dos.- Así como existe la edad del pavo, hay también la edad del burro. Ésa en que a la carga de los hijos aún no emancipados (y lo que te rondaré, morena) se suma la de los padres ya ancianos. Sólo un borrico (animal evangélico donde los haya) es capaz de llevar esa doble carga sin quejarse.

Tres.- Es tan raro que aparezca un artículo así en la prensa española, que hoy sería obligatorio leer el que escribe Joan B. Clara i Cullà en el diario El País: Ya no hay guerras de seis días. Ya le he hecho fotocopias para repartírselas a mis desinformados (al menos eso es lo que benévolamente quiero suponer) amigos con quienes a veces discuto.

lunes, 21 de agosto de 2006

Carta abierta al Alcalde de Alcalá de Guadaíra


El médico me manda no escribir más... sobre Alcalá de Guadaíra. Dice mi galeno que las pasiones inútiles provocan melancolía. Aunque suelo ser un enfermo disciplinado, esta vez me saltaré la prescripción facultativa, sin que sirva de precedente, y por aquello de eliminar toxinas y malos humores. Como desahogo, vamos, y a beneficio de inventario. Y me pongo a escribir esta carta, abierta, al Alcalde de Alcalá de Guadaíra.
Señor Alcalde y estimado amigo:
Me entero por la prensa de que en las faldas del castillo se va a edificar una Ciudad de la Cultura, con biblioteca, museo, auditorio... Me parece estupendo.
Pero, ya que van a remodelar esa zona de la ciudad, aproveche para hacerlo del todo y, sobre todo, para hacerlo mejor.
Es evidente que la Alcalá de hoy está repartida entre las dos márgenes del río. Es más, la margen izquierda, la del Campo de las Beatas, es la que más crecerá en los próximos años, lo que convierte al Puente en un paso cada vez más frecuentado e imprescindible.
Ahora bien, la zona del Puente está fuertemente condicionada por la existencia del antiguo viaducto por donde circulaba el tren Sevilla-Carmona.
Derríbelo, por favor, señor Alcalde, y derríbelo a no más tardar.
Primero, porque ese viaducto nunca más va a volver a tener utilidad alguna. Nunca más pasará un tren por allí. Nunca.
Segundo, porque carece de todo valor artístico o arqueológico. ¿Histórico? Para eso están las fotografías y los libros.
Tercero, porque es un obstáculo insalvable tanto para la fluidez del tráfico -rodado y peatonal- como para la reordenación paisajística del entorno.
Mándelo derribar, el viaducto y los taludes que se elevaron para salvar la cota de la vaguada, y conseguriremos varias ventajas:
Primero, la posibilidad de un nuevo puente, derecho y no torcido, como el de ahora.
Segundo, la posibilidad de reservar el puente de Carlos III para la circulación exclusivamente peatonal.
Tercero, la recuperación del contacto visual (al volver a la cota real) de la ciudad con su río. Como se hizo en Sevilla en el 92 con la calle Torneo.
Cuarto, posibilidad de utilizar el túnel, abriéndolo al tráfico, en uno o en dos sentidos.
Quinto, realzar esa Ciudad de la Cultura, sin obstáculos visuales ni físicos.
Bien sé, señor Alcalde, que Vd. no me hará ningún caso, porque se debe a los votantes, y no a los opinantes. Especialmente cuando estos opinantes no están dispuestos a recoger pliegos de firmas ni a pertenecer a ningún colectivo ni a participar en ningún concurso de ideas.
Bien sé, señor Alcalde, que si Vd. me hiciera caso, probablemente se le echarían encima los capillitas, esos a los que Paco Robles llama tan injustamente tontos de capirote, los tradicionalistas de campanario, los progresistas conservadores (que son legión), los idolátricos de la catetez y de la ranciedumbre, etc., etc.
Así que no se le ocurra a Vd. hacerme caso. Que no se le ocurrirá.
A mí me basta con haberlo dicho. Por escrito y en público.
Y ahora, a volver a la dieta, y a hacerle caso al médico.
Atentamente, s.s.s.q.e.s.m.

