LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

jueves, 20 de septiembre de 2007

Los "Fuegos fatuos" de Camillo Sbarbaro (I)

Camillo Sbarbaro (1888-1967), además del poeta de Pianissimo o Rimanenze, además del botánico reconocido como autoridad mundial en líquenes, fue también autor de los libros de prosa Trucioli, Cartoline in franchigia o Fuochi fatui. De este último tradujimos (*) algunos aforismos que vale la pena recordar ahora. Helos aquí, en dos entregas de la que ésta es la primera:

Un cosa existe cuando es dicha; es la palabra la que da consistencia (y duración) al mundo.

La rima: una dificultad que es un impulso, cuando no es un resbalón.

Carece de punto de apoyo: por eso es estable.

Del día que se nos escapa de entre las manos parece que ha quedado alguna cosa que escribir en el diario: hoy, sol.

Una carta de amor que no fue abierta, la soltera.

La lógica es para la realidad lo que la puerta para los lugares a los que se accede desde cualquier sitio menos por la puerta.

En la vida, como en el tranvía, cuando consigues sentarte ya llegas a la parada.

El descontento con aquello que he escrito es el abono de lo que escribiré.

La vida es una tela que los jóvenes ven del derecho, y los viejos del revés.

La más próspera, la industria de la muerte.

Beso, o el mordisco civilizado.

El avión a reacción ramonea en el cielo con su hocico de plata.

Esperanza: el puñado de heno que el carretero pone delante y fuera de su alcance al rocín.

Matrimonio, o el amor en conserva.

La corbata, o el nudo corredizo.

Por sus prestaciones pedía honorarios irrisorios, de tal modo era avaro.

Más fácil escribir que tachar; más que en aquello que se arriesga a decir, el mérito del escritor está en aquello que se arriesga a callar.

Hoy, todavía, un liquen nuevo: el mundo no está acabado de hacer.

No sería tan malo que hubiese tantos analfabetos si los demás supiesen leer.

Ministro de Instrucción Pública, me destituirían con la primera providencia: aboliría las escuelas. La instrucción volvería a ser lo que es: el privilegio de quienes lo merecen. Para lo cual no habría necesidad de enseñantes: se aprendería por uno mismo, que es el único modo de aprender.

La sabiduría de los proverbios está en el contradecirse.

Para pedir la carta de los vinos pedía la partitura.

Cubismo, o el hombre que se acuerda de cuando era cristal.

Paraíso quiere decir jardín. El étimo de la palabra es su anatomía; como la otra, casi siempre mortificante.

Quien ama y pide correspondencia es un rico que mendiga de un pobre.



(*) en Clarín. Revista de nueva literatura, núm. 55 (2005), pp. 49-50.


7 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Cómo calientan estos fuochi fatui. Por deformación profesional, me quedo con el de la rima. Y espero ansioso la segunda entrega.

E. G-Máiquez dijo...

Y por la otra deformación profesional, este: "No sería tan malo que hubiese tantos analfabetos si los demás supiesen leer."

Jesús Beades dijo...

No entiendo el del avaro, pero están muy jugosos los demás. Un saludo.

Anónimo dijo...

Qué curioso el título del libro, suponiendo que con "fuegos fatuos" esté refiriéndose a los aforismos, claro.
Están todos geniales, pero hay uno que tampoco entiendo: el de "más difícil escribir que tachar", porque lo que sigue parece que sugiere lo contrario, que "más difícil tachar que escribir".
Puestos a elegir, me quedo con el optimismo del liquen y el mundo inacabado; y con el último, el del rico que pide al pobre, que tiene su intríngulis.

Enrique Baltanás dijo...

Es ciero, Cb, que algo rechina en "más difícil escribir que tachar", quizás sea errata, aunque ahora mismito me sea imposible resolverla pues no tengo los textos a la mano. Me comprometo a dar en breve la solución, si puedo, claro.

Enrique Baltanás dijo...

En efecto, CB, y gracias por llamarme la atención sobre esto, había una errata: fácil, no difícil, es lo que dcie Sbarbaro. Ya lo he corregido.

Anónimo dijo...

por favor, gracias siempre a vos. Con Blogs como éste, tan instructivo, sabio y ameno, y todo tan así como si nada, ya pueden abolir las escuelas.