La
diosa Razón: una primera
lectura
Las
primeras noticias que tenemos sobre La
diosa Razón datan
de 1935, fecha en la que respondiendo a la pregunta acerca de qué
obras tienen en preparación ambos hermanos la mencionan. Así, por
ejemplo, cuando el periodista Pablo Suero entrevista a los hermanos
en el Café Varela de Madrid (hacia finales de 1935 o principios de
1936), Antonio responde:
-Trabajamos
ahora en una Madame
Tallien
que tal vez se titule La
diosa Razón.
Huelga toda explicación, dado el título. Veremos qué destino
podemos darle.
Incluso
podemos adelantar el inicio de su escritura al 15 de junio de 1934,
si nos atenemos a la fecha que figura en la copia del manuscrito de
José Machado.
La
separación a partir de 1936 de ambos hermanos (Manuel en Burgos,
Antonio en Madrid) impedirá acabar la obra, que, sin embargo, se
encuentra perfilada y casi concluida y que ahora gracias al denodado
esfuerzo de los editores, Rafael Alarcón Sierra y Antonio Rodríguez
Almodóvar, que han debido enfrentarse a una maraña de manuscritos y
papeles sueltos en que la obra estaba diseminada, nos es dado leer y
disfrutar.
Digamos
de entrada, sin embargo, que no podemos compartir la afirmación de
los editores de que esta “pudo ser la obra teatral más arriesgada
y quizá más importante de cuantas escribieron a dúo Manuel y
Antonio Machado.” Arriesgada puede que sí en el sentido que
enseguida veremos. Pero no la más importante. Falta el conflicto
humano y no hay un buen perfil psicológico de los personajes. La
acción transcurre tan rápido que no da lugar a detenerse en las
motivaciones de los personajes. Lo que sí es desde luego es la obra
más política de Manuel y Antonio Machado. Porque lejos de centrarse
en los amores y desamores de Susana de Montalbán (la Teresa de
Cabarrús de la Historia), la obra se ocupa de un conflicto político
en un proceso de transformación revolucionaria. Todo parece indicar
que la Revolución Francesa, el Terror y la época de Thermidor, no
son sino trasunto de la convulsa situación de España en aquellos
días, con la revolución de Asturias y primeros presagios de la
agitación que desembocaría poco después en la Guerra Civil. Esto
desde luego no ha escapado a la perspicacia de los editores cuando
afirman:
“...no
hay que descartar que los Machado pudieran transparentar en su
escritura, consciente o inconscientemente, algo de la preocupación
que ellos mismos sentían por la deriva que la II República Española
estaba tomando, en aquellos dos últimos años decisivos, los del
bienio negro
y lo que se veía venir, con la íntima zozobra que les podía
producir un posible paralelismo con aquel tiempo brutal del drama que
estaban escribiendo.”
Para
nosotros, sin embargo, no hay duda alguna de que los Machado se
estaban refiriendo, mediante la Revolución francesa, a la situación
de España en aquellos días. Aunque los editores den por buena la
expresión bienio negro, acuñada por la izquierda, a nosotros
no se nos oculta la agitación y la violencia en que vivía España
en ese momento, y no precisamente por culpa del gobierno.
Sin
duda se trata de la obra más política que escribieron los Machado,
dado que no hay conflicto amoroso alguno: Susana Montalbán, la
protagonista femenina de la obra, cambia varias veces de maridos o de
amantes sin que esto le produzca nunca la más mínima inquietud o
zozobra, y además esos cambios están siempre relacionados con la
postura política que adoptan sus parejas.
Así
pór ejemplo, cuando se despide de Tallien, su pareja hasta entonces,
las razones son políticas. Tallien aún confía en la Revolución,
de la que Susana ya no se fía en absoluto, pues ella avizora y desea
otras posibles salidas. El diálogo entre ambos constituye el meollo
de la obra. Ella apuesta claramente por Bonaparte, descartando una
vuelta a la monarquía por el momento, aunque advirtiendo que
“Todo
pueblo es en el fondo un niño y para un niño lo mejor será siempre
un padre. Pero te equivocas, Julián. No se trata ahora de eso.”
Ante
los ruegos y súplicas de Tallien, Susana descarta por completo la
continuidad de la Revolución y así cuando Tallien le dice que la
Revolución era la Libertad, ella responde que la Revolución “No
era ya más que la guillotina. El pueblo sin guía, que sólo sabe
destruir”
Los
Machado no eran historiadores, eran dramaturgos. Y como tales
escribieron una historia de ficción basada en hechos reales. Esos
hechos no son sino los de la Revolución Francesa. Y por tanto
abordan dramáticamente un proceso revolucionario. ¿Y por qué
eligen ese tema precisamente? Sospechamos que ello fue por el
paralelismo que podía encontrar con la España del momento, donde
también se vivía una situación prerevolucionaria e incluso
francamente revolucionaria, con la espoleta de los acontecimientos de
Asturias de 1934. Recuérdese el discurso de Gil Robles en las Cortes
del16 de junio de 1936 en el que enumera las cifras de la subversión
violenta (puede encontrarse en internet). Tal vez el contenido de La
diosa Razón pueda sorprender a bastantes lectores de la obra,
sobre todo teniendo en cuenta que Antonio fue luego un perfecto
cómplice, probablemente a la fuerza, del gobierno rojo del Frente
Popular. Pero para nosotros el sentido de la obra está
meridianamente claro.
Cuando
Tallien la acusa “¡Vuelves a la Restauración!”, Susana responde
“Eso menos aún. Eso no puede volver ahora tampoco.” Y Tallien:
”Entonces, Bonaparte. La dictadura”. Y Susana asiente. “Acaso.
Sí, ¿por qué no? Porque esto se va también.” La obra acaba con
un breve diálogo entre Susana y Josefina y un edecán que anuncia:
“¡Señores, ha llegado Napoleón Bonaparte!”
Curiosamente,
la obra casi prefigura a lo que en España después sería el llamado
“Régimen del 18 de julio”, presidido por un dictador militar
(como Napoleón) que no era una mera vuelta a la antigua política de
la monarquía anterior sino que estaría dotado de una fuerte
impronta social. En este sentido La diosa Razón nos aclara
mucho sobre el verdadero pensamiento de ambos hermanos sobre la
situación política de España en aquellos trascendentales momentos.
