LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle
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domingo, 29 de mayo de 2011

DEL LIBRO AL BLOG

"Internet ha cambiado el modo de difundir la literatura." dice José Luis García Martín en su blog Crisis de papel. Para preguntarse a renglón seguido, y un tanto retóricamente: "¿Ha cambiado la literatura?"

Y, como era de esperar en toda pregunta retórica, la contestación era la esperable: "Al publicarse en libro, los blogs de escritores pierden lo único que les caracterizaba: el comentario de los lectores, la posibilidad de aclarar y puntualizar de inmediato aquello que se ha escrito. Se convierten en libros misceláneos, en libros como los demás."

Y, sí, traspasado al libro, al papel, el blog se convierte en un libro como los demás, aunque no necesariamente misceláneo. Pierde, no sólo los comentarios de los lectores, sino las ilustraciones, las músicas y películas en algún caso, los enlaces... Sí, un libro es un libro y un blog es un blog.

Ahora bien, ¿porque se publique un libro se extingue un blog? ¿Acaso el blog no sigue ahí, flotando en la blogosfera, actualizándose constantemente, ya de modo regular, ya de manera irregular? Y si el blog lleva al libro, ¿no podrá llevar a su vez el libro al blog? ¿No sentirá el lector la curiosidad de consultarlo para ver, ahí sí, las discusiones, las reacciones que ha suscitado, o que aún suscita, esta o aquella entrada?

Estamos tan acostumbrados al papel impreso, al objeto libro, que somos aún incapaces de captar que ha nacido un nuevo medio. Un medio que no es sólo el continente. Un medio que es también, en cierta medida, un contenido.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Maneras de estudiar literatura

En su último artículo en ABCD, José Luis García Martín habla del libro de cierta profesora, y concluye:

"Ella no hace juicios de valor. Lo suyo es el puro rigor científico, o lo que entiende por tal: descuidado mecanicismo acrítico."

Descuidado mecanicismo acrítico. Exacta descripción de lo que hoy se hace, mayormente, en nuestras universidades. ¡Pero y aunque fuera cuidadísimo!, añadiría yo. Entonces, peor todavía.

sábado, 16 de agosto de 2008

Tópicos, fórmulas y mentiras


"Los años veinte y treinta significaron, entre otras cosas, la incorporación de las mujeres a la vida cultural e intelectual española, un proceso truncado, como tantos otros, por la Guerra Civil, y que luego, durante el franquismo, sufrió una tremenda inversión o retroceso." Así comienza la reseña de Luis García Jambrina en ABCD a la Poesía esencial de Ernestina de Champourcin, antologada y prologada por Jaime Siles (Fundación Banco Santander, 2008). Un tópico obligatorio, una fórmula manida, pero, sobre todo, una falsedad irritante.

¿No había mujeres en la vida cultural española antes de los años veinte y treinta del siglo XX? ¿Acaso nunca existieron María de Zayas, sor Juana Inés de la Cruz, Ana Caro, Rosa Gálvez, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán, Concha Espina... en fin, tantas y tantas como podrían citarse? (Que no vamos a hablar ahora de las segundonas, como Antonia Díaz, Mercedes de Velilla, Blanca de los Ríos o Isabel Cheix).

¿Un proceso truncado? ¿Una tremenda inversión o retroceso en el franquismo (sea eso lo que sea, que aún no lo sabemos bien)? Entonces, ¿cuándo escribieron Gloria Fuertes o Carmen Laforet, Eulalia Galvarriato, María Victoria Atencia o Pilar Paz Pasamar? ¿Y Elena Quiroga, Ana María Matute o Dolores Medio? ¿Y Carmen Martín Gaite o Mercedes Salisachs? ¿Y Paulina Crusat, María Moliner o Elena Soriano...?

Luego resulta que, según confiesa el propio García Jambrina, las únicas mujeres que Gerardo Diego recogió en su famosa antología eran Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcin. O sea, que tampoco era para tanto eso de los años veinte y treinta... Por lo menos, en cuanto a la poesía.

Y otra perla de la reseña: que la llamada generación del 27 fue "la que trajo a España la modernidad". Vamos, que ni Juan Ramón Jiménez, ni Unamuno, ni Azorín...

Luis García Jambrina, habitualmente inteligente en sus reseñas, ha debido de escribir ésta en la playa, a la hora de la modorra, o con el piloto automático de las rutas más previsibles.

Por cierto, en el próximo número de Clarín saldrá mi propia reseña de la antología de la Champourcin. ¿Diré yo también alguna tontería? Todo el que tiene boca...

