LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

martes, 27 de diciembre de 2011

SOBRE MUERTE Y VEJEZ

¿Vale más morir lenta o repentinamente? Mi horror por la vejez y sus caducidades me inclina hacia la segunda rama de la alternativa; presenta ésta sin embargo el riesgo de hacernos dejar este mundo sin haber conocido la fragilidad del ser humano, es decir, sin haber recibido esta irreemplazable lección de humildad que da la conciencia de la dependencia del alma en relación al cuerpo. La decrepitud desarma al Yo. Exactitud de la fórmula "no es más que la sombra de sí mismo"...

Gustave Thibon, Aux ailes de la lettre, Pensées inédites 1932-1982 (Éditions du Rocher, 2006)

6 comentarios:

Miriam dijo...

Ayuda a reflexionar este texto, sobretodo al ver a "mis mayores" hacerse mayores
Gracias

Unknown dijo...

Muy interesante la perspectiva..

L.N.J. dijo...

Hola Enrique, te dejo estas palabras del libro que estoy leyendo:

He oído hablar de un hombre que hizo un testamento cuando murió. Y en el testamento dijo: "escribid en mi tumba: nacido en tal año, muerto a los treinta, enterrado a los setenta".

Una cosa es el entierro, otra la muerte. Y otra cuando la sociedad se entera de que te has muerto.

* *

No sé si has visto alguna vez la sombra de una persona fallecida, la luz de una pequeña lámpara deba en la sombra y la iluminaba; mientras el cadáver estaba sombrío.

En fin, que me entran escalofríos.

Besos.

Samuel J. dijo...

Sólo somos nosotros mismos en un momento concreto de nuestra vida. Lo demás es el camino de ida y de vuelta. Y en ese camino estamos absolutamente muertos.

Saludos.

Anónimo dijo...

lnj, cuando comentas incitas a muchas cosas. Eso me gusta.

gatoflauta dijo...

Discrepo de la afirmación de Samuel Juliá: no es cierto, como él afirma, que sólo estemos vivos en un momento (así sea el más alto) de nuestra vida, y muertos el resto del tiempo. Lo que ocurre, a mi parecer, es que no hay una sola, sino infinitas maneras de estar vivo, todas ellas valiosas si se sabe vivirlas. Quien no acepta más que lo absolutamente excepcional, no sabe lo que se pierde. O quizá sí: la vida, la vida misma, tan rica y tan diversa.