LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

martes, 20 de mayo de 2008

Cicerón y el insensato


Quae qui videat, non indocte solum, verum etiam impie faciat, si deos esse neget. nec sane multum interest, utrum id neget, an eos omni procuratione atque actione privet; mihi enim, qui nihil agit, esse omnino non videtur. esse igitur deos ita perspicuum est, ut, id qui neget, vix eum sanae mentis existimem.

(De natura deorum, Liber II, 44)

Si alguien, viendo estas cosas, niega la existencia de los dioses, no sólo actúa de manera ignorante, sino también impía. Y no importa demasiado si niega su existencia o si los priva de todo ánimo provisor y de toda actividad, porque -me parece a mí- no es posible en modo alguno que exista alguien que no hace nada. Por tanto, resulta tan evidente la existencia de los dioses que apenas puedo estimar que esté en su sano juicio quien la niega.

(Traducciónde Ángel Escobar en Biblioteca Clásica Gredos)

11 comentarios:

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

A la cita de Cicerón cabe responder con la del poeta Ovidio, que escribió estos versos por la muerte del poeta Tibulo:

Cum rapiunt mala fata bonos (ignoscite fasso)
sollicitor nullos esse putare deos.

Cuando los hados malvados nos arrebatan a los buenos (perdonad la confesión),
me veo obligado a creer que no existen los dioses.

Enrique Baltanás dijo...

Interesante cita la de Tibulo. En realidad, el mensaje de mi post (como se ve en el título) es señalar un antecedente del famoso insensato del Proslogion anselmiano.
Y la cita de Tibulo señala lo mismo: que todo tiene un precendente en griegos y latinos.
Desdichadamente, la enseñanza en España parece obstinarse olvidar los precedentes.

Francisco Sianes dijo...

¿Sólo los clásicos?

Como dice George Steiner, los sistemas educativos actuales son programas de amnesia planificada.

Joaquín dijo...

Sí, vanos por naturaleza todos los hombres en quienes había ignorancia de Dios y no fueron capaces de conocer por las cosas buenas que se ven a Aquél que es, ni, atendiendo a las obras, reconocieron al Artífice; sino que al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a las lumbreras del cielo los consideraron como dioses, señores del mundo. Que si, cautivados por su belleza, los tomaron por dioses, sepan cuánto les aventaja el Señor de éstos, pues fue el Autor mismo de la belleza quien los creó. Y si fue su poder y eficiencia lo que les dejó sobrecogidos, deduzcan de ahí cuánto más poderoso es Aquel que los hizo; pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor. Con todo, no merecen éstos tan grave reprensión, pues tal vez caminan desorientados buscando a Dios y queriéndole hallar. Como viven entre sus obras, se esfuerzan por conocerlas, y se dejan seducir por lo que ven. ¡Tan bellas se presentan a los ojos! Pero, por otra parte, tampoco son éstos excusables; pues si llegaron a adquirir tanta ciencia que les capacitó para indagar el mundo, ¿cómo no llegaron primero a descubrir a su Señor? Desgraciados, en cambio, y con la esperanza puesta en seres sin vida, los que llamaron dioses a obras hechas por mano de hombre, al oro, a la plata, trabajados con arte, a representaciones de animales o a una piedra inútil, esculpida por mano antigua.

Sabiduría, cap. 13

Anónimo dijo...

Fui seminarista devoto hasta los dieciséis años, y ateo militante a partir de los diecisiete. Ahora tengo cincuenta y seis, y vivo en un agnosticismo atemperado y pacífico. Hoy, por primera vez en mi vida, ha caído en mis manos un ejemplar, en castellano, de las Confesiones de San Agustín. He leído pasajes sueltos... He leído poco, por el escaso tiempo de que disponía, pero me ha dejado literalmente acojonado... ¡Cuánta pasión, cuánta fe, qué buena literatura! Tendría que buscar la forma de leerlo entero, a ser posible en una buena edición bilingüe. A ver si se puede, ahora que se acerca el verano...

Ignacio dijo...

Cicerón tiene razón: tremendo insensato quien dude de la existencia de Artemisa, de Venus calipigia, de Apolo el que hiere de lejos.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Cicerón fue básicamente un estoico, por lo que asociaba a Dios -o a los dioses- con el orden natural, que queda expresado en el principio de razón suficiente.

Enrique Baltanás dijo...

Sin ser yo, ni de lejos, experto en Cicerón, eso creo haber entendido: que sostiene un a modo de panteimo.

Ignacio dijo...

No lo pongo en duda, era una broma inocente. O no tanto: ¿podemos saber lo que creía Cicerón? ¿tal vez nos incomoda que no se resistiera a la superstición mayoritaria de su tiempo, como luego hicieron tantos en tiempos de predominio cristiano?

Ignacio dijo...

Por otro lado, sostengo que hay que creer en los dioses antiguos. Como metáfora de lo que habita en nosotros, son mucho más perfectos que los dioses únicos que vinieron a sustituirlos.

Anónimo dijo...

Como hoy y como siempre los dioses menores "santitos" y el dios mayor, Jupiter Optimus Máximo.
¿Sería un cuanto insensato clasificar al catolicismo como una religión politeísta? .Con tantas virgenes y santos, se me antoja paralelo a la idea rectora de la religión oficial de Roma, en los finales de la república.
Curiosamente Cicerón en su obra epístolar, cartas a su amigo Atico hace reiteradamente mención de un Dios y no de dioses, en fin, puede deberse a una mala traducción de la editorial en que he leído tales.
Y en cuanto a sancionar a Cicerón como estoíco , lo dudaría, en su tratato de los Fines de Bienes y los Males , así como en las Tusculanas, Cicerón, aunque combate sistemáticamente al epicureísmo,hace alarde de los postulados de estos con elocuencia y sabiduria en boca Torcuato, frente a Catón de útica defensor de la doctrina estoíca. Disfrutar estas lecturas te hace cavilar sobre sí Cicerón era realmente un crisol donde se fundían estas corrientes ideólogicas. Un ecléctico en finales cuentas.
Y si hay que negar la existencia de Dios , bueno , después de leer a Paul de Kruif en su libro Cazadores de Microbios, donde científicos de la talla de Pasteur, Spallanzani ,Leeuwenhoek admiten la inteligencia divina como fuerza creadora y rectora de la vida, deben quienes niegan su existencia, mostrar más objetividad en sus afirmaciones.
jaja!! me rio de ellos.AY PERDÓN!!
(lapsus línguae).
¿Quienes somos nosotros en nuestra nimiedad para afirmar o negar que Dios existe??
VAYA NECEDAD!!!.
Angélica S. Padilla. México.