LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

lunes, 11 de diciembre de 2006

Ecos (I): Sobre Rico y Reverte


Abelardo Linares, en el blog de Arcadi Espasa, cuelga este comentario de texto sobre el príncipe de nuestros comentaristas de textos, esta vez metido a sonetista en loor del novelista:

"Estar leyendo ahorita, desde el D.F., EL PAIS en su versión mexicana sabe como más sabroso. Tanto más si uno puede echarse a los ojos los casi siempre indefraudables Isaac Rosa, Manuel Rivas y Suso del Toro.

Y para completar el festivo festín, Babelia con dos páginas y media dedicadas al último novelón de verte y Reverte y el académico estrambote de un soneto, o cosa así, del catedrático Francisco Rico.

En él cuenta que "con la máscara vestida" le pilla la farsa de la historia y que no picará "en el cebo" (no el cebo) de la vida, que es el "turbio nombre que Dios puso a la muerte". Aunque si Dios puso el nombre de muerte a la vida, el que debería estar turbio es Dios y no el nombre, por mucho que nos asombre. Para aumentar la mortandad, llama luego Rico homicida a la naturaleza, aunque el mismo reconoce que no le mata sino que sólo le "aporrea" hasta volverle inerte. Lo que es de creer una vez leído el soneto. Para seguir sangriento, cita un libro de Xavier Zubiri y termina el segundo cuarteto declarando que "Naturaleza, historia y Dios, Reverte,/ no harán que me desangre por la herida". Como cuando a uno le aporrean, como a Rico o a su protagonista, lo que se producen son moretones, no se entiende bien de qué herida habla. Pero poco importa porque ya empieza el primer terceto confesándonos que "En nadie creo ya, en nadie espero". ¿En qué quedamos? ¿No cree ni siquiera el laureado académico en su homenajeado Pérez Reverte?

Sigue luego un endecasílabo un tanto críptico: "y no me amo yo más que a otro del hato", en el que pudiera haber, acaso, algún defecto de transcripción. Quizás debiera leerse: "y no me amo más pues sufro flato" o "y no me amo más porque es barato" o aún: "y no me amo más que se ama un gato" e incluso: "y amándome me doy liebre por gato". En todo caso, la forzada sinéresis producida por la introducción extemporánea del "yo" en quinta sílaba afea el verso, obligándonos a leer algo así como: "y no mamo yo más que a otro del hato", lo que no queda demasiado fino.

Finaliza el primer terceto con con un verso increíble: "Guardo la compostura, veo y río". Increíble, no sólo porque no hay quien se lo crea sino porque no es cierto. Ni Alatriste ni Reverte han guardado nunca la postura ni la compostura y si el laureado y prolífico profesor quisiera realmente guardar la compostura no debiera dedicarse a infligirnos sonetos como este. En cuanto a lo de reir, eso sí, pero los lectores.
En el terceto final, Rico echa el resto y lanza una andanada retórica, o al menos un buen perdigonazo: "O si acaso desprecio... Nada quiero./ Sólo matar el tiempo en quienes mato,/ Batiendo el ala triste del hastío". Pero ese "Sólo matar el tiempo en quienes mato" está más a la altura de las moscas víctimas del sastrecillo valiente que de un émulo del capitán Alonso de Contreras o de don Diego Duque de Estrada, las verdaderas fuentes del Alatriste del avispado Pérez Reverte, continuador, por otra parte, del muy olvidado Rafael Pérez y Pérez.

Rico parece querer apuntar a don Manuel Machado, pero no llega ni a Diego San José. Eso sí, se le ve afición y buenas lecturas."

1 comentario:

E. G-Máiquez dijo...

¡Riquísimo!