domingo, 20 de agosto de 2006

Cedo la palabra

... y con mucho gusto, a José Manuel Benítez Ariza, cuya Columna de Humo de hoy no tiene, como se suele decir, desperdicio. Ni cáscara. Todo es almendra. Consigue hacer de la anécdota de GG (antes SS) una categoría.

sábado, 19 de agosto de 2006

Lorca removido

Pescado en la Red (y concretamente en el blog de Arcadi Espada) este comentario:

"Se pregunta, retórica y algo inquisitorialmente, Ian Gibson (en su "Lorca: setenta años después", de hoy mismo) si la familia Lorca no estará "alineada con el Partido Popular".
Dado que en EL PAIS no hay nada que esté peor visto que "alinearse" con el Partido Popular, ¿por qué el siempre benemérito y generoso Gibson insinúa y viene a sentenciar, solapadamente, que los Lorca están alineados y aun puede que alienados con el PP?
Muy al contrario que otros muertos republicanos, Lorca no necesita reivindicación ni reconocimiento alguno. Por una sóla razón: porque ya los tiene y desde hace mucho tiempo. Por esa mismísima razón, el que la familia de Lorca renuncie a comprobar "científicamente", ADN incluído, si el poeta está enterrado donde siempre se pensó que estaba enterrado, no tiene por qué ser ninguna muestra de su proclividad pepera, franquista o fascista sino, con toda probabilidad, una muestra de respeto.
Claro que Gibson, tan inclinado a las opiniones gratuitas, por más que siempre las cobre, no es ningún especialista en el tema (en el tema del respeto, por supuesto).
¡Con lo que lleva sacado a Lorca este español profesional de bando, banda y bandería!"

Y uno se pregunta, ¿y qué más dará saber dónde se encuentran los restos mortales del poeta? Pues, sí, alguna razón tendrán los que los buscan (incluso a pesar de la familia). Pero me temo que no debe de ser una razón muy santa. Sino, literalmente, muy a ras de tierra.

Pero esperemos a septiembre, que sabremos algo más. Y puede que nos llevemos alguna sorpresa.

viernes, 18 de agosto de 2006

Glosa pascaliana


En castellano, así como también en otras lenguas, la palabra corazonada goza de cierto prestigio; en cambio, cabezonada sufre un halo negativo.
Recordemos que el pueblo, dueño y señor de la lengua, es sabio. O, al menos, eso creemos los folkloristas.
Yo, desde luego, firmo la frase de Pascal: "El corazón tiene razones que la razón ignora". Pero aun daría un paso más, por el mismo camino y en el mismo sentido de la marcha:
No existe contradicción
de corazón y cabeza;
tiene la razón razones,
y el corazón, la certeza.


jueves, 17 de agosto de 2006

Yo fui de las SS o cómo vender un libro


"Sin leyenda no se pasa a la historia", decía Antonio Machado. Y es cierto. Lo primero que debe hacer un escritor en nuestros días no es escribir una gran obra, sino rodearse de una formidable, llamativa y, si puede ser, escandalosa leyenda. No importa el cómo, no importa el qué, lo que cuenta es que el escritor se convierta en personaje. Controvertido, a ser posible. La obra, luego, es una añadidura. Pasto para eruditos y críticos literarios.
Esto, entre nosotros, lo sabía bien Cela, y lo puso en práctica de maravilla.
Los libros no se venden por lo que digan sus páginas, sino por lo que la gente diga de ellos en la sala de estar o en el café.
Y cuando la leyenda se agota... hay que darle otra vuelta de tuerca.
Günter Grass ya contaba con su inefable aureola de defensor de causas justas y de conciencia crítica de la izquierda (es algo así como el Goytisolo de Alemania) pero, agotado su estro estrictamente narrativo, se ha propuesto publicar sus memorias.
Antes de que el libro llegue a las librerías y a los supermercados, "se filtra" que el propio Grass revela (revelación sensacional, estupefaciente, morrocotuda) que en su juventud, a los dieciocho años, perteneció a un batallón de las SS.
Gran revuelo. Gran polémica. ¿Le deben retirar el Nobel, sí o no? Tanto impacto periodístico ha tenido la cosa, que la editorial ha decidido adelantar la distribución del libro.
¿Es significativo lo que un hombre hace a los dieciocho años? Buena pregunta. Que nadie logrará responder.
¿Es cierto que la inmensa mayoría de los alemanes apoyaron a Hitler? Gran cuestión, que necesitaría de muchos análisis, exposición de antecedentes, circunstancias históricas... demasiado complicado para resolverlo en una polémica periodística.
Pero lo que importa es lo que importa: vender el libro. Y que la gente hable, aunque no llegue a ninguna conclusión.
¡Ay, si Suso de Toro pudiese demostrar que en su juventud perteneció, por lo menos, a la Guardia de Franco!

