Como anticipo, o como fruto de impaciencia, doy aquí dos de los treinta poemas que forman la colección. Son estos
NUEVA LECTURA DEL
APOCALIPSIS
CUANDO los campos borran
las lindes heredadas,
y una mujer esplende con la
luna a sus pies,
cuando los capitanes se
arrojan por la borda,
y se ven alas de ángeles
batiendo en los semáforos,
cuando llegan noticias en
aviones oscuros,
y el tiempo se desplaza con
prisa de veleta,
entonces, justo entonces,
sucede lo que nunca:
los ríos se remontan para
huir de los mares,
el automóvil cruza por la
sala de estar,
los pájaros confunden el
agua con el aire,
de la cálida nieve
destella luz oscura.
Entonces, justo entonces,
sucede lo distinto:
que al fin llega el
principio de todos y de todo.
Porque el tiempo se acaba,
se comienza a vivir.
Entonces, justo entonces,
sucede lo que nunca
el hombre alcanza a ver en
sus días normales,
y de pronto descubre,
temblándole en sus manos,
la espina desprendida de la
rosa del tiempo.
***
MUJERES DE OTRO MUNDO
LA QUE VINO a llorar sobre
mi tumba.
La que vino a escupir sobre
mi tumba.
La que vino a reírse de mi
tumba.
La que se preguntaba ante
mi tumba
y yo ya no sabía
responderle.
La que tan sólo vino a
recordar,
y sólo vio el olvido en
una lápida.
La deseada, ahora mi
vecina.
La que pasó de largo ante
mi tumba
y se alejó, del brazo de
algún otro.
La que dejó unas rosas en
silencio,
un Día de Difuntos, en mi
tumba.
Y sobre todo aquella,
temblorosa,
que rezaba por mí, sin
perdonarme.