LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

domingo, 5 de febrero de 2012

EL SONIDO ESPAÑOL DE LO INFINITO

Ofrezco aquí el original de uno de los más intensos y justamente célebres poemas de Leopardi, junto a seis versiones españolas, por orden cronológico, que brindarán al curioso lector la oportunidad de compararlas (y en la variedad, como dicen, está el gusto). No me he resistido a dar mi propia versión, que no es sino otra manera de leer a Leopardi, la de hacerlo hablar en español de manera natural, inteligible y en un lenguaje poético que no disuene mucho del que hoy mismo hablamos.
L’INFINITO
Sempre caro mi fu quest’ermo colle,
E questa siepe, che da tanta parte
Dell’ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedendo e mirando, interminati
Spazi di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiete
Io nel pensier mi fingo; ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l’eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e il suon di lei. Così tra questa
Immensità s’annega il pensier mio:
E il naufragar m’è dolce in questo mare.

Versión de Miguel Romero Martínez:
Siempre cara me fuiste, yerma cumbre,
y esta espesura, que a los ojos roba
tanta parte del último horizonte.
Sentado aquí y mirando interminables
espacios a lo lejos, sobrehumanos
silencios y una calma profundísima
en el pensar me finjo; y poco falta
para que tiemble el corazón. Y oyendo
silbar el viento entre las frondas, voy
comparando esta voz a aquel silencio
infinito; en lo eterno pienso entonces,
en la muerta estación y en la presente,
viviente y rumorosa. Y así en esta
inmensidad se anega el pensar mío,
y el naufragar me es dulce en este mar.

Versión de Diego Navarro:
Siempre cara me fue esta yerma loma
y esta maleza, la que tanta parte
del último horizonte ver impide.
Sentado aquí, contemplo interminables
espacios detrás de ella, y sobrehumanos
silencios, y una calma profundísima
mi pensamiento finge; poco falta
para que el corazón se espante. Escucho
el viento susurrar entre estas ramas,
y comparando voy a aquel silencio
infinito esta voz; y pienso entonces
en lo eterno, en pasadas estaciones,
y en la presente, rumorosa. En esta
inmensidad se anega el pensamiento,
y el naufragar en este mar me es dulce.

Versión de Antonio Colinas:
Siempre caro me fue este yermo cerro
y este seto, que priva a la mirada
de tanto espacio del último horizonte.
Mas, sentado, y contemplando, interminables
espacios más allá de aquellos y sobrehumanos
silencios, y una quietud hondísima
en mi mente imagino. Tanta que casi
el corazón se estremece. Y como oigo
el viento susurrar en la espesura
voy comparando ese infinito silencio
con esta voz. Y me acuerdo de lo eterno,
y de las estaciones muertas, y de la presente
y  viva, y de su música. Así que, entre esta
inmensidad mi pensamiento anego,
y naufragar en este mar me es dulce.

Versión de Eloy Sánchez Rosillo:
Siempre caro me fue este aislado cerro,
y estos arbustos, que una buena parte
impiden ver del último horizonte.
Mas, sentado y mirando, interminables
espacios detrás de ellos, sobrehumanos
silencios y una calma profundísima
yo en el pensar me finjo; y casi, entonces,
el corazón se espanta. Y cuando el viento
escucho susurrar entre estas plantas,
el silencio infinito a la voz esta
voy comparando. Y en lo eterno pienso,
en muertas estaciones y en la viva,
presente, y su sonido. Así, en esta
inmensidad se anega el pensar mío,
y el naufragar en este mar me es dulce.

Versión de Hernán Isnardi
Siempre caro me fue este yermo monte
Y ese obstáculo, que de esta parte
Del último horizonte la vista excluye.
Mas sentado y mirando interminables
Espacios tras él, y sobrehumanos
Silencios, y profundísima quietud
Mi mente imagina; tanto que por poco
mi corazón se asusta. Y como el viento
oigo susurrar entre las plantas, yo aquel
Infinito silencio a esta voz
Voy comparando: y me acuerdo de lo eterno,
Y las muertas estaciones, la presente
viva, y su sonido. Así en esta
Inmensidad mi pensamiento se hunde:
Y el naufragio me es dulce en este mar.

Versión de José Luis Bernal:
Siempre caro me fue este yermo monte
y aqueste seto que por tanta parte
mirar impide el último horizonte.
Mas sentado, y mirando, interminados
espacios más allá, y un sobrehumano
silencio, y profundísimas quietudes
en la mente me finjo; do por poco
se espanta el corazón. Y como el viento
oigo silbar entre estas plantas, yo ese
infinito silencio a estas voces
voy comparando: y lo eterno evoco
y las muertas edades, y la viva
y presente, y su son. Así entre esta
inmensidad se anega el pensamiento
y el naufragar me es dulce en este mar.

           Versión de Luis Martínez Merlo

Siempre amado me fue este otero yermo,
y este seto que impide la mirada
del último horizonte en tanta parte.
Mas sentado y mirando, interminable
espacio tras de aquel, y un sobrehumano
silencio, y una calma profundísima
en la mente imagino, tal que casi
siente miedo mi pecho. Y cuando el viento
oigo sonar entre esas plantas, ese
infinito silencio, y esta voz
voy comparando; y en lo eterno pienso,
las edades ya muertas, la presente
y viva, y su sonido. Así tras esta
inmensidad se anega el pensamiento:
y dulcemente en este mar naufrago.

Versión de Enrique Baltanás

Siempre este aislado cerro me gustó,
y estas malezas que por tantas partes
del lejano confín la vista impiden.
Pero al sentarme aquí, mirando al lejos,
un gran espacio en calma y en silencio
eterno e infinito me imagino.
Y un poco el corazón se sobrecoge.
Cuando el viento resuena entre las ramas,
comparo aquel silencio a aquel silbido
y ya evoco lo eterno, ya el pasado,
ya la presente edad, viva y sonora,
y mi alma en infinito se me adentra.
Y naufragar en este mar me es dulce.
 

2 comentarios:

viñamarina dijo...

Il cor non si spaura (línea 8)

E le morte stagioni (línea 12)


Di niente!

Anónimo dijo...

Nunca he tenido muy claro si lo dulce es el mar, el naufragio, o el islote con viento, vegetación, ruido y estaciones al que el náufrago es devuelto por el mar.
Con todo, el español de tu infinito (casi sin islote: no hay aquel y este, sino aquel y aquel)suena muy bien.
C.