LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

lunes, 21 de agosto de 2006

Carta abierta al Alcalde de Alcalá de Guadaíra


El médico me manda no escribir más... sobre Alcalá de Guadaíra. Dice mi galeno que las pasiones inútiles provocan melancolía. Aunque suelo ser un enfermo disciplinado, esta vez me saltaré la prescripción facultativa, sin que sirva de precedente, y por aquello de eliminar toxinas y malos humores. Como desahogo, vamos, y a beneficio de inventario. Y me pongo a escribir esta carta, abierta, al Alcalde de Alcalá de Guadaíra.
Señor Alcalde y estimado amigo:
Me entero por la prensa de que en las faldas del castillo se va a edificar una Ciudad de la Cultura, con biblioteca, museo, auditorio... Me parece estupendo.
Pero, ya que van a remodelar esa zona de la ciudad, aproveche para hacerlo del todo y, sobre todo, para hacerlo mejor.
Es evidente que la Alcalá de hoy está repartida entre las dos márgenes del río. Es más, la margen izquierda, la del Campo de las Beatas, es la que más crecerá en los próximos años, lo que convierte al Puente en un paso cada vez más frecuentado e imprescindible.
Ahora bien, la zona del Puente está fuertemente condicionada por la existencia del antiguo viaducto por donde circulaba el tren Sevilla-Carmona.
Derríbelo, por favor, señor Alcalde, y derríbelo a no más tardar.
Primero, porque ese viaducto nunca más va a volver a tener utilidad alguna. Nunca más pasará un tren por allí. Nunca.
Segundo, porque carece de todo valor artístico o arqueológico. ¿Histórico? Para eso están las fotografías y los libros.
Tercero, porque es un obstáculo insalvable tanto para la fluidez del tráfico -rodado y peatonal- como para la reordenación paisajística del entorno.
Mándelo derribar, el viaducto y los taludes que se elevaron para salvar la cota de la vaguada, y conseguriremos varias ventajas:
Primero, la posibilidad de un nuevo puente, derecho y no torcido, como el de ahora.
Segundo, la posibilidad de reservar el puente de Carlos III para la circulación exclusivamente peatonal.
Tercero, la recuperación del contacto visual (al volver a la cota real) de la ciudad con su río. Como se hizo en Sevilla en el 92 con la calle Torneo.
Cuarto, posibilidad de utilizar el túnel, abriéndolo al tráfico, en uno o en dos sentidos.
Quinto, realzar esa Ciudad de la Cultura, sin obstáculos visuales ni físicos.
Bien sé, señor Alcalde, que Vd. no me hará ningún caso, porque se debe a los votantes, y no a los opinantes. Especialmente cuando estos opinantes no están dispuestos a recoger pliegos de firmas ni a pertenecer a ningún colectivo ni a participar en ningún concurso de ideas.
Bien sé, señor Alcalde, que si Vd. me hiciera caso, probablemente se le echarían encima los capillitas, esos a los que Paco Robles llama tan injustamente tontos de capirote, los tradicionalistas de campanario, los progresistas conservadores (que son legión), los idolátricos de la catetez y de la ranciedumbre, etc., etc.
Así que no se le ocurra a Vd. hacerme caso. Que no se le ocurrirá.
A mí me basta con haberlo dicho. Por escrito y en público.
Y ahora, a volver a la dieta, y a hacerle caso al médico.
Atentamente, s.s.s.q.e.s.m.

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