LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

miércoles, 4 de julio de 2007

El pensar paradójico


Tusquets acaba de publicar el libro de Roy Sorensen Breve historia de la paradoja. Copio aquí el texto de la solapa:
"Los diccionarios suelen advertirnos de que las paradojas (del griego parádoxos, «contrario a la opinión común») son razonamientos aparentemente válidos que conducen a conclusiones absurdas. Nacidos del placer que los antiguos griegos extraían de sus continuas disputas verbales y su gusto por la contradicción y el debate intelectual, estos desafíos lógicos y filosóficos representan, según el autor de este estimulante libro, un acceso privilegiado a las preguntas fundamentales de la historia del pensamiento. Y ya se sabe que la mejor filosofía es la que nos llena de preguntas, no de respuestas. Una buena paradoja tensa al máximo nuestra imaginación y nuestra razón, y nos enseña así a ver el mundo con otros ojos.
Con rigor y erudición, el profesor Roy Sorensen describe los entresijos de la extraña carrera en que se vieron envueltos Aquiles y la pertinaz tortuga; aborda las disquisiciones medievales sobre si Dios puede o no crear alguna entidad que le supere a él mismo en potencia –con lo que Dios, omnipotente por definición, podía dejar de ser Dios–; explica las antinomias kantianas relativas al espacio y el tiempo –si el tiempo pasado es infinito, ¿cómo hemos podido llegar hasta el instante presente?; si el tiempo ha comenzado en un instante cualquiera del pasado, ¿qué había antes del tiempo... sino más tiempo?– o nos conduce por los laberintos mentales que, para iluminar la realidad, idearon pensadores tan heterodoxos como Lewis Carroll, Ludwig Wittgenstein o Bertrand Russell."

Lo que yo concluyo -al menos por ahora- es que la razón humana es un laberinto del que nunca saldremos si sólo confiamos en ella. Porque la razón es el laberinto, no el hilo que nos saca de allí.
La resolución de cualquier paradoja laberíntico-racional nos la revela el viejísimo cuento:
"Ariadna entonces le entregó a Teseo una punta de un hilo muy largo, y le dijo que por ningún motivo lo soltara mientras estuviera dentro del laberinto. Ella sostenía la otra punta del hilo, y gracias a eso, Teseo podía seguir el hilo de vuelta a la entrada del laberinto."

11 comentarios:

Dal dijo...

¡Qué libro más apetecible! Engrosará mi lista de lecturas veraniegas.
Gracias por la referencia.

Anónimo dijo...

"La razón es el laberinto, no el hilo que nos saca de allí".
Me parecen maravillosas la entrada, la conclusión, y la salida del laberinto. Y también la ilustración: ese Minotauro mosqueado que parece que se huele lo del hilo.
¿Y sería posible que dijeras, aunque también sea por ahora, qué piensas que es el hilo?

Pericoteo dijo...

Lo que me extraña es que entre los Russell, Carroll y Wittgenstein no aparezca Borges que trató estos temas con asiduidad.

reikiaduo dijo...

Nuestro cerebro necesita de preguntas, sobre todo que jamás se terminen, que se sucedan siempre a si mismas unas a otras, que crezcan y se multipliquen; eso le encanta; él es pregunto-fílico

Servidor necesita respuestas

Joaquín dijo...

El libro del profesor Sorensen es espléndido, muy solvente, y avalado por haberse publicado en las prensas de la Universidad de Oxford (2003). Lo tengo en mi lista.

Creo que el summum de la literatura paradójica es el diálogo "Parménides", que sirve de magnífico entrenamiento mental.

Aunque las paradojas (como las célebres de Zenón, o de Russell) son un caso particular del "pensamiento paradójico", que para definirlo brevemente es el que da en pensar ideas que se salen de los carriles del sentido común.

Jesús Beades dijo...

(...) le cogí (al ladrón) con un anzuelo y una caña invisibles, lo bastante largos como para dejarle caminar hasta el fin del mundo y hacerle regresar con un tirón del hilo". (G.K. Chesterton)

Mirando -como hizo Lewis- los mitos todos como prefiguración de la Revelación, es muy jugosa la narración del hilo de Ariadna para ilustrar la fe como confianza directa. Muy bien visto lo de la razón como laberinto. Así lo veía Borges, aunque él no introdujo la idea del hilo, sino que expresaba su estupor tan sólo, ante el plano ideado por Dédalo, en versos geniales.

Isaac García Expósito dijo...

Leyendo la reseña que haces, me da la sensación que este es un libro de mucha superficie y poca hondura.

Primero porque los filósofos en la Edad Media eran bastante serios y según explica la esquelita, parecen unos memos. El tema del tiempo lo resolvió San Agustín en la Ciudad de Dios, aportando una idea que retomaría nada menos que Einstein 16 siglos después. El tiempo empieza con la creación.


Reducir el pensamiento a paradojas es una bobería. Y no estamos hablando de bobos precisamente. Ni eran estúpidos en la Griega clásica ni eran idiotas los filósofos medievales. Para leer algo serio del tema habría que volver a una obra clásica, como la de Gilson. Pero el gran público prefiere la lectura basura.

Anónimo dijo...

Cuando Ariadna se cansó de aguantarle el hilo a todo el que entraba en el laberinto, clavó una alcayata a la entrada y se llevó el ovillo (le haría falta para algo y además era suyo). Desde entonces todo el que quiere entrar en el laberinto –con idea de salir, claro- se tiene que llevar su propio hilo y amarrarlo a la alcayata. Y en eso estamos: que si el nylon es mejor que el esparto, que si la seda pesa menos, que si vivan las caenas; y tal.

Joaquín dijo...

Bueno, todavía no le he hincado el diente al libro de Sorensen (ahora estoy enfrascado en la autobiografía de Popper), pero el estudio de las paradojas no interesa como mero pasatiempo intelectual, lo mismo que se hacen "sudokus". Sirve para extraer importantísimas conclusiones sobre los límites infranqueables del conocimiento, que ya discutía Platón en los diálogos "críticos" o de vejes (el Parménides, el Teeteto, el Sofista) y que tiene como máximo exponente contemporáneo el teorema de Gödel, del que no me atrevo a hablar porque soy profano. Pero reconozco que estudiar las paradojas "porque sí" es una tontería.

Enrique Baltanás dijo...

"...Ud. busca, me dice. ¡Oh, profesor de filosofía, oh cartesiano! ¡Vd. cree, como Malebranche, que la verdad se indaga!¡Vd. cree que el espíritu humano puede lo que sea! ¡Vd. cree, se podría decir, que con un cierto grado de dedicación, una persona que tiene los ojos negros llegaría a conseguir unos ojos verdes con salpicaduras de oro! Acabará por comprender que sólo se encuentra el día en que muy humildemente se renuncia a buscar lo que tan a mano teníamos sin saberlo..."

Carta de L. Bloy a J. Maritain (29-VIII-1905)

Anónimo dijo...

Ya que estamos,

'Admitamos lo que todos los idealistas admiten: el carácter alucinatorio del mundo. Hagamos lo que ningún idealista ha hecho: busquemos irrealidades que confirmen ese carácter.'

J.L.B