[En la fota de la izquierda, Ernestina con su marido, Juan José Domenchina]

lunes, 4 de junio de 2007

Cruel como la vida misma

La inmadurez tiene su gracia. Pero maldita la gracia que tiene envejecer y ser un aplicado versificador más. La poesía o es excelente o daña la salud. Los poetas jóvenes, cuando pasa el tiempo, se convierten simplemente en adultos. Los más inteligentes así lo comprenden y son médicos, ingenieros, editores o novelistas. Pero la mayoría se empeña en seguir publicando versos. Por fortuna nunca falta un premio para un libro correctamente innecesario. Ni la lectura educadamente desatenta y los vagos elogios del crítico de renombre.

José Luis García Martín en su Ventana de papel del pasado sábado en ABCD.

miércoles, 16 de mayo de 2007

El regreso de José Luna Borge

Presentación del número 1 de la REVISTA DE LITERATURA Y ARTE con motivo de la Feria del Libro

“EL MIRADOR DE LOS VIENTOS

Jueves día 17, a las 13 horas. Ayuntamiento de Sevilla, acceso Plaza de San Francisco

Intervienen: JOSE LUNA BORGE: Director

CESAR SASTRE: Editor


INDICE


LECCIONES Y VARIACIONES
Apartado bajo el que se incluyen ensayos, poéticas, reflexiones, divagaciones literarias.


El estado de la cuestión: Poesía, Generaciones, los más jóvenes. Intervienen: José Luis García Martín, Miguel D´Ors, Enrique García-Máiquez y Angel Luis Prieto de Paula.

Jordi Gracia: De la crítica literaria en España

Miguel d´Ors: Rompiendo lo invisible

José Pedro Aznárez López: Hasta ahora, Pintura. La pintura ¿hoy?


EL VERBO EN LOS LABIOS

Epígrafe en el que se incluyen los poemas, inéditos, entre los que podrán ser incluidos en idiomas no castellano, con sus traducciones y rescates de poemas de autores extranjeros poco conocidos entre nosotros, considerados de alto valor para ser tenidos en conocimientos


Dionisia García: Poemas de el árbol

Juan Luis Panero: Cuatro visiones mexicanas (Homenaje a Juan Rulfo)

Javier Salvago: Ante unas fotos recientes

Rafael Juárez: Mayo en Noviembre

Herme G. Donis: Jaikús Occidentales (Pola de Somiedo, agosto 2006)

Alejandro Marín Navarro: Retorno del Paraíso

SUITE

Bajo este título musical se incluyen un conjunto de piezas de arte expresamente pintadas para la revista.

Pedro Mora Frutos: Utopía, La tregua, Apsirto, Barrera, La Ley, La Innombrable.


SOMBRAS BREVES
Cuentos y relatos breves.

Prosa inédita solicitada a sus respectivos autores. Inclusión de obras en extranjero con su traducción.


Pilar Mañas Lahoz: El misterio e lo odiado

DIALOGOS Y CALIGRAFIAS

Sobre Arte, Cultura y otras Naturalezas muertas María Teresa Domingo habla
con D. José Jiménez Lozano


LA NADA DE LOS DIAS

Espacio reservado para el género diario o autobiográfico. Se reproducen fragmentos o asientos de diario inéditos de diaristas conocidos


José Luna Borge: Algunas consideraciones sobre el diario
como género literario


PASEOS DEL SOLITARIO

Espacio en el que se incluirán los relatos de un paseo con el escritor por parajes, rincones, viajes y ensoñaciones.

Virgilio Sánchez Rey: Viajes de la edad tardía

4 LIBROS 4 ENFOQUES: Reservado para la crítica de libros.


Enrique Frieyro. Vasili Grossman, un testigo del siglo XX

Sergio Celada. Las muletas de JRJ (Juan Ramón Jiménez)

Jordi Juliá. Edificar la vida

Santi Conde. El flâneur de la Biblioteca Nacional

sábado, 5 de mayo de 2007

El que no sabe, pregunta

Dice José Mateos: "Quien busca a Dios ya lo ha encontrado".
Y José Luis García Martín se lo explica -aquí- de este modo: "Porque Dios quizá no sea otra cosa que el deseo de Dios".
Y a uno se le queda rondando por los desvanes del cerebro la siguiente pregunta: "¿Existiría la sed si no existiera el agua?"

lunes, 22 de enero de 2007

Premios (bien) manipulados

Escribe José Luis García Martín en una de sus últimas reseñas en La Nueva España:
"bien sabido resulta que los premios sabiamente manipulados suelen acertar más que los que se dejan enteramente al albur de la casualidad y al distraído criterio de los jurados."
Y, en efecto, lleva el crítico ovetense más razón que un santo, porque así es como suele ocurrir. Los jurados, o no leen, o no se dan cuenta de lo que leen. Salvo excepciones.
No siempre la "manipulación" es negativa. Algún día escribiré un "Elogio del recomendado".
Pero, más allá de la hipótesis teórica, y a efectos de su verificación, repárese en que la mentada reseña trataba de sendos nuevos libros poéticos de Felipe Benítez Reyes y Benjamín Prado.
(Pero qué malo es este García Martín. Uy, pero qué malo...)

viernes, 5 de enero de 2007

Autonovela de desconocido

[Venecia desde el canal de la Giudecca, de Turner]

Se han dado tantas definiciones de lo que es una novela, que cada uno puede elegir la suya y pocos coincidirán en la misma.
Por eso dijo Pío Baroja (algunos le atribuyen la frase a Cela) que novela era todo libro que, debajo del título, pusiese el rótulo de "novela", lo cual era menos una definición que una ocurrencia.
Leo estos días primeros del año Arco del paraíso, el último libro de José Luis García Martín. Y lo leo como una novela. Porque lo creo una novela. Hay un milieu, un paisaje, un escenario de fondo, Venecia, una ciudad que es todas las ciudades, incluso todas las aldeas, como la escondida y perdísima Moncóu. Hay una acción narrada, una apasionante trama que no es más, ni menos, que "un largo paseo por los recovecos de la memoria, por los anaqueles de mi biblioteca". Personajes secundarios, unos más conocidos que otros, como Giacomo Casanova, Goldoni, Moratín, Pedro Antonio de Alarcón, Giorgio, Paul Morand, Amós Escalante, Tiziana, Ismail Effendi... Y un protagonista-narrador, que sostiene una tertulia las tardes de los viernes en Oviedo, que ha escrito libros, pero que no es el conocido profesor y crítico ovetense, sino alguien que tiene por aspiración máxima en su vida ser eterno peatón en Venecia, pero un peatón muy especial: "Peatón en Venecia, el dedo sobre el plano, lejos de Venecia, quizá la única manera de estar de verdad en ella."
Un protagonista que, en medio del laberinto de calles, canales y campi, tiene las cosas muy claras:
"Estar de paso es la mejor manera de estar en cualquier lugar: hay placeres que son sólo para el amante fugaz, placeres que el fiel marido ignorará siempre. Venecia guarda sus incomodidades, sus malos humores, para los que viven en ella: sólo entrega su mejor sonrisa a los que llegan, besan y se van. Y vuelven, como yo, siempre que pueden."

Un protagonista que ha alcanzado y nos entrega una filosofía entre resignada y libertina y, hablando de ciudades, no nos habla sólo de ciudades:
"Ser un don Juan de las ciudades: amarlas todas, encontrar en todas, incluso en el más polvoriento poblachón, un rincón digno de ser acariciado, pero no casarse con ninguna. Irse cuando todavía nos gustaría quedarnos."

Por último, las generosas dosis de psicalipsis que humedecen el libro nos acaban de convencer de que se trata de una novela: el ingrediente no falta en casi ninguna de las que se escriben hoy.
Puede que tuviera razón don Pío Baroja, y que una novela sea cualquier libro que el autor o el editor subtitulen como novela, pero hay novelas que no salen en colecciones de narrativa, novelas que no llevan el rótulo novela.

domingo, 26 de noviembre de 2006

Talento y talante

En su artículo de ayer en ABCD, José Luis García Martín se reclamaba y se deseaba entre "quienes no permitimos que los árboles de la discrepancia nos impidan admirar el bosque del talento".
Bonísimo programa es ése.
Claro que yo no creo, ni creo que lo crea nadie, que el talento sea el bien supremo. Y tratándose de intelectuales, el talento, como el valor a los soldados, se les supone.
Lo que, desde luego, y visto lo visto, ya es mucho suponer.

jueves, 5 de octubre de 2006

Paradoja

"El Cultural" de El Mundo ha perdido mucho desde que se fue -o le empujaron a marcharse- José Luis García Martín. En cambio, el "ABC de las Letras y las Artes" del ABC ha ganado muy poco con la incorporación de José Luis García Martín.
Y no acierto a explicarme la paradoja. O sí.

jueves, 29 de junio de 2006

Para una sociología de los premios literarios

Si este fuese un país como tendría que ser (vamos, como se imagina uno que tendría que ser), ya se habría escrito un libro titulado más o menos así, Sociología de los premios literarios. Con tantos libros como se publican, todavía quedan libros por escribir, libros que nadie escribe. Este que digo parece desde luego que no lo va a escribir nadie, porque ya han pasado de moda los enfoques sociológicos de la literatura, y Lukács, Goldmann, Escarpit y demás compañeros mártires ya no se llevan. Pero un libro así, si estuviera bien escrito y mejor concebido, nos revelaría muchas cosas sabrosas sobre la literatura, pero también sobre la antropología, sobre la psicología, sobre nosotros mismos.

De todos modos, aunque el libro no llegue, lo que sí llegan son algunos apuntes. José Luis García Martín insistía hace poco en su teoría cuántica de los premios literarios, según la cual, uno o dos sientan bien, pero más de tres resultan tóxicos o mortales de necesidad. "Los premios de poesía —escribe el crítico asturextremeño—suelen estar gafados: quien después de los cuarenta sigue concursando ya no juega en la misma división que Valente o Brines, sino en la de los muy respetables Ángel García López o Carlos Murciano". La frase encierra una verdad estadística, pero no una verdad de principio. Suele ser así, pero no necesariamente tiene que ser así. De hecho, la frase es casi tautológica: la mayoría de los poetas no alcanzan la cima de los Brines y los Valentes. Ya lo sabíamos. Incluso más: la mayoría de los poetas realmente existentes no alcanzan las cimas de Ángel García López o Carlos Murciano.

También Álvaro Valverde escribe sobre premios literarios, a raíz de su amarga experiencia como jurado de alguno de ellos, fallado recientemente en Almendralejo, villa natal de Espronceda. Incluso los premios “limpios”, y quizás preferentemente estos, los suelen ganar los cazapremios profesionales. Para estos señores, a los que Valverde califica de ludópatas, “el objetivo no es tanto publicar una nueva obra (en rigor no la hay: a determinado ritmo, la reiteración es inevitable), cuanto seguir ganando dinero a costa de esta curiosa lotería.”

Todos conocemos ejemplos de estos curiosos ciudadanos de la república de las letras. Yo he oído hablar de una señora jubilada que todos los años da la vuelta a España recogiendo premios y flores naturales por villas, villorríos y lugares. Ella no necesita del INSERSO para viajar. Y una vez me contaron lo que exclamó el presidente de un jurado al abrir la plica del que resultó galardonado: ¡Jo, otra vez Manuel Terrín Benavides!

Es verdad que a veces los jurados no tienen dónde elegir. Pero también es cierto que a veces, muchas veces, no aciertan porque sencillamente no saben leer.

Yo no creo que la calidad de un poeta se pueda medir por el hecho de que gane premios o deje de ganarlos. Ni de que escriba mucho o escriba poco. Balzac escribió muchísimo, y siempre para ganar dinero, pero esto no quiere decir nada, y ahí está su obra, irregular, sí, pero irregular como una cordillera.

Todo esto es muy complejo, y por eso haría falta que alguien se animase a escribir ese libro que falta.

Ahora bien, de lo que sí soy partidario es de que siga habiendo premios literarios. Porque, si no, ¿de qué íbamos a hablar? Como cuando nos encontramos al vecino del quinto en el ascensor y cambiamos impresiones sobre el tiempo. Un tema de conversación. Un bonito tema de conversación. Así que seguiremos, porque aún queda mucha tela que cortar. Por cierto, que hoy parece que está más fresco que ayer. —Sí, pero llover no llueve.

sábado, 3 de junio de 2006

Jardines de bolsillo

De la mesa de novedades de una librería cercana me traigo un nuevo libro de José Luis García Martín, que, desde que dejó Renacimiento, cada vez publica en editoriales más raras. Raras por lo difíciles de encontrar, pero raras también por lo exquisito de la tipografía y lo cuidado de la edición. El sello, en esta ocasión, es la asturiana Trea, y el título del libro, Jardines de bolsillo. Tres mil años de poesía.

¿Tres milenios en poco más de ciento cincuenta páginas? Sí y no. Subjetivo y parcial, García Martín no pretende forjar un nuevo canon ni darnos un acelerado cursillo de poesía universal. Los poemas que traduce, o que reescribe, valen por sí mismos, y se leen al margen de quién haya sido su autor. Este, por ejemplo, de autor anónimo y geografía incierta, dice:

Si tú me miras,

soy como la nube

roja;

si me hablas,

soy como el perro que escucha.

Si me amas,

soy como la flor que se abrasa

entre tus cabellos.

Si me dices no,

soy como una canoa

vacía,

que da bandazos en el río

y la destrozan las rocas.

Con la lectura de este poema, y otros muchos de estos Jardines de bolsillo, siento que el día no está aún perdido del todo.