martes, 15 de agosto de 2006

"Transescrituras"

En su Diario de lecturas, el poeta cordobés Vicente Luis Mora comenta la obra ensayística de Rosa María Rodríguez Magda:

El modelo Frankenstein. De la diferencia a la cultura post; Tecnos, 1997
El placer del simulacro. Mujer, razón y erotismo; Icaria, Barcelona, 2003
El deseo y la mirada; Llambert Palmart S.L., 2003

Para quienes desconozcan la obra de la señora (o señorita) Rodríguez Magda, VLM la resume en unas pocas líneas:

"La obra ensayística de Rodríguez Magda se inserta en un espacio problemático, aquel que intenta encajar el feminismo con la posmodernidad, marco que está propiciando una interesante discusión sobre ambos conceptos, y sus relaciones. Para autoras como Linda Nicholson (1990), el feminismo es una de las características de la posmodernidad. Para otras como Celia Amorós, la posmodernidad consiste sobre todo en “adoptar voz de mujer” (1997:335), creando estatutos femeninos (como los del Antiedipo de Guattari y Deleuze) cuya voz es falseada o más bien fruto de una ventriloquia masculina de fondo (en el mismo sentido, Owens 1985:96). Casi todas las posturas feministas coinciden, eso sí, en echar la vista atrás para localizar las tensiones clave: como señala Rodríguez Magda, “el pensamiento de la diferencia sexual arrancaría más bien de la constatación de la quiebra de la modernidad, aunque no enmarcándose necesariamente en un movimiento tan heterogéneo como ha resultado ser el postmoderno” (1997:94); para Amorós, la tensión central es la Ilustración; para Nicholson, la Modernidad; mientras que “para Susan Hekman, la postmodernidad tiene dos caras. El talante postmoderno, como buena parte del feminismo, desvaloriza las epistemologías de la Ilustración, un rasgo especialmente marcado en los debates sobre las ciencias humanas. Pero pocas feministas se definen como postmodernas. ¿Por qué? Porque los feminismos precursores comparten el ideal ilustrado de la emancipación que también caracteriza al humanismo liberal y al marxismo. (…) Para Hekman, la solución sería un feminismo y un postmodernismo mutuamente influidos” (Lyon 2000:122)."

¿Han entendido algo? Yo, no se preocupen, tampoco.
Pero oigamos a la propia Rodríguez Magda:

"Retomar los retos de la modernidad, asumiendo su crisis posmoderna es lo que caracteriza el ímpetu ético de una nueva era, que he dado en llamar ‘transmodernidad’. No es el ‘pos’ el sufijo que caracteriza nuestro presente sino el ‘trans’: transformación, transmisibilidad, trasnacional, transpolítica, transexual… Dinamismo, flujos, redes… configuran la faz de la economía, de la cultura y hasta de la imagen personal. Frente a la aseveración posmoderna de que ya no eran posibles los grandes relatos, ha surgido un nuevo gran relato con vocación todavía más omnicomprensiva que los anteriores: la globalización (2003:8)."


Sin duda el señor Vicente Luis Mora y la señora Rodríguez Magda, ya puestos, podrían patentar la transescritura: esa que no hay Dios que la entienda. ¿O estaba ya patentada?

Asunción


"Creemos que murió sin dolor y de amor"

San Alberto Magno

[Ilustración: "La dormición de la Virgen", de Fra Angélico]

domingo, 13 de agosto de 2006

Volaterías de agosto




La egolatría es cosa de jóvenes. Los viejos conocemos tan detalladamente nuestro “yo”, que nos da pudor exhibirlo.

*

Siglos oscuros: sí, todos aquellos anteriores a la luz eléctrica. Especialmente por las noches.

*

¡Recordad!: Hitler era de izquierdas.

*

Y Mussolini también. En cambio, Franco era un señor de derechas de toda la vida.

*

En el corazón de todo revolucionario hay una pasión que domina sobre todas: la soberbia.

*

En el amor, lo que no se da, no se tiene.

*

La metáfora es una chispa que se produce cuando corazón y cerebro contactan.

*

Críticos que clasifican a los poetas por añadas…, como los vinos.

*

La vejez es una prórroga. Pero muchos partidos decisivos se ganan en la prórroga.

*

No era un escritor brillante. Era un escritor de brillantina.

*

No es lo mismo pensar en las glándulas mamarias que en un par de tetas. (Misterios del lenguaje).

*

El primero y principal de los derechos humanos es el derecho a equivocarse.

*

El primer deber de todo hombre es el deber de rectificar.

*

Si ya has encontrado a Dios, vuelve enseguida a los hombres.

*

Las feministas son unas señoras a las que el sexo se les ha subido a la cabeza.

*

El mayor sabio es el que reconoce que sabe… lo que sabe. Es decir, muy poco.

*

De los tópicos es mejor no huir. Mejor darles un rodeo y pillarles por sorpresa.

*

La tinta china debería ser amarilla.

[Ilustración: Jean Arp]

sábado, 12 de agosto de 2006

Surtido de invenciones

Un blog, como plantea nuestro amigo Enrique García-Máiquez, puede ser una tertulia. Pero puede ser muchísimas cosas más. Por ejemplo, un libro.
Llevado por mi afición a la novelería -en todos los sentidos-, me he puesto a experimentar, peleándome con los dichosos códigos de las plantillas, que dicen que están escritos en html, o ccs, o vaya usted a saber, pero que a mí me suenan todos a chino.
Trabajillo me ha costado, pero, con mucha paciencia, algo de obstinación y la inestimable Ayuda de Blogger, al fin creo que he conseguido colgar "un libro". Con forma de libro, claro, que es de lo que se trataba.
Y aquí está Surtido de invenciones, que reúne casi todos los relatos que he escrito hasta la fecha. La mayoría son inéditos. Algunos aparecieron en sitios que no recuerdo. Tampoco recuerdo las fechas. Sí estoy seguro de que son todos anteriores a mi novela A punto de dejarlo (2001).
He releido algunos, y no me parece que sean gran cosa.
Si los publico ahora es más que nada por la experimentación, por la dichosa novelería.
Tenemos la edad de las máquinas que sabemos manejar. A mí me ha rejuvenecido algo esto de superar el desafío de las diabólicas plantillas del blog.
En fin...
Ah, se pueden dejar comentarios.

jueves, 10 de agosto de 2006

Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein, Breslau, 1891- Auschwitz, 1942)

Don Antonio Machado fumaba... y por eso se murió

En mi enlazada página Abel Martín, consagrada a la figura de Antonio Machado, se acaba de publicar un artículo que me ha dejado algo pensativo. Su autor es Julio Montes Santiago, que trabaja en un hospital, no sabemos si como médico o como celador, aunque lo imaginamos más bien galeno. El título, Las enfermedades y agonía de Antonio Machado. En él se nos cuenta, vaya novedad, que Machado estaba ya muy enfermo antes de partir al exilio. Así que no murió de pena ni de penalidades, aunque todo esto pudiera influir en el fatal deterioro de su salud, sino de vicios pertinaces cultivados a lo largo de toda su vida. Estos vicios (o hábitos inadecuados, según el fuero eufemístico reinante) fueron dos: el café y el tabaco. Pero Julio Montes destaca sobre todo la importancia de este último, y diagnostica que Machado padecía por esta causa un enfisema pulmonar. Lo cual probablemente sea cierto.
Lo que me llama la atención es la riña paternalista que Montes le endilga a Machado. Parece que, si no hubiese fumado, habría logrado vivir algunos años más. También le riñe a Einstein, otro empedernido fumador, por el mismo motivo. Es posible que sí, que hubieran vivido algunos años más (¿cuántos?) como es también posible que no. Como también podemos preguntarnos si hubiera sido posible la poesía del uno o la física del otro sin la compañía del tabaco. Josep Pla decía que su estilo no hubiera sido el mismo de no haber podido liar sus cigarrillos. Quién sabe.
Manolo Machado, que tenía prácticamente la misma edad que Antonio (sólo once meses de diferencia), también fumador compulsivo, le sobrevivió ocho años. Este es un dato, pero no sé muy bien si significa algo. Seguramente no.
Montes dice, probablemente inspirándose en el libro de Bernard Sésé, que el padre de los Machado, Demófilo, murió de tuberculosis. Pero el certificado de defunción señala como causa de la muerte una "esclerosis medular", que vaya usted a saber lo que significa traducido a términos médicos actuales. Por su parte, su amigo Joaquín Sama habló de una "apoplejía serosa", lo que tampoco, al menos a los profanos en medicina, nos aclara mucho. El propio Demófilo, en 1888, cinco años antes de su muerte a los cuarenta y tres años, le escribía a su amigo Pitrè: "Yo he perdido el conocimiento por dos ocasiones, y tengo una ulceración superficial en la pierna derecha, síntoma de una diátesis hepática y debilidad medular que creo me será fatal."
Ignoro si Demófilo fumaba; me inclino a creer que no, porque nunca menciona el tabaco en sus cartas. Sí le gustaba el vino, especialmente la manzanilla.
No seré yo quien anime a nadie a fumar. Ni tampoco negaré los efectos nocivos del abuso del tabaco. Como de cualquier otra droga permitida. Ahora, de ahí a creer que, no fumando, llegaremos todos a ser matusalenes hay un trecho largo.
A mí me parece bien que un médico aconseje a Machado que no fume. Pero me temo que ya es demasiado tarde. Y me temo que, incluso entonces, tal consejo hubiera servido para poco. Pero, en fin, parece que hemos llegado a un punto en que ya hasta a los muertos les queremos aplicar la Ley Antitabaco.


miércoles, 9 de agosto de 2006

Latiguillos y latigazos (Una guerra de palabras, o contra el lenguaje políticamente correcto) II

—La Reforma de Lutero…. —comienza a decir Don Correcto. Pero yo le interrumpo:

—¿Cómo que la Reforma? Querrás decir la Revolución. La Revolución protestante. Reforma, lo que se dice Reforma, fue la que hizo el Concilio de Trento, o la que propugnaba Erasmo, o la que adelantó Cisneros en Castilla. Lutero no reformó el edificio, lo derribó para plantar otro nuevo. Y como toda Revolución, vino acompañada de sus hijuelas, las Guerras.

—Bueno —dice Don Correcto en tono amable y contemporizador—, pero convendrás conmigo en que es una terminología ya consolidada entre los historiadores…

—Ya, y eso es lo malo que tiene dejarlas pasar, las palabras digo, que luego se quedan para siempre. En la guerra de palabras, no hay que dejar pasar una.

Batalla perdida, perdida para siempre. O casi.

Don Correcto frunce el ceño con un gesto de resignación. Pero seguimos comentando la película de la que hablábamos: Lutero, de Martin Till.

lunes, 7 de agosto de 2006

Nótula sobre el 18 de julio

A propósito de la entrada, o apunte, o anotación, o post, de Aquilino Duque en su bitácora, el pasado 17 de julio, en donde ofrecía un poema de Alberti de muy provechosa lectura, V. me recuerda que no sólo Alberti, sino muchos otros poetas de la zona roja escribieron poemas de exaltación al 18 de julio, y el eruditísimo A. me refresca -el dato yo ya lo había olvidado, pero un día lo supe- que el 18 de julio fue declarado día de fiesta en el territorio republicano.
O sea, que si el Frente popular hubiese ganado la guerra, también el 18 de julio hubiese sido fiesta nacional.
Paradojas de la memoria histórica. Que puede volverse histérica.

sábado, 5 de agosto de 2006

Las ideas del mundo

¿Cómo circulan las ideas? ¿Cómo se transmiten? ¿Cómo se inoculan y se contagian?

Muy sencillo: por el aire.

Decía Federico Schlegel en uno de sus aforismos que “las mujeres necesitan menos de la poesía de los poetas porque su propio ser es poesía”. Más tarde, nuestro Bécquer dirá aquello de “poesía eres… tú”, y desarrollará toda una teoría poética en las Cartas literarias a una mujer en torno de esta idea.

¿Leyó Gustavo Adolfo a Federico, en el original alemán o en alguna traducción? No lo creo, no es probable. Pero, una vez emitida a la atmósfera, una idea se puede “respirar” sin que haga falta “leerla”.

Sin olvidar que tanto Schlegel como Bécquer partían de una tradición muy antigua que veía a la mujer como el estímulo y el acicate de la poesía, es decir, de la creación. Sobre esa idea básica, las variaciones y matices pueden ser casi infinitos.

Y por cierto, ¿el número de las ideas que acompañan a la Humanidad es infinito, o más bien este número es finito, y lo inagotable son los matices, las adaptaciones, las reformulaciones, etc.?

Propósito: escribir un libro que se titule Historia de las ideas tradicionales, que partiría del principio de que el número de las ideas concebidas por el género humano, y transmitidas por la tradición, es limitado. De que, reducidas a su esqueleto, son muy pocas las ideas que necesitamos. Y siempre son las mismas. Con actualizaciones, claro.

La última palabra de este apunte, si acabara en el párrafo anterior, sería la palabra claro. Pues no, será: oscuro.

miércoles, 2 de agosto de 2006

Poemas a la sazón


Siempre me han gustado las poesías de circunstancias, esas que se escriben para algo o para alguien, en una situación que es la que les da significado pleno. Escritas en el abanico o en el álbum de una bella, leídas en una sesión de academia, recitadas en un entierro... o en un bautizo. Tal vez no sean gran cosa, luego que pase el tiempo, pero retienen un encanto, un no sé qué, un sabor de época, un aura novelística, una historia que no se ha contado del todo. Y luego, el repentismo que exige del versificador, el ingenio vivaracho y rápido. Una de las que prefiero de esta clase es "La corona", del gran escritor luso Almeida Garrett, de la que ofrezco el original primero y mi versión después.

A COROA

Bem sei que é toda de flores

Essa coroa de amores

Que na frente vais cingir.

Mas é coroa —e reinado;

E a posto mais arriscado

Não se pode hoje subir.

Nesses reinos populosos

Os vassalos revoltosos

Tarde ou cedo dão a lei.

Quem há-de conter, domá-los,

Se são tantos os vassalos

E um só o pobre rei?

Não vejo, rainha bela,

Para fugir essa estrela

Que os reis persegue sem dó,

Mais que um meio —falo sério:

É pôr limites ao imperio

E ter um vassalo só.

(De Folhas caídas)

LA CORONA


Bien sé que es toda de flores

esa corona de amores

que te aprestas a ceñir.

Pero es corona, …y reinado;

y a sitio más arriesgado

no se puede hoy subir.

En los reinos populosos

los vasallos revoltosos

tarde o temprano hacen ley.

¿Quién discutirá sus fallos

si son tantos los vasallos

y uno sólo el pobre rey?

Yo no veo, reina bella,

para evitar esa estrella

que a los reyes les da tolo,

más que un medio, y hablo en serio:

y es reducir el imperio

a sólo un vasallo solo.

[Ilustración de Renoir]