Andrés Trapiello escribió una vez, y ha repetido en más de una ocasión, que el olor de Sevilla era una mezcla de azahar y bosta de caballo. Y, aunque esta conjunción odorífera se limite a la duración de la corta primavera sevillana, no deja de tener razón el escritor. Aunque sólo sea una razón poética.
Pero hete aquí que el Ayuntamiento ha decidido privarnos del segundo elemento de esa conjunción, no se sabe bien por qué. La bosta de caballo, a diferencia de otros excrementos animales, no huele mal. Y no es sólo ya que no hieda, sino que nos ofrece no sé qué fulgor de hierba fresca, amén de recordarnos un pasado agrícola, una presencia del campo en la ciudad que hemos perdido ya definitivamente.
Amamos la Naturaleza, siempre que no nos roce.
Comento la noticia con un cochero, que me dice que eso es trasladar el problema... hacia el coche mismo y sus pasajeros, que serán ahora los "sufridores" de ese controvertido olor. Con lo cual, agrega, disminuirán los clientes y por consiguiente, sus ingresos.
Yo lo siento por Trapiello, porque su afortunada frase se va a quedar obsoleta.
LA FRASE
"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."
Sir Arthur Conan Doyle
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jueves, 24 de mayo de 2012
sábado, 9 de abril de 2011
DON JUAN EN DOS HERMANAS
Parque de la Alquería
¿Desde cuándo no va uno por Dos Hermanas? ¿Hace cinco, ocho, diez años? ¿O quizás hace sólo unos meses? ¿No era ayer mismo cuando llegábamos en bicicleta hasta el Arenal, desde la vecina Alcalá de Guadaira? Ese paseo lento, demorado, por el parque de La Alquería, ¿no lo habremos dado esta mañana? Sí, todas las ciudades, estén donde estén, están en la memoria. Sin necesidad de trenes ni de aviones llegamos hasta ellas. A veces va uno hasta allí por gusto propio, tal vez por necesidad. Otras veces, es que alguien nos invita. Ahora ha llegado una carta desde Dos Hermanas, en la que un buen amigo me invita a colaborar en la Revista de Feria. Ah, las revistas de ferias. A uno le gustaría que lo invitasen a colaborar en el Times Literary Supplement, como poco, pero se tiene que conformar con que lo llamen de hojillas volanderas, de revistas de feria de los pueblos, de sitios donde no se sabe si transita algún lector, pero donde consta, al menos, que la tesorería es incontrovertiblemente inexistente. Bueno. Tampoco va a exigir uno que le paguen, como si fuese un fontanero o un ebanista. Hasta ahí podíamos llegar, hasta pretender codearnos con un ebanista o un eléctrico. Lo de uno es más arte que oficio, y el arte, ya se sabe, no sirve para nada. Tampoco la erudición.
Porque pensó uno, a poco de recibir la carta, en escribir un artículo que se titulase “Don Juan en Dos Hermanas”, una exégesis de ese conocido pasaje del Burlador de Sevilla en que Don Juan, camino de Lebrija, irrumpe en una boda aldeana, alzándose con el santo y la limosna y perpetrando uno más de sus engaños. Pero la erudición es seca y desabrida, y no tiene uno ánimos para habérselas con Don Juan, por lo menos con ese Don Juan de Tirso, que es el más descosido de todos, el más antipático.
De todos modos, pensó uno, voy a mantener el título. No por broma, por ilusión. A uno siempre le hizo ilusión escribir un artículo cuyo contenido nada tuviese que ver con el título. Rarezas. Caprichos. Pero, si no es en una revista de feria, ¿dónde se va a poder permitir uno un capricho?
No se sabe cómo sería la Dos Hermanas de Tirso, ni la de Fernán Caballero, ni la que entreve Juan Ramón cuando el tren se detiene camino de Cádiz, camino de Zenobia, al otro lado del Atlántico. No lo sabe uno, quiero decir. Seguramente no pasaría de ser una aldehuela, un caserío de tres o cuatro calles de casas humildes en medio del mar interminable de los campos. Recuerda uno imágenes de Dos Hermanas. La desaseada y triste de los años del desarrollismo, que crecía por acumulación, como una esponja suburbial ante la marea del éxodo rural. Y no deja de sorprenderse ante esta Dos Hermanas de hoy, cercana y lejana de Sevilla, con Universidad en su término, con estatua del Rey, con Alquería rescatada del olvido, y los fantasmas de don José de Lamarque y de doña Antonia Díaz paseándose al sol, al reducido sol, de los que saben, o atisban, quiénes fueron.
Ya que a uno no le llaman del Times Literary Suplement, es un poner, ni le encargan un reportaje sobre Nueva York o Venecia, otra suposición, bueno será dar un paseo por Dos Hermanas. Pero no. Tampoco. Se ha podido levantar uno, hace un buen rato, y acudir a los estantes, y desempolvar un ejemplar del Burlador de Sevilla, y no lo ha hecho. Tampoco ahora va a coger el tren y marcharse a Dos Hermanas.
Tampoco hay necesidad. Hay ciudades que son como un destino. Por las que no necesitamos pasear. Están dentro de nosotros, van con nosotros. Son algo así como nuestro paisaje interior, como nuestro decorado. El decorado de ese drama en tres jornadas que va siendo nuestra vida. El espacio de esa novela que vamos escribiendo con tiempo y sangre y con paciencia, con una infinita paciencia. No tiene Dos Hermanas grandes monumentos que describir. Mejor, así no incurre uno en el mal de la piedra. Pero no carece de historia ni de intrahistoria. No le faltan, incluso, bonitas y doradas leyendas, como esa que resume la rogativa del “Váleme, Señora”, de cuando los reyes eran santos, heroicos y sabios. Ni su poco de barniz literario, del fraile Tirso a don Alejandro Collantes de Terán, lo que le otorga un brillo, una pátina quizás, de mueble antiguo, que no tienen otros pueblos.
¿Pasear por Dos Hermanas? No. Si acaso, lo haríamos si pudiéramos sobrevolarla al modo y manera del Diablo Cojuelo, levantando la tapa de las casas y enterándonos de sus secretos. Cuántas comedias, cuántas tragedias, cuántas novelas no estarán sucediendo ahora en este desparramado caserío. Nunca las conoceremos. O tal vez sí, quizás, quién sabe.
Don Juan, el antipático don Juan de Tirso, irrumpía, e interrumpía, una boda campesina y no se enteraba de nada. Nosotros nada queremos interrumpir y quisiéramos saberlo todo. Quisiéramos volver por Dos Hermanas, a los Jardines, al Palmarillo, a las calles de la Botica o de la Mina, y enterarnos de todo, saberlo todo, como quien escudriña su destino.
Sin pisar Dos Hermanas, ya nos tenemos que marchar. Sin pisar Dos Hermanas, la hemos visitado. Y marchándonos, nos quedamos. Siempre nos quedamos dentro de nosotros mismos. Como si un lugar, en vez de ser un lugar, fuese una costumbre. Y una cosa es cierta, en el Times Literary Suplement difícilmente le hubiesen encargado a uno un reportaje, un artículo, un poema, algo sobre Dos Hermanas. Ignorantes.
martes, 10 de agosto de 2010
S.O.S. POR SANTA MARÍA LA BLANCA
Las iglesias de Sevilla están que se caen a cachos. Una de estas joyas en peligro es la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, popularmente conocida como Santa María la Blanca, sita en la antigua judería sevillana, y dizque antigua sinagoga.
Lleva ya unos meses cerrada por amenaza de ruina. Afortunadamente, ya se ha firmado un convenio entre la Junta de Andalucía y el Arzobispado para su restauración. La Junta aportará el 60% y la Iglesia el resto. Es en este resto donde está el problema, pues el Arzobispado necesita la ayuda tanto de los fieles como de las personas amantes del arte, porque las necesidades (y no precisamente artísticas) son muchas.
A este efecto se encuentra abierta una cuenta en la entidad CAJASOL (oficina de la calle San José):
2106-0001-66-2191746221
Ah, y se puede desgravar en la declaración del IRPF (este templo está declarado bien de interés cultural (BOE Nº 291, el 6 de diciembre de 1995).
viernes, 9 de julio de 2010
DE NUEVO AMURALLADA
Los progresistas del XIX, los progresistas suelen ser los últimos en enterarse de por donde irá el verdadero progreso, decidieron derribar las murallas de Sevilla.
No se alcanza para qué fuera necesario hacerlo, porque los bulevares se hicieron extramuros, y Sevilla perdió lo que podría haber sido otro atractivo turístico más.
Pero he aquí que el actual consistorio sevillano ha decidido cerrar el "centro histórico", la ciudad intramuros, al tráfico rodado, para lo que ha instalado cámaras en todas las entradas y salidas posibles y establecido no sé qué ordenanza que más que nada recuerda las del gheto de Varsovia. ¡Hasta querían dividir el casco en cuatro sectores incomunicados!
(Parece que de esta última idea han desistido, por el momento).
En fin, que los progresistas de hoy nos devuelven de nuevo a los tiempos de los fielatos y los portazgos. Porque habrá que pagar (quid del asunto).
¡Viva Fernando VII! ¡Vivan las caenas!
No se alcanza para qué fuera necesario hacerlo, porque los bulevares se hicieron extramuros, y Sevilla perdió lo que podría haber sido otro atractivo turístico más.
Pero he aquí que el actual consistorio sevillano ha decidido cerrar el "centro histórico", la ciudad intramuros, al tráfico rodado, para lo que ha instalado cámaras en todas las entradas y salidas posibles y establecido no sé qué ordenanza que más que nada recuerda las del gheto de Varsovia. ¡Hasta querían dividir el casco en cuatro sectores incomunicados!
(Parece que de esta última idea han desistido, por el momento).
En fin, que los progresistas de hoy nos devuelven de nuevo a los tiempos de los fielatos y los portazgos. Porque habrá que pagar (quid del asunto).
¡Viva Fernando VII! ¡Vivan las caenas!
viernes, 22 de mayo de 2009
Pepe Cala, el último bohemio
Ayer, en la mesa redonda sobre "Bohemia y literatura", cuando, bajo la batuta experta de Fernando Iwasaki, disertaban sabiamente sobre la cosa Juan Manuel Bonet, Aquilino Duque y Andrés Trapiello, vi aparecer por allí la sombra escuálida y repeinada de José Cala y Fontquernie, más conocido en el ambiente como Pepe Cala, porque aquí a los títulos no los conocemos por sus títulos, sino por sus hipocorísticos. Y pensé en que ése, Pepe, sí que era un auténtico bohemio, y no Lasso de la Vega ni Eugenio Noel, anda ya, dónde va a parar.
Quizás el próximo sarao o simposio (tanto da) sobre "Bohemia y literatura" deba dedicarse a este fotógrafo sin carrete, pintor sin cuadros y casanova de mujeres imposibles.
Yo ya casi tengo preparada mi ponencia, que se titulará "Pepe Cala, poeta de servilleta" (desde una perspectiva semiótica, más que nada).
José D. Serrallé anda ultimando su tesis doctoral sobre "José Cala y Fontquernie y la bohemia azul en Sevilla".
Y sé que Javier Salvago está trabajando en la suya: "Mis silencios con Pepe Cala".
Ya sólo falta que Alfredo Valenzuela, máxima autoridad mundial en raros sevillanos, se anime a organizar la cosa, digo, el simposio.
sábado, 25 de abril de 2009
¡Por fin el bus ateo!
Como era de esperar, tras la Semana Santa, el bus ateo llegará a Sevilla. Sea bienvenido. La única pega que yo le pondría es la más que dudosa legalidad del asunto. Como explica la información de EL CORREO DE ANDALUCÍA, esa publicidad contravenía las normas fijadas por Clear Channel, la empresa concesionaria de la publicidad de los autobuses. El pliego de condiciones del contrato entre Tussam y la empresa sólo permite publicidad con fines comerciales y mercantiles –a excepción de las bebidas alcohólicas y el tabaco– y la publicidad institucional del propio Consistorio. Pero hete aquí que el gobierno social-comunista que rige la ciudad ha decidido saltarse sus propias normas y hacer una excepción. Bien, nada fuera de lo habitual en este gobierno.
Pero, salvo esto (las normas deberían ser para todos), no acabo de entender la contrariedad de algunos a que esa propaganda funcione. Y, menos aún, de los creyentes, que deberían dar saltos de alegría y dar gracias a Dios, que escribe derecho en renglones torcidos.
Porque esta publicidad es de las que casi convencen... de lo contrario.
"Probablemente..." ¿Qué tanto por ciento de probabilidad? ¿25, 80 ó 50? O sea, y en definitiva, que quizás. No se atreven a darnos seguridades. Pero ya sobre esto razonó, y muy bien, Pascal, que de cálculo de probabilidades y de apuestas, si se trata de apostar, entendía algo (inventó la primera calculadora de la historia).
La segunda parte del mensaje es aun más indigente intelectualmente hablando: "disfruta de la vida..."
Claro que habría primero que ver qué es lo que se entiende por "disfrutar de la vida". Pero, sea lo que sea, es lo único en positivo que propone el ateísmo. Uno ha leído el Tratado de ateología de Michel Onfray y la solución por la que apuesta es el hedonismo.
Puede que el hedonismo sea algo bueno y viable (aunque tengo mis dudas) cuando se disfruta de juventud y buena salud y se tiene la cartera repleta de billetes. Pero son cosas que o duran poco (las dos primeras sobre todo) o no se suelen dar al mismo tiempo.
Bienaventurados los ateos, porque ellos nos ayudan a entender algo mejor a Dios.
Pero, salvo esto (las normas deberían ser para todos), no acabo de entender la contrariedad de algunos a que esa propaganda funcione. Y, menos aún, de los creyentes, que deberían dar saltos de alegría y dar gracias a Dios, que escribe derecho en renglones torcidos.
Porque esta publicidad es de las que casi convencen... de lo contrario.
"Probablemente..." ¿Qué tanto por ciento de probabilidad? ¿25, 80 ó 50? O sea, y en definitiva, que quizás. No se atreven a darnos seguridades. Pero ya sobre esto razonó, y muy bien, Pascal, que de cálculo de probabilidades y de apuestas, si se trata de apostar, entendía algo (inventó la primera calculadora de la historia).
La segunda parte del mensaje es aun más indigente intelectualmente hablando: "disfruta de la vida..."
Claro que habría primero que ver qué es lo que se entiende por "disfrutar de la vida". Pero, sea lo que sea, es lo único en positivo que propone el ateísmo. Uno ha leído el Tratado de ateología de Michel Onfray y la solución por la que apuesta es el hedonismo.
Puede que el hedonismo sea algo bueno y viable (aunque tengo mis dudas) cuando se disfruta de juventud y buena salud y se tiene la cartera repleta de billetes. Pero son cosas que o duran poco (las dos primeras sobre todo) o no se suelen dar al mismo tiempo.
Bienaventurados los ateos, porque ellos nos ayudan a entender algo mejor a Dios.
lunes, 30 de marzo de 2009
Vergüenza ajena
La que siente uno escuchando el pregón semanasantero de este año. No sólo por la ristra de tópicos desfondados, versitos cursis, con métrica más de ojo que de oído, localismo rancio de sevillanía de alcanfor, el autobombo costaleril, o la descortesía del tostón de las dos horas y veinte minutos interminables, divagatorio y sinuoso, sino, además, impropio por la crítica urbanística (las setas de la Encarnación) que allí no pegaba ni con cola, y, sobre todo, por la advertencia al nuevo obispo coadjutor -ojito, que aquí las cofradías mandan mucho- que fue ya el colmo del despropósito y de la mala educación y del abuso de poder sin el menor sentido del ridículo.
¿Que fue valiente porque se refirió al aborto y al matrimonio homosexual? Amos, anda. Esa valentía hay que demostrarla en otros sitios, y a la hora de la verdad, ya sabemos que al consejo de cofradías le importan más las catenarias que los nonatos. Y más las subvenciones municipales que los lazos blancos.
Dicen que el señor pregonero es muy torero. Lo que es ayer no tuvo su mejor faena.
¿Que fue valiente porque se refirió al aborto y al matrimonio homosexual? Amos, anda. Esa valentía hay que demostrarla en otros sitios, y a la hora de la verdad, ya sabemos que al consejo de cofradías le importan más las catenarias que los nonatos. Y más las subvenciones municipales que los lazos blancos.
Dicen que el señor pregonero es muy torero. Lo que es ayer no tuvo su mejor faena.
lunes, 9 de marzo de 2009
La capital desértica de España
Juan Ramón Jiménez decía que Sevilla era la capital poética de España.
Pero una tal Montaño se ha empeñado en que no. Y va a ser que no.
Será que la poesía no da votos, o algo.
Será que Sevilla lo que verdaderamente está condenada a ser es la capital desértica de España.
Pero una tal Montaño se ha empeñado en que no. Y va a ser que no.
Será que la poesía no da votos, o algo.
Será que Sevilla lo que verdaderamente está condenada a ser es la capital desértica de España